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Declaración de la Campaña Estatal contra la Ocupación y por la Soberanía de Iraq

Retirada de las tropas estadounidenses de Iraq

Fuentes: IraqSolidaridad

El proyecto imperialista anglo-estadounidense de controlar Iraq ha fracasado. A pesar de que las fuerzas ocupantes han fomentado la división étnica y sectaria del país como forma de doblegar la voluntad del pueblo iraquí, no han conseguido hacerse con el control de Iraq, por lo que la retirada estadounidense es una victoria de la resistencia […]

El proyecto imperialista anglo-estadounidense de controlar Iraq ha fracasado. A pesar de que las fuerzas ocupantes han fomentado la división étnica y sectaria del país como forma de doblegar la voluntad del pueblo iraquí, no han conseguido hacerse con el control de Iraq, por lo que la retirada estadounidense es una victoria de la resistencia iraquí.

Tras casi nueve años de ocupación, EEUU ha tenido que evacuar a las últimas tropas de combate que quedaban en Iraq. El proyecto imperialista anglo-estadounidense de controlar Iraq ha fracasado. A pesar de que las fuerzas ocupantes han fomentado la división étnica y sectaria del país como forma de doblegar la voluntad del pueblo iraquí, no han conseguido hacerse con el control de Iraq, por lo que la retirada estadounidense es una victoria de la resistencia iraquí.

El pueblo iraquí aún tiene enemigos que vencer y retos que enfrentar en este nuevo proceso. La salida estadounidense deja el país en manos de un gobierno cuyos hilos se mueven desde Irán y que será combatido por el pueblo iraquí hasta alcanzar la plena soberanía. Además, aún queda por desenmascarar el apoyo de Israel al separatismo sectario kurdo, el desmantelamiento de las milicias armadas confesionales y sectarias, y hacer público y denunciar el papel que juega Al-Qaeda a favor de los fines y objetivos de EE.UU., Arabia Saudí e Irán.

La retirada de EE.UU. ha de que implicar necesariamente la retirada de todos aquéllos que llegaron a Iraq a la sombra de las tropas de ocupación aliadas dirigidas por la coalición anglo-estadounidense, que han gobernado de forma ilegal el país (con elementos pro iraníes como Nuri al-Maliki o pro imperialistas como Ahmad al-Chalabi), que han sembrado el pánico y han potenciado el sectarismo entre la población iraquí.

Las tropas de EE.UU. en Iraq han sido derrotadas y se han ido, pero jamás podremos ni debemos olvidar el elevado coste humano y material que ha significado para la población iraquí: el cómputo inacabable de pérdida de vidas humanas (según la organización estadounidense Opinión Research Business, ya en febrero de 2008 habrían muerto, como consecuencia de la ocupación, 1.033.239 iraquíes), el éxodo y el exilio masivo de cinco millones de personas, el desmantelamiento de las instituciones, el saqueo de museos, archivos y bibliotecas, la destrucción material del país y de los medios de subsistencia de su población, el expolio de las riquezas naturales y del petróleo, la anulación de una memoria colectiva integradora y la destrucción de la tupida trama social iraquí. En definitiva, la destrucción de un país soberano que había construido un modelo diferente en Oriente Próximo y que en la actualidad es el noveno peor Estado fallido del mundo (ranking de Foreign Policy respecto a 2011) [1]. El reto al que se enfrenta el pueblo iraquí es la recuperación total de su soberanía y la reconstrucción de lo perdido y robado que, si bien va a suponer una tarea casi imposible a corto plazo, ha de ser el objetivo del pueblo y de la resistencia iraquí.

El actual proceso político, conducido por Nuri al Maliki y dirigido por una ocupación ilícita mediante fraudulentos procesos que pretendían ser democráticos, no es en absoluto el reflejo de los deseos políticos de la población iraquí, como bien demuestran las movilizaciones de la población.

A pesar de la tremenda losa que significa para la población iraquí esta situación, el pueblo iraquí se ha enfrentado a esta agresión por todos los medios legítimos que le otorgan tanto el Derecho como las Convenciones internacionales a través de su irrenunciable derecho a la defensa de su dignidad, independencia y autodeterminación.

La retirada de las tropas de EE.UU. se realiza en el marco de la revolución de los jóvenes iraquíes, que se llevan movilizando desde el 25 de febrero de 2011 [2] para exigir el final de la ocupación, el final de un gobierno incapaz de atajar las penurias en las que malvive población iraquí, que padece un 50% de desempleo y se enfrenta a diario a la carestía de los alimentos y a la falta de energía y de electricidad como elementos esenciales para que la vida sea factible; una población que ha de sobrevivir sin la tutela de un Estado efectivo, un Estado incapaz de proveer a la población de unos servicios públicos esenciales, lo que supone que la supervivencia en Iraq sea una tarea de héroes, heroicidad que el pueblo iraquí ya ha manifestado en muchas ocasiones a lo largo de su historia más reciente.

La retirada de las tropas estadounidenses debe permitir que el movimiento patriótico iraquí junto a todas sus facciones, partidos y personalidades resistentes contrarias al proyecto de ocupación trabaje por la preservación de la unidad de Iraq y el rechazo de las cuotas sectarias y confesionales, por el diálogo como método para solucionar los problemas, por la defensa del pluripartidismo y la alternancia pacífica del ejercicio del poder a través de las urnas como medio de expresión de la voluntad del pueblo, por el rechazo al actual proceso político bajo la sombra de la ocupación, por la igualdad ante la ley de toda la ciudadanía, con independencia de su religión, lengua o sexo.

Hoy, más que nunca, es importante que la comunidad internacional aplauda la retirada de las tropas ocupantes de Estados Unidos y apoye al pueblo iraquí para que las fuerzas políticas en resistencia encuentren el camino de la unificación de todas las facciones, de forma que el pueblo iraquí pueda ejercer libremente su derecho de autodeterminación ante la perspectiva amenazadora de un Irán que intentará arrastrarle a una guerra sectaria.

Será necesario que la resistencia política denuncie la situación de la población iraquí afectada por las bombas químicas, el uranio empobrecido y el fósforo blanco a lo largo de este proceso de ocupación, y también del período anterior, al mismo tiempo que ejerza la máxima presión para llevar ante el Tribunal Penal Internacional a los causantes de los asesinatos de inocentes iraquíes, proceder a un juicio justo y exigir el pago de las indemnizaciones de guerra, de acuerdo a la legislación internacional vigente [3].

La legítima resistencia iraquí, única representante genuina del pueblo iraquí, es la principal garante de la libertad, la unidad y la identidad de Iraq, así como la encargada de preservar su riqueza y su futuro, y es la esperanza del pueblo iraquí.

Notas de IraqSolidaridad:

(1) Véase el mapa interactivo de los Estados fallidos del mundo en el que Iraq aparece como el noveno peor del mundo. Disponible en: http://www.fp-es.org/indice_estados_fallidos_2011/index.html

(2) Todo lo relativo a estas movilizaciones puede consultarse en nuestro blog, bajo el apartado «Las revueltas de los jóvenes iraquíes».

(3) Véase toda la información respecto al Tribunal Kuala Lumpur sobre Crímenes de Guerra, celebrado hace escasos meses y cuya resolución condena sin paliativos la actuación de los dirigentes de Estados Unidos y Reino Unido en nuestro blog IraqSolidaridad/Tribunal Kuala Lumpur.

Fuente: http://iraqsolidaridad.wordpress.com/2012/01/02/retirada-de-las-tropas-estadounidenses-de-iraq/

rCR