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Retos de 2007-2008: Iraq avanza hacia sus peores momentos

Fuentes: IPS

Traducido del inglés por Beatriz Morales Bastos

A pesar de todas las afirmaciones de mejora, 2007 ha sido el peor año hasta ahora en Iraq.

Una de las grandes medidas de este año fue el lanzamiento de la «oleada» de tropas estadounidenses por parte del gobierno estadounidense a mediados de febrero. El objetivo era mejorar la seguridad en Bagdad y en la provincia occidental de al-Anbar, las dos zonas más violentas. Para el mes de junio se habían desplegado a Iraq 28.000 soldados estadounidenses más, con lo que el número total de estos llegó a más de 160.000.

Para el otoño había más de 175.000 miembros del personal militar estadounidense en Iraq. Esto supone la cifra más alta hasta el momento de soldados estadounidenses desplegados y aunque el gobierno sigue hablando de retirar algunos, las cifras sobre el terreno parecen contradecir estas promesas.

La administración Bush afirmó que la «oleada» también tenía el objetivo de poner freno a las matanzas sectarias y de ganar tiempo para una reforma política del gobierno del primer ministro Nouri al-Maliki respaldado por Estados Unidos.

Según el Creciente Rojo Iraquí, el número de iraquíes desplazados de sus casas se cuadriplicó durante la «oleada». El Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (UNHCR, por sus siglas en inglés) calcula que para finales de 2007 el número de personas desplazadas internas en Iraq será de más de 2.300.000 iraquíes y el de las personas que han tenido que huir del país sera de de más de 2.300.000 iraquíes .

Iraq tiene una población de 25 millones de habitantes.

La ONG Refugees International describe el problema de los refugiados de Iraq como «la crisis de refugiados que más rápidamente crece del mundo».

El gobierno sirio empezó desde octubre a exigir visados a los iraquíes. Hasta entonces Siria era el único país que permitía entrar a los refugiados sin un visado. Las nuevas restricciones han obligado a algunos iraquíes a volver a Bagdad, pero la cifra es bastante inferior a 50.000 personas.

Un reciente estudio de UNHCR sobre las familias que retornaban concluyó que menos del 18% lo había hecho por deseo propio. La mayoría había vuelto porque no tenía visado, se había quedado sin dinero estando fuera o había sido deportada.

Aunque las matanzas sectarias han descendido en los últimos meses, continúan todavía. Diariamente se siguen arrojando cadáveres a las calles de Bagdad.

Una de las razones del descenso del nivel de la violencia es que la mayor parte de Bagdad ha sido dividido según líneas sectarias. Barrios enteros están ahora rodeados de muros de cemento de varios metros de altura, con unos estrictos checkpoints de seguridad. La vida normal casi ha desaparecido.

El Creciente Rojo Iraquí señala que 8 de cada 10 refugiados proceden de Bagdad.

Para finales de 2007 los ataques contra las fuerzas de ocupación disminuyeron sustancialmente, pero sigue habiendo más de 2.000 al mes. Están mejorando las infraestructuras iraquíes, como el suministro de agua potable y de electricidad, pero siguen estando por debajo de los niveles anteriores a la invasión. Algo similar ocurre con el índice de paro y de las exportaciones de petróleo. Según el gobierno iraquí, el paro asciende al 60% de la población .

Un informe de Oxfam Internacional publicado en julio afirma que el 70% de los iraquíes carece de acceso al agua para beber segura y que el 43% vive con menos de un dólar al día. El informe también señala que 8 millones de iraquíes necesitan ayuda de emergencia.

«Los iraquíes sufren una creciente carencia de comida, alojamiento, agua y servicios higiénicos, sanidad, educación y empleo», afirma el informe. «De los 4 millones de iraquíes que dependen de la ayuda alimenticia sólo el 60% tiene acceso actualmente a las raciones a través de Sistema de Distribución Pública gestionado por el gobierno, frente al 96% en 2004».

Casi 10 millones de personas dependen del frágil sistema de racionamiento. Este mes de diciembre el gobierno iraquí anunció que recortaría el número de productos de la ración alimenticia de 10 a 5 debido a «la insuficiencia de fondos y a la espiral de la inflación». Se afirma que la tasa de inflación está oficialmente en torno al 70%.

Los recortes se introducirán a principios de 2008 y han llevado a que se den señales de descontento social si no se toman medidas para solucionar los crecientes pobreza y paro.

Los niños iraquíes siguen siendo quienes más sufren. Las tasas de desnutrición infantil han aumentado del 19% durante el periodo de las sanciones económicas al actual 28%.

Este año también ha sido uno de los más sangrientos de toda la ocupación. El grupo Just Foreign Policy, «una organización de masas independiente y no partidista dedicada a reformar la política exterior estadounidenses», calcula que el número total de iraquíes muertos debido a la invasión y ocupación encabezada por Estados Unidos asciende a 1.139.602.

Este año han muerto en Iraq 894 soldados estadounidenses, lo que, según ICasualties.org convierte al año 2007 en el más mortífero de toda la ocupación para el ejército estadounidenses.

Según el departamento de Defensa estadounidenses, hasta la fecha han muerto en Iraq al menos 3.896 soldados estadounidenses.

Parte de los intentos del ejército estadounidense de reducir la violencia ha consistido en pagar a ex-combatientes de la resistencia. A finales de 2007 el ejército estadounidense empezó a pagar salarios mensuales de 300 dólares a ex-combatientes, a los que ahora denomina «ciudadanos locales preocupados».

Aunque esta política ha reducido la violencia en [la provincia de] al-Anbar, también ha incrementado las divisiones políticas entre el partido político chií dominante y los sunníes (la mayoría de estos «ciudadanos preocupados» a los que se paga son musulmanes sunníes). El primer ministro Maliki ha afirmado que estos «ciudadanos locales preocupados» nunca formarán parte del aparato de seguridad del Estado, que está compuesto predominantemente por miembros de varias milicias chiíes.

Otro destacado fracaso de la denominada «oleada» es el hecho de que el gobierno de Bagdad respaldado por Estados Unidos está más dividido que nunca y de que se han desvanecido las esperanzas de reconciliación.

Según una reciente encuesta de ABC/BBC, el 98% de los sunníes y el 84% de los chiíes quiere que el ejército estadounidense se vaya de su país.

Enlace con el original: www.ipsnews.net/news.asp?idnews=40637