Diecinueve integrantes de un batallón de transporte del ejército de Estados Unidos se convirtieron en el primer caso conocido de soldados en Irak en negarse a cumplir órdenes de sus comandantes por la deteriorada situación de seguridad y falta de equipo adecuado para proteger a las tropas, lo cual podría convertirse en una pesadilla política […]
Diecinueve integrantes de un batallón de transporte del ejército de Estados Unidos se convirtieron en el primer caso conocido de soldados en Irak en negarse a cumplir órdenes de sus comandantes por la deteriorada situación de seguridad y falta de equipo adecuado para proteger a las tropas, lo cual podría convertirse en una pesadilla política para la Casa Blanca en esta coyuntura electoral.
El incidente en sí es hasta ahora un acto limitado a unos cuantos militares, y no hay indicios de que sea el comienzo de una tendencia más amplia entre los soldados estadunidenses en ese país.
Pero, a la vez, podría convertirse en un problema mayor no en Irak, sino en Estados Unidos, para el presidente George W. Bush, ya que reforzaría las acusaciones del candidato presidencial demócrata, John Kerry, quien ha reiterado que la situación militar en el país petrolero está empeorando y que las fuerzas militares estadunidenses no cuentan con suficiente equipo y apoyo para su seguridad.
El incidente, que el Pentágono confirmó, resultó en el arresto de los soldados por desobedecer órdenes directas, es otra ilustración viva del deterioro de la situación de seguridad en Irak y prueba que funcionarios del gobierno de Bush no han brindado suficiente equipo de protección para las tropas estadunidenses. El Pentágono aceptó que sí hubo «problemas de equipo» en el hecho.
El caso se dio a conocer en el país no por las tropas, sino por los familiares de los militares, que informaron a un periódico local en Jackson, Mississippi, que el miércoles pasado unos 19 soldados rehusaron cumplir órdenes de conducir camiones transportando combustible a Taji, al norte de Bagdad.
«No tienen protección antibalas para los vehículos, y éstos no pueden ser manejados a gran velocidad. Simplemente no es seguro estar en territorio hostil», aseveró Patricia McCook, esposa del sargento Larry O. McCook, uno de los soldados que rehusó cumplir con las órdenes para transportar el comestible.
Los soldados acusaron que varios de los camiones de combustible no habían recibido buen mantenimiento, que el Ejército no contaba con suficientes vehículos Humvee y helicópteros para apoyar y proteger el convoy y que el combustible que estaban transportando se había contaminado y ya no se podía usar.
Teresa Hill, en Alabama, cuya hija Amber McClenny se encuentra ahora detenida, declaró al rotativo Mississippi Clarion Ledger que los camiones tenían una velocidad pico de 40 millas por hora. «Sabían que había una posibilidad de 99 por ciento de que serían emboscados y que les dispararían», señaló Hill y añadió que se lo había dicho su hija. «No tendrían manera de responder» a un ataque.
El Pentágono confirmó al noticiero nacional de CBS News que los 19 soldados han sido liberados y que tenían «algunas preocupaciones válidas». De hecho, ahora esos militares podrían no ser acusados formalmente en el incidente.
Patricia McCook declaró a CBS News que «por ahora se están inspeccionando técnicamente los vehículos y van a colocar blindaje antibalas en los vehículos».
Soldados estadunidneses en Irak se han quejado repetidamente por la falta de blindaje adecuado para sus vehículos, y hay varios casos en que familiares han usado su propio dinero para enviar chalecos antibalas y otra protección a militaress en Irak, ya que el Pentágono no está proporcionando suficiente equipo protector.
Como concluyó CBS News esta noche: «la pregunta preocupante permanece: ¿los soldados en Irak estarán empezando a pensar que la misión no vale el riesgo?»