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Sebastián Liera, un comunic@ctor (y II)

Fuentes: Rebelión

Este 2023, el actor de teatro, promotor cultural y tejedor de redes colaborativas Sebastián Liera celebra sus primeros 30 años como periodista independiente, los cuales cumplió, en realidad, hace dos años; sólo que aquél 2021 había sido un año marcado por diversos duelos que se coronaron con la muerte de su hermano, el escritor, dibujante y videoasta de izquierdas Nicolás López Cruz.

En esta segunda parte, conversa con Ideia Zabaldu sobre el andar periodístico que podría decirse le dio madurez a su oficio: el Centro de Comunicación Juvenil de Cultura Joven y sus proyectos, la creación de la RED@ctuar en el seno de la UNAM, las colaboraciones para La Jornada Morelos y su llegada a Rebelión, periódico digital al que defendió como wikipedista promoviendo una revisión del caso que quedó identificado como de abierta censura, o su próximo taller: Comunic@cción ¿3.0?

Háblanos de los proyectos periodísticos del Centro de Comunicación Juvenil de Cultura Joven, ¿es cierto que el logo del CCJ lo dibujaste tú?

Sí, es cierto; se trata de un acercamiento a Don Durito de la Selva Lacandona, personaje literario creado por el finado Subcomandante Marcos. Los proyectos del CCJ cuando yo estuve con ellas y ello, fueron una revista llamada Generación Z, de la que retomo el nombre que le dio Juan Machín para el tándem con la RED@ctuar 2.0; un suplemento catorcenal al que bautizamos como “El Circo”, que iba encartado en El Regional del Sur, y un programa de radio de nombre “La Banda”, dentro de una barra de radio “La Vida Nuestra” que gestionó un colectivo de organizaciones de la sociedad civil con el Sistema Morelense de Radio y Televisión. Esos tres proyectos fueron una escuela periodística para muchos de nosotros, independientemente de que viniéramos de experiencias del oficio en el pasado; se trataba de proyectos que no sólo recogían las voces de la banda organizada, sino que los hacíamos la misma banda organizada. Otra escuela, muy exprés, que se tomó de la mano del Centro de Comunicación Juvenil, fue la articulación de la comisión de prensa para la cobertura de la Consulta por los Derechos y la Cultura de los Pueblos Indios y contra la Guerra de Exterminio, convocada por el EZLN. Nunca como entonces he vuelto a participar en un proyecto periodístico de esas características: hacíamos de todo. Nomás porque después de esas experiencias cada una nos desbalagamos hacia otros rumbos; pero, de haber seguido juntas, estaríamos apuntalando proyectos periodísticos que sí serían un referente para otras y otros compas… tal vez esa sí hubiera sido la cooperativa de medios que sueño.

Estabas ante la disyuntiva de iniciar un proyecto periodístico como el que siempre has soñado o profesionalizarte en las artes escénicas, y elegiste…

Profesionalizarme en las artes escénicas. Para ese entonces ya era papa y tenía que apostar por un futuro que, sin traicionarme, significara la mejor respuesta a la precarización de siempre; pensé que esa respuesta me la daría la profesionalización como hombre de teatro.

Y, allí es cuando nos conocemos.

Sí, porque, como decías al principio de la charla, la política es mi primer amor, y habiendo entrado al CUT (Centro Universitario de Teatro de la UNAM) luego de la huelga de 1999-2000, a mí me parecía una contradicción enorme no generar los espacios que nos sirvieran para conversar como comunidad estudiantil sobre nuestro futuro como centro universitario y como Universidad toda.

Y, nació la RED@ctuar.

De la que también tú eres una pieza fundamental, junto con Jessica (Cortés) y, de vez en vez, Alicia (Lara).

¿No podrías convocarnos de nuevo e invitarnos para hacer esa cooperativa con la que sueñas?

Esa es la pregunta del millón: ¿podría? Ahora las tres son mujeres híper ocupadas: Jessica estudia dos carreras y da clases de teatro en dos lugares, además de estar maternando; Alicia anda gestando proyectos desde lo que parece es su propia casa productora, da clases también y anda de casting en casting buscando chamba en el cine nacional, y tú, querida, bueno: a ti te veo cada cambio de sexenio. Pero, no creas que no lo he pensado; lo pienso a cada rato… sólo que quiero armar una propuesta que sea muy concreta para que les haga sentido.

Esa propuesta, ¿tiene algo que ver con tu taller “Comunic@ccion ¿3.0?”?

Más bien al verés: el taller tiene que ver con la propuesta; aquí el orden de los factores sí altera el resultado.

¿Por qué?

Comunic@cción ¿3.0? se inscribe en el proyecto “Puentes Intergeneracionales” que codiseñamos en Deliro Teatro, y la idea es cocrear estrategias de comunicación de manera colaborativa para distintos proyectos; los de las personas que se apunten a participar en el taller. Amén de sus contenidos, el taller busca ser una experiencia que permita sentar las bases para ir tejiendo una comunidad de personas vinculadas a las artes escénicas, pero con tareas de comunicación en torno a esas artes escénicas; el principio es el mismo de siempre: tomar los medios y ser las mismas personas que trabajamos la escena quienes contemos nuestras propias historias. El reto está en que quienes trabajamos la escena estamos ocupadas en ello y no tenemos tiempo de hacer el trabajo de contar nuestras historias: o las hacemos sobre las tablas o las contamos en los medios.

Lo ideal sería que las y los colegas del oficio periodístico se acercaran a nosotras y se interesaran por nuestras historias; pero, la mayoría de nuestros proyectos no son “periodísticamente importantes” para sus empresas. ¿Te has dado cuenta que en la mayoría de los medios la fuente de cultura se ha reducido a su mínima expresión? Hay entidades federativas que no tienen una sola persona encargada exclusivamente de dicha fuente; las más de las veces, salvo las cada vez más contadas excepciones, nos cubren colegas que son al periodismo lo que los médicos familiares a la medicina general en el sector público: periodistas que redactan a destajo de 30 a 60 notas al día sin importar la fuente, no especialistas en la materia que cubren; como en el IMSS o en el ISSSTE (las instituciones de salud pública en México), están obligados a cubrir una cuota de notas (por no decir pacientes o, peor, clientes) que les permita desquitar el paupérrimo salario de sus empresas mediáticas.

Por eso, la convocatoria al taller no es a actrices o actores, ni a directoras o directores, etcétera; la convocatoria es a las personas que vinculadas a distintos proyectos escénicos estén encargadas de los medios (redes sociocomunicacionales) de sus respectivas compañías, con la idea de poner la mirada más allá de las fronteras de nuestras propias agrupaciones y tejer una red colaborativa que nos permita cubrirnos las unas a las otras.

Eso suena a una chamba extra.

Por eso el costo-inversión es distinto. Si quieres participar en el taller sólo para obtener beneficios propios y no chambear con los demás, el costo-inversión es uno; pero, si te animas a ser parte de esta red colaborativa y participar de su experiencia en un sentido de cooper@cción, el costo-inversión es otro: buscamos poner un poco en jaque el valor de cambio para dar más peso al valor de uso, y, para ello, parte del costo-beneficio lo estamos midiendo en otro tipo de “moneda” que no sea la de los capitales bancarios o financieros, sino la del trabajo colaborativo… o colabor@ctivo.

Lo que siempre buscaste que fuera la RED@ctuar.

Lo que sigo buscando.

Y, ¿si alguien se acercara diciendo que no está en posibilidades de asumir el costo-inversión en la moneda del capital que emite el Banco de México?

Lo conversamos, desde luego; vemos cómo hacer el trueque, o por trabajo, o por tiempo, o por intercambio en especie, como en las cooperativas o los bancos de tiempo.

Nos queda en el tintero hablar de otras experiencias periodísticas tuyas, posteriores a la plataforma que fue la RED@ctuar.

Bueno, diría que nos queda hablar largo y tendido de la misma RED@ctuar; pero, eso lo hicimos hace ya varios años: cuando la RED@ctuar iba a cerrar tras nuestra mudanza a La Otra Campaña.

Cuando surgió La Otra Chilanga, ¡qué bonito proyecto!

Sí, esa también fue una rica experiencia; mucho más en red. A diferencia de lo que vivimos con el Centro de Comunicación Juvenil de Cultura Joven y la cobertura a la consulta zapatista de 1999, La Otra Chilanga se volvió un proyecto de comunicación que distintas personas en distintas partes del país se echaron sobre los hombros, como la compa Eli, o mi carnal.

Muchas veces he pensado que la RED@ctuar fue un hito de comunicación al que no se le ha concedido demasiada importancia; ¿compartes esa opinión?, ¿creerías lo mismo sobre La Otra Chilanga?

No sé cuál sería la importancia que habría que darle a la RED@ctuar; creo que si el proyecto fue importante para alguien, ese alguien habrá sabido valorarlo.

Pero, otros proyectos similares posteriores tuvieron más proyección: la revista Paso de Gato, el portal Teatromexicano.com; proyectos a los que la RED@ctuar les abrió el camino.

No estoy tan seguro de eso; más aún, yo diría que no le abrimos el camino a nadie. Es verdad que como proyecto surgimos antes que esas empresas; pero, haber emergido antes no significa que le hubiéramos trazado el camino a nadie. Quizás Jaime Chabaud sí recuerde a la RED@ctuar como una experiencia más o menos par a la de Paso de Gato, Ilya Cazes lo hacía; pero, se trataba de dos proyectos diferentes: yo diría que ahora que Paso de Gato dejará de publicarse en forma impresa estará más cerca de ser lo que fuimos la RED@ctuar, pero entonces éramos dos proyectos con líneas tan diferentes como nuestras plataformas. Y, Teatromexicano.com creo que ni siquiera supieron que existimos; ¿por qué habrían de sentirse en deuda con nosotras? Además, nosotras siempre buscamos darle la vuelta a las producciones escénicas que a ellos les ha importado cubrir, en los circuitos culturales que a ellos siempre les ha importado cubrir; nuestra impronta ha sido más política que estética… de allí que tuvieran más proyección en la “informe comunidad teatral” (“El Rayo de Apan”, dixit) que nosotras. Míranos dónde estamos ahora cada quien; mientras ellos se quejan de la 4T porque los dispendios ya no parecen caerles a manos llenas… aunque los de siempre siguen sabiendo cómo mamar del presupuesto… nosotras seguimos siendo críticas del capital y sus testaferros, se vistan del color con que se vistan: azules, amarillos, verdes, naranjas, tricolores o guindas; la mona, aunque se vista de seda, mona se queda.

¿Eres de quienes piensan que todos son iguales?

No, claro que no; eso es mero reduccionismo. Soy de quienes piensan que esos que allá arriba se pelean por ver quién representará al capital, son muy distintos entre sí; pero, que tienen cosas que los igualan: querer ser el capataz del Mandón es una de ellas. Todas las fuerzas políticas con registro legal en el INE son representantes de sectores de la burguesía; no son iguales, claro que no: algunos se decantan más por un neoliberalismo clásico que busca adelgazar al Estado, otros por la vuelta a un Estado fuerte que pueda poner a disposición del capital un cuestionable monopolio de la fuerza que ya le disputan otras fuerzas, mucho más oscuras, del mismo capital; pero, todos, más o menos cerca del fascismo, más o menos distantes, buscarán acotar el poder popular para que no ponga en jaque al capital que los manda.

Y, regresando a la otra pregunta: ¿La Otra Chilanga?

¿Si La Otra Chilanga ha tenido o no el reconocimiento por la importancia que tiene?

Sí.

Si me parece dudoso que la RED@ctuar tenga que darse sus aires de grandeza; me sería vergonzoso que La Otra Chilanga lo hiciera. La Otra Chilanga, como otros espacios similares que dieron cobertura a La Otra Campaña, al mismo tiempo que lo hicieron para con las Juntas de Buen Gobierno y, después, el Congreso Nacional Indígena, apareció en un momento coyuntural para dar cobertura al andar de la Comisión Sexta. Cuando vinieron los cambios nominales que el zapatismo hizo a La Otra Campaña para llamarla La Sexta, lo único que hicimos fue cambiarnos de nombre a La Sexta Chilanga; pero, en realidad, no hicimos nada más. En cambio, proyectos hermanos que vinieron después sí le entraron en serio a la chamba de comunicación política y social tomando los medios y poniéndolos a disposición de las comunidades y los pueblos organizados; frente al enorme trabajo que ellos han hecho, sobre todo al trabajo político, pero desde luego que también al trabajo periodístico, ¿qué importancia tiene lo que nosotras hemos hecho? Lo importante es que, cada quien su modo, cada cual haga lo que pueda con lo que tenga sin venderse y sin traicionarse. Nuestro trabajo será importante en la medida que seamos un diapasón para voces que no puedan tomar y apoderarse de los medios para hacerse escuchar por sí mismas, y, siempre, siempre, siempre, esa “importancia” no busca reconocimiento… cuando lo busque dejará de ser importante.

Y, hoy, a más de 20 años de iniciarse la RED@ctuar y a más de 15 de La Otra Chilanga, ambos se toman de la mano en el tándem RED@ctuar 2.0 – Gener@cción Z, ¿cierto?

Sí, así es: RED@ctuar 2.0 y Gener@cción Z son las dos caras de una misma moneda. Con la una, busco retomar el trabajo de comunic@cción que hacíamos con la RED@ctuar, de hecho, recojo los mismos nombres de las secciones que usábamos hace 21 años: El Gran Teatro del Mundo, para lo internacional; En la Tierra del Nopal, para lo nacional; La Cofradía, para lo de la “comunidad artística y cultural”, etcétera, y agrego otros como La Asamblea, para lo cooperativista, o Urdimbre, para lo colaborativo en red. Además, planteo tres líneas de trabajo, digamos, repositorio: El pozo de los mil demonios, para un directorio de agentes; El mercader de Venecia, para promover el trabajo de estas y estos agentes, y El retablo de las maravillas, para recoger textos teóricos y/o dramáticos varios… pero, todo o casi todo, con un matiz más estético que político. Con la otra, pretendo dar continuidad al trabajo de comunic@cción que hacíamos con La Otra Chilanga / La Sexta Chilanga / La Sexta Nius / La Hija de La Otra Chilanga… los distintos nombres del mismo proyecto que hoy es Gener@cción Z.

Z de Zapata, como dijera Juan Machín.

Z de Zapatismo, parafraseándolo, y partiendo de la idea de que el zapatismo no es patrimonio exclusivo del EZLN, así como el EZLN no lo es sólo de Marcos-Galeano… más aún, de que el EZLN no se inició por generación espontánea la madrugada del 1 de enero de 1994. Y, también, Z de Zurdas, de las mujeres que luchan; Z de Zungun, de los pueblos originarios organizados; Z de Zie, de l+s otr+s amores dign+s y solidari+s; Z de Zine, de la cultura en resistencia, o Z de Zombi, de quienes lindando en los márgenes, pese a todo, caminan rebeldes… a veces… pero, todo o casi todo, con un matiz más político que estético.

Me emociona el proyecto, de siempre; parece algo ambicioso de hacerse por una sola persona.

Pues, sí; ambicioso y agotador. Ahorita, por ejemplo, estoy buscando actualizar con algunos textos cosechados aquí y allá, tanto a la RED@ctuar 2.0 como a la Gener@cción Z… un poco como hace Grieta.

Que, dicho sea de paso, es un estilo y una forma de trabajo que siempre caracterizó a La Otra Chilanga y a sus versiones con otros nombres, y que le hizo ser reconocida como uno de los mejores 10 blogs latinoamericanos de entonces por los Premios 20Minutos de 2006.

Sí, no te digo que no; quedamos como el tercer mejor blog latinoamericano de la segunda edición de aquellos premios que hoy se llaman ya de otra forma… pero, insisto: eso no significa mas que estábamos haciendo el trabajo que teníamos que hacer.

Un trabajo que para muchas de nosotras era bien importante; muchas gracias por eso, Sebastián.

Pos, no sólo lo hice yo; allí estuvieron también al pie del cañón Jessica, Eli, mi carnal Nicolás… hasta mi hijo Adis, que por esas fechas era parte de La Otra Niñ@s… dirigiendo muchas veces toda la chamba: sin la chamba de ellas La Otra Chilanga se hubiera venido abajo muchas veces… y, también de quienes nos aportaron sus colaboraciones o nos dieron permiso de replicar sus textos que les eran publicados en otros lados, como el escritor José Ramón Enríquez, el padre Raúl Lugo, las periodistas Lydia Cacho y Gloria Muñoz Ramírez, el académico y activista Javier Hernández Alpízar, la escritora y activista Malú Huacuja del Toro… u otras blogueras, como la compa Valkyriaa… o, como Malú, desde extrangia: el politólogo Ramón Cotarelo, el periodista Carlos Martínez García, la promotora Marina Sanz, el político Hugo Martínez Abarca … mucha gente bien solidaria nos mandaba sus textos o, repito, nos permitía publicarlos… un trabajo muy en red.

Nos sigue quedando en el tintero hablar de otras experiencias periodísticas tuyas: colaborador en La Jornada Morelos de 2002 a ¿qué… 2012?, y luego de Rebelión (y, algo de lo que se habla poco o nada, promotor de la defensa de Rebelión en contra de la censura que le hiciera la edición en español de Wikipedia), y más tarde de la Agencia Latinoamericana de Información, y después del diario digital español Tercera Información y, por un breve tiempo, del periódico Milenio-Novedades de Yucatán…

Querida, hiciste la tarea; muchas gracias.

La entrevista se me ha extendido ya demasiado, nadie va a querer publicármela en ningún lado; pero, hay tres historias que me resultan importantes de contar: tu paso por La Jornada Morelos y que luego no quisieran contratarte en La Jornada Maya, tu relación con Rebelión y el juicio que entablaste en Wikipedia para exigir que dejaran de censurar a Rebelión y cómo llegaste a Tercera Información, que supongo una cosa llevó a la otra.

Hay más relación entre haber sido colaborador de La Jornada Morelos y serlo de Rebelión; que lo sea de Tercera Información, tiene que ver más con haber participado en aquella edición de los Premios 20Blogs, del diario digital 20 Minutos, de que hablábamos hace unos minutos. E, ignoro el porqué de que no me contrataran en La Jornada Maya, cualquier suposición no sería mas que eso: una suposición; pero, con el paso del tiempo lo agradecí.

¿Por qué?

Me considero amigo de la escritora Malú Huacuja del Toro, y también su camarada; haber colaborado con La Jornada Maya, por razones que no puedo compartir, hubiera sido traicionar su amistad y su confianza.

Y, ¿La Jornada Morelos?

Allí hay mucho corazón atravesado, y yo aún no conocía a Malú. Cuando se fundó la que sería la edición morelense de La Jornada mis amigos y yo, quienes habíamos estado en aquellas batallas periodísticas que medio te conté hace rato, admirábamos el periódico de edición nacional. A su presentación en público nos invitó una compañera que admiramos también todos: Juliana García, presidenta de la Comisión Independiente de Derechos Humanos de Morelos (CIDHM), organización para la que también colaborábamos de tal modo que nuestros amigos en el Frente Zapatista nos decían, por joder, “hijos de Juliana y de José” (su compañero de vida), sin saber que para nosotros “serlo” era un honor y no un insulto. La CIDHM, a través de Juliana, era cofundadora de La Jornada Morelos, y editaba un suplemento sobre derechos humanos al que alguna vez me invitaron a escribir: de esa época es mi primer artículo sobre militarización, resultado del trabajo de observación que hicimos como CIDHM en los linderos entre Morelos y Guerrero; suplemento que dejó de editarse cuando por razones financieras La Jornada cerró sus suplementos y, en cascada, las ediciones estatales, como La Jornada Morelos, hicieron lo propio.

Más tarde, estando ya estudiando la carrera en la UNAM, vino la convocatoria a participar en los trabajos de la Campaña Intercontinental de Lucha contra el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) y acudí a la cita; cuando me vine a dar cuenta terminé comprometido con la tarea de ser enlace entre el Comité Morelense de Lucha contra el ALCA y el Comité Mexicano, de carácter nacional. Una de nuestras tareas era hacer trabajo de difusión sobre qué era el ALCA y cuáles serían las implicaciones de que nuestros gobiernos latinoamericanos lo suscribieran, y a mí se me ocurrió que sería una buena idea pedirle a Jaime Luis Brito, hermano de todas las batallas, quien para entonces chambeaba en La Jornada Morelos como jefe de información, que nos diera un espacio al Comité Morelense.

No le pedí que me contratara, le solicité un espacio que nos sirviera de tribuna para poner el tema del ALCA en la mira de sus lectoras y lectores, y nos lo dio sin regateos. La idea inicial era que los distintos pueblos, organizaciones y colectivos del Comité Morelense, que contábamos con un espacio de articulación virtual en un Grupo Yahoo, hicieran suyo el espacio semanal que se había gestionado para ellos en La Jornada Morelos; pero, nadie lo hizo, y a mí me daba mucha vergüenza quedar mal con Jaime… así que fui yo quien tuvo que chutarse la investigación sobre qué era el ALCA e ir publicando a modo de entregas lo más pedagógicas posibles los pocos pros y los muchos contras para nuestros pueblos si esa área de influencia para el libre mercado se llegaba a concretar en nuestros territorios. Y, esos fueron, justamente, los artículos que me abrieron las puertas de Rebelión. Y, así, aun después de haber logrado frenar la firma del ALCA por los gobiernos latinoamericanos, pasaron ocho años prácticamente ininterrumpidos de escribir en La Jornada Morelos, a veces de teatro, pero casi siempre de política, y dos o tres años más muy irregulares que concluyeron por completo cuando la empresa le orquestó una chicanada a Jaime, que como mi hermano de lucha me había abierto las puertas del periódico.

¿Puedes abundar sobre esa chicanada?

Le prometí a Jaime no hacerlo.

¿Colaborarías con quienes ahora editan La Jornada Morelos de manera digital, partiendo de que ya no son las mismas personas con quienes coincidieron Jaime Luis Brito y tú?

Si alguien me ofreciera hacerlo, primero le preguntaría a Jaime si ello le significaría algún problema, y, en caso de que no se lo significara, definitivamente no lo haría gratis.

En Rebelión, en cambio, sigues publicando.

Sí, esa relación no se rompió; ellos, además, no tuvieron nada qué ver con lo que pasó en La Jornada Morelos.

Claro, por supuesto. Siempre me ha llamado la atención ese capítulo de tu lealtad a Rebelión como tu casa, cuando promoviste en instancias internas de Wikipedia un juicio de revisión de las razones por las que el periódico digital había sido integrado como medio a una lista negra de fuentes no confiables a usar en la llamada “enciclopedia libre”.

Sí, la argumentación de Wikipedia en español, si no lo recuerdo mal, era que Rebelión no podía ser fuente de referencia para sus artículos porque, según los wikipedistas de mayor rango en la empresa, no era una fuente primaria de información. Lo que yo contra argumenté en la revisión del caso, en mi carácter de wikipedista, es que esa razón era insuficiente, pues, por una parte, si bien es una verdad a medias que Rebelión no es siempre una fuente primaria de información, ya que muchos de sus artículos son tomados de otras fuentes, muchos otros de sus artículos sí eran fuente primaria: si observas los artículos en Rebelión, al calce se puede leer cuando son textos tomados de otras fuentes y cuando no lo son. Además, a mí me constaba que lo era, porque cuando dejé de escribir para La Jornada Morelos y ningún otro medio me publicaba Rebelión siguió publicándome.

Por otra parte, lo que Wikipedia achacaba a Rebelión era igualmente imputable a otros medios, pero a ellos no se les colocaba en esa lista negra, ¿por qué esa diferencia en el tratamiento? Nuestra demanda ante las instancias internas de Wikipedia, porque si bien fui quien promovió la revisión del caso no fui el único wikipedista que exigió la restitución como fuente primaria de Rebelión, evidenció que había otra razón por la cual el periódico que se había convertido en mi casa estaba en esa lista negra y los otros medios no: además de ser medios comerciales cuya hegemonía impedía que fueran cuestionados respecto a la primogenitura de sus fuentes, eran medios proclives al sionismo, y ese era el verdadero punto de quiebre con Rebelión: nuestro periódico estaba siendo censurado por declararse en favor de la liberación de Palestina ocupada.

Desconocía que eras wikipedista, ¿aún lo sigues siendo?

Pues, tengo aún mi cuenta como tal; pero, hace mucho que no aporto nada para Wikipedia en español… más o menos lo que lleva el tiempo de la censura a Rebelión.

¿Cuál dirías que fue tu aportación más importante a la llamada “enciclopedia libre”?

Un artículo en el que trabajé mucho y por el que también entablé fuertes discusiones con otros wikipedistas, el del Ejército Zapatista de Liberación Nacional.

¿El artículo del EZLN en la Wikipedia en español lo escribiste tú?

Sí. Aunque su versión actual difiere mucho de lo que aporté, todavía está su estructura fundamental. En principio, se trató de un artículo mucho más extenso de lo que es; entre otras cosas, señalé la política contrainsurgente del Estado mexicano; ese fue justo el punto de desacuerdo: los wikipedistas de mayor rango decían que asegurar una cosa así no era objetivo y que Wikipedia debía velar por su objetividad. Yo demostré que la política del Estado mexicano no sólo era contrainsurgente, sino criminal: allí estaban todos los registros de, por ejemplo, las ejecuciones sumarias de insurgentes en el mercado de Ocosingo demostrando que eso fue y es un crimen de guerra; pero, claro, como una acusación así sólo podía sustentarse en sentencias de cortes internacionales, mis dichos no eran sino libelos. Así, si bien la mayoría del artículo se conserva como yo lo generé, y de allí se desagregaron los contenidos de otros artículos, como el de la Netwar Social, o el de la Convención Nacional Democrática de 1994, o el de los Caracoles y las Juntas de Buen Gobierno; allí donde había fuertes señalamientos que podían leerse como acusaciones se ha buscado limpiarle al rostro manchado de sangre a Salinas de Gortari, a Zedillo y a Fox, a sus partidos y al sistema que promueven impunemente.

¿Por qué sólo hasta Fox y no abarcaste también las administraciones de Calderón, Peña Nieto y López Obrador?

Cuando generé el artículo esos personajes todavía no llegaba a sentarse en la Silla del Águila; luego, ante lo que me parecía una abierta censura a mi artículo en nombre de una falsa objetividad wikipedista, dejé de hacerle actualizaciones; cosa que era viable porque sus circunstancias históricas son hechos vivos.

Gente que te conoce, ¿sabe este lado wikipedista tuyo?

No lo sé; pero, supongo que si se publica la entrevista lo sabrán.

¿Y, en Rebelión saben de la revisión que promoviste sobre su caso de censura? ¿Alguna vez alguien te escribió para decirte al menos: “gracias, camarada”?

No, y no es necesario. Yo no hago el trabajo político que hago porque busque un reconocimiento de nadie; lo hago porque creo que es mi obligación hacerlo. Con que me sigan publicando los artículos que les mando, la mayoría de ellos como fuente primaria… ¿estás leyendo, Wikipedia?… me doy por bien servido.

Y, ¿Tercera Información no fue entonces un paso lógico por escribir en Rebelión; sino, por haber participado en los Premios 20 Blogs de 20Minutos?

Así es. Participar en los Premios 20Blogs me posibilitó conocer a blogueras y blogueros de España; por eso varios de ellos colaboraron de vez en cuando en La Otra Chilanga. Uno de los más cercanos fue el actual diputado en la Asamblea de Madrid, Hugo Martínez Abarca, quien entonces militaba en Izquierda Unida y mantenía un blog llamado III República, que en aquella segunda edición, si no me equivoco, quedó primero o segundo en la categoría de los blogs de Actualidad. Creo que fue Hugo quien me contó de la creación del diario digital Tercera Información y que mudaría su blog a la plataforma del periódico, y, tras él, yo solicité a la dirección editorial abrir un blog que intitulé “Camino rojo a Barataria”. Y, fue así como el ahora señor diputado y yo fuimos colegas de medio. Vinieron vientos nuevos que a ambos nos llevaron a distintos lugares: él pasó de Izquierda Unida a Podemos y de Podemos a Más Madrid, y sigue siendo fiel a sus convicciones por las cuales nos volvimos, digo yo, amigos: extraño mucho las conversaciones que teníamos. Yo, me mudé a Yucatán y con cada cambio de nombre a La Otra Chilanga llegué al punto de dejar de escribir por un largo tiempo; en consecuencia, Tercera Información me informó que al no seguir usando el blog me lo cerraría, pero que seguía en pie la invitación a continuar escribiendo como colaborador en sus secciones de Cultura e Internacional, y es lo que hago hasta la fecha.

Actualmente, además de RED@ctuar 2.0 – Gener@cción Z y de Rebelión y Tercera Información, podemos leerte en otro lado?

Hasta hace poco me publicaban en la Agencia Latinoamericana de Información; cambiaron de interfaz y parece que mis correos electrónicos no les llegan… o, quién sabe. A veces, también, suelen publicarme en Artezblai, el periódico de las artes escénicas; y, de vez en cuando, en la revista mexicana de teatro Paso de Gato; pero, los proyectos que más abrigan mi palabra son, efectivamente, Rebelión y Tercera Información.

Rebelión, Tercera Información, Artezblai… medios digitales que se editan en el Estado Español; tienes un pie en España y otro en Abya Yala.

Sí, ha sido una coincidencia y una consecuencia de mi andar periodístico; pero, supongo que influye mucho que compartamos la misma lengua.

¿Te gustaría ser publicado por medios latinoamericanos?

Desde luego, que me publicara la Agencia Latinoamericana de Información (ALAI), que se edita en Ecuador, me daba mucho gusto y me sentía muy honrado; desconozco la razón por la que ya no se ha seguido concretando esa relación.

¿Temas de honorarios?

No; nunca, en 30 años de trabajo periodístico, he cobrado por lo que escribo; me da pudor: siento que padezco el síndrome del impostor, que no soy un verdadero periodista sino un mero opinador. El que algunos medios me abran sus puertas, a mí, un cómico con varias limitaciones intelectuales, hijo de una campesina y un obrero, es una oportunidad, un regalo; no me atrevo a cobrar por ello, nunca he sabido cómo. Cobro lo mejor que me es posible mi trabajo escénico, que es para lo que me formé profesionalmente; pero, el trabajo periodístico me es muy difícil hacerlo. Con “Puentes Intergeneracionales”, junto a Delirio Teatro, es la primera vez que estoy recibiendo un pago por mi trabajo en medios sociodigitales.

Un trabajo en el que tienes una experiencia de…

Por lo menos 10 años.

¿Estás diciéndome que, por ejemplo, La Jornada Morelos te tuvo de colaborador más o menos 10 años y en toda esa década nunca pagó uno solo de tus artículos?

Sí, eso te estoy diciendo.

¿Así ha sido con Noticias de El Sol de La Laguna, El Siglo de Torreón o Milenio-Novedades de Yucatán, empresas todas privadas como La Jornada Morelos?

Sí, ha sido siempre.

Todo un caso de explotación de los medios comerciales a un trabajador del arte que lleva 30 años escribiendo para ellos; pero que, por no sentirse un periodista en toda la extensión de la palabra, no ha cobrado su trabajo: no sabe cómo hacerlo.

Pues, sí; me apena decirlo, pero así ha sido.

Cuando buscaste colaborar con La Jornada Maya, ¿les cobrabas por tu trabajo?

Sí. Antes de escribirles me comuniqué con Jaime Luis Brito, mi amigo…

El que te había abierto las puertas en La Jornada Morelos

Sí, justo… y él me dijo que por un artículo como los que yo entregaba a La Jornada Morelos debían pagarme un aproximado de 3 mil pesos.

Ahora sabemos el porqué no te sumaron al proyecto: no quisieron contratarte; quizás si les ofrecías tu trabajo gratis hubieran aceptado. La pregunta aquí sería, ¿por qué tu amigo, como jefe de información, primero, y subdirector, después, nunca pugnó por que a su hermano de luchas le pagaran su trabajo?

Yo nunca cobré ese trabajo, porque había sido un espacio que había solicitado como un apoyo para dar voz a nuestras luchas; de otra forma hubiéramos tenido que pagar por los espacios. Es verdad que más adelante mis artículos de opinión no siempre sirvieron de diapasón de esas luchas, pero siempre tuvieron como temática poner la mirada en las cosas que estaban mal en el país; de allí que casi nunca usara esa tribuna para hablar de teatro: hablaba de militarización, de la APPO, del EZLN, de las luchas magisteriales, del saqueo y la destrucción del medio ambiente, de las luchas por mejores presupuestos para la cultura… Para mí el acuerdo era claro: se obtenía una cosa por otra; porque yo no sentía que trabajaba para La Jornada Morelos o para Milenio-Novedades, que fueron los medios comerciales donde escribí con mayor periodicidad, sino para quienes militaban en esas luchas; me sentía un topo infiltrando esas empresas privadas para llevar hasta sus lectoras y lectores una palabra que, sí, era la mía, pero con una resonancia que siempre abrevó de todas esas luchas.