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«Me lo ordenaron». Las confesiones del cabo primero Allocca ponen en un duro aprieto a Italia y su «misión de paz».

«Sí, disparamos contra la ambulancia»

Fuentes: Il Manifesto

Traducido para Rebelión y Tlaxcala por Juan Vivanco

La noticia de las confesiones del cabo primero Allocca, quien ha admitido ante el tribunal militar que disparó contra una ambulancia durante la batalla de los puentes de Nasiriya, ha soliviantado a la izquierda y ha arrojado una pésima sombra sobre el ministro de Defensa, Antonio Martino. Ayer mismo [3 de febrero] había explicado que la relación de la población de Nasiriya con los militares italianos que están allí es tan buena que los dos ataques del lunes pasado (uno de ellos contra un convoy italiano) son «sorprendentes»: «No me extrañaría que se tratase de elementos llegados de fuera», añadió. Como refería ayer el Corriere della sera, el cabo primero Raffaele Allocca, procesado por «uso agravado de las armas contra ambulancia y contra su personal» durante la batalla del 5-6 de agosto de 2004, ha explicado a los magistrados militares: «Disparé contra el vehículo porque así me lo ordenó el brigada Stival. De haber sabido que era una ambulancia jamás en la vida habría disparado, y habría pedido explicaciones al superior». El superior, es decir, el brigada Stival, también está procesado. El artículo también explicaba que el 28 de agosto de 2004 Allocca mereció un reconocimiento especial del general Corrado Dalzini por «contribuir de manera determinante al éxito de la misión». Es casi seguro, se comenta en medios militares, que todos los que participaron en la batalla de los puentes recibieron la misma distinción. Lo cual no justifica que Dalzini no considerase grave el comportamiento de su soldado. Es más: tal como cuenta en su libro Micah Garen, el periodista estadounidense que documentó los disparos contra la ambulancia con un video que fue emitido incluso por el Tg2 [telediario italiano], el general Dalzini es el mismo que intentó echarle de Camp Mittica después de haber visto la filmación y luego intentó por todos los medios requisársela, junto con las imágenes de las víctimas del tiroteo.

Entre otras cosas, la brigada «Pozzuolo» de Friul, al mando de Dalzini, también está siendo investigada en Padua por un asunto de tráfico de armas y restos arqueológicos (ayer, en el debate, salió a relucir que los objetos robados son unos 2.000) procedentes de Irak. El mismo Dalzini, hace un año, tuvo que comparecer ante el parlamento porque al término de la misión había entregado la bandera tricolor de la base al director del Tg4, Emilio Fede, durante su corto viaje como enviado especial a Nasiriya.

En American hostage Garen también explica los detalles del tiroteo tal como se lo contó el chófer de la ambulancia que recibió los disparos italianos: «La ambulancia n.º 12 había salido el viernes a las tres para trasladar a una mujer embarazada que tenía complicaciones de parto y a su familia a la maternidad de la zona sur, cruzando el río. El ejército italiano, apostado en el lado sur del puente, disparó contra la ambulancia cuando lo estaba cruzando. La ambulancia se incendió y los cuatro viajeros que llevaba murieron. El chófer y dos personas que iban sentadas delante lograron salvarse». Otros detalles inquietantes de esa batalla se conocieron el pasado noviembre, cuando el enviado de Rainews 24 Sigfrido Ranucci emitió un vídeo, realizado por los propios militares, en el que «nuestros muchachos» se incitaban mutuamente a disparar contra los heridos al grito de: «¡Acaba con él!».

El ministro Martino siempre ha negado el tiroteo contra la ambulancia. Lo recuerda Elettra Deiana, la diputada de Rifondazione Comunista, que justo después de los hechos, junto con otros parlamentarios «pacifistas», presentó en la fiscalía militar de Roma un escrito que ha dado origen a la investigación actual: «El ministro siempre ha negado enérgicamente las acusaciones» dice, explicando que ha pedido el enésimo turno de preguntas en la cámara sobre estos hechos. «Convocado en la Comisión de Defensa, añadió que los militares habían iniciado una investigación interna de la que, evidentemente, nunca más se ha sabido. Las noticias de ayer demuestran que el gobierno miente también sobre la naturaleza de nuestra misión en Irak, que no es ni ha sido nunca una misión de paz».

«Las declaraciones del soldado son gravísimas» prosigue Mauro Bulgarelli, de los Verdes, «y requieren una aclaración urgente del gobierno al parlamento». Del resto de la coalición, incluido Prodi, no ha llegado ningún comentario, aunque justo en estos días la Unione está discutiendo el programa electoral y la retirada de Irak. Ayer, ante un escaso auditorio, el senador de Rifondazione Gigi Malabarba reveló que durante la audiencia en el comité de control parlamentario, el prefecto Mario Mori, director del Sisde [servicio de información y seguridad del estado], dijo que la única alarma que debe haber en Italia es por los militares que están en Irak: «Allí los secuestros se suceden y nuestros compatriotas son objetivos muy codiciados, según otros informes de inteligencia».

Fuente: http://www.ilmanifesto.it/Quotidiano-archivio/04-Febbraio-2006/art16.html

Nasiriya

El vídeo que ha abierto la investigación

La filmación de un reportero estadounidense «tratado como un criminal»

MA.FO. 4-II-2006

La investigación de la magistratura militar italiana sobre el tiroteo de nuestros militares contra una ambulancia en un puente de Nasiriya, el 5 de agosto de 2004, arranca de las imágenes y los testimonios filmados por el periodista norteamericano Micah Garen. Garen, que trabaja como free-lance para la productora Four Corners Media, estaba interesado en el saqueo del patrimonio arqueológico iraquí y en esa época se encontraba en Nasiriya preparando un reportaje para el New York Times sobre el bien organizado tráfico de antigüedades en esa zona. Allí fue huésped del contingente italiano, como muchos otros periodistas; pero salía todos los días para ir a los yacimientos arqueológicos o al bazar de la ciudad en busca de «ladrones de tumbas» y traficantes. Un trabajo peligroso, la prueba es que el 13 de agosto él y su intérprete fueron secuestrados, aunque más tarde les soltaron. Pero dejemos ahora el secuestro.

El caso es que ese 5 de agosto Garen asistió al episodio del tiroteo en el puente y lo filmó. Las imágenes fueron emitidas en el Tg3 y luego en el Tg2, la tarde del 7 de agosto de 2004, en un reportaje firmado por Agostino Mauriello. Se veía una ambulancia quemada y un hombre (el chófer, superviviente) contaba que les habían disparado. También había otros testimonios. En el reportaje también hablaba un portavoz de los militares italianos, que lo desmentía. Según él habían disparado contra un vehículo que no había obedecido la orden de alto y el vehículo había explotado, lo que demostraba que se trataba de un coche bomba.

Se echó tierra sobre el asunto. Pero hubo consecuencias, de las que hablaba Garen en un correo enviado el 11 de agosto al Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ, con sede en Nueva York): «Después de la emisión la policía militar italiana nos convocó para interrogarnos. Me retuvieron hasta las 5 de la madrugada», escribía: «Querían mis vídeos, pero yo les di un cedé con las entrevistas». Al día siguiente volvieron a interrogarle, así como a su intérprete. «Entonces me marché del campamento. Aunque estoy fuera de su zona de responsabilidad y soy un ciudadano estadounidense, tengo miedo de que me sigan persiguiendo de alguna manera, ya que han abierto una investigación militar». Le dijo a un amigo que les habían «interrogado como a criminales, a mí y a los de la Rai«.

Garen salió del campamento italiano el 11 de agosto (por su propio pie, precisó un vocero del comando italiano después del secuestro del periodista). Llegó a Bagdad, desde allí mandó correos que revelan su temor a los militares italianos y la tarde del 12 de agosto volvió a Nasiriya. El 13 le secuestraron y el 22 le soltaron.

Mientras tanto, la noticia de la ambulancia se esfumó. La Rai no volvió a hablar del asunto: después de la emisión de ese reportaje el ministerio de Defensa llamó para congratularse, y la Rai decidió callar. Lo menos que se puede pensar es que recibió presiones.

Fuente: http://www.ilmanifesto.it/Quotidiano-archivio/04-Febbraio-2006/art17.html