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Sin gobierno a la vista en Iraq

Fuentes: Al Ahram Weekly

Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández

Elegantemente vestidos con trajes caros de marcas internacionales o con atuendos tradicionales árabes y kurdos, los políticos iraquíes rivales se abrazaron y besaron unos a otros en las mejillas cuando el pasado lunes abrieron la primera sesión de la nueva legislatura de Iraq.

Pero los legisladores recién elegidos para el segundo parlamento de Iraq tras la invasión de 2003 dirigida por EEUU, que se reunían más de tres meses después de unas elecciones convertidas en punto muerto, no consiguieron presentar una coalición capaz de dirigir en los próximos cuatro años  la nación asolada por la guerra.

Los iraquíes fueron a votar el 7 de marzo para elegir a los nuevos 325 miembros de la asamblea legislativa, pero un resultado no concluyente, y las peleas para ver quién debería ser el próximo ministro del país, han retrasado el proceso, profundizando aún más la crisis política iraquí.

La sesión celebrada el lunes de apertura del parlamento, conocido oficialmente como Consejo de Representantes, fue en gran medida de procedimiento mientras sus miembros se ponían de pie y prestaban juramento ante un portavoz interino que ordenó que la reunión se retrasara hasta fecha no especificada  para permitir que los grupos en contienda celebraran más consultas para poder formar un nuevo gobierno.

«Hay muchos elementos que no quieren que el proceso político llegue a buen puerto, pero a pesar de eso tenemos la firme voluntad de alcanzar un acuerdo» dijo en el discurso de apertura Fouad Masoum, un parlamentario kurdo que presidió la sesión de dieciocho minutos de duración.

El receso indefinido hasta poder llegar a un acuerdo más amplio que gobierne en coalición significa que el punto muerto de tres meses en que se halla inmerso el país podría ahora agravarse aún más al internarse en un período que muchos consideran crítico sólo dos meses antes de la fecha fijada para que las tropas de combate estadounidenses salgan del país.

Lo que está tras ese estancamiento es la lucha entre el actual primer ministro Nuri Al-Maliki y el anterior, Iyad Allawi, por ocupar este cargo en el nuevo gobierno. La estrecha victoria electoral de Allawi, que ha conseguido 91 escaños frente a los 89 de Maliki, ha ensombrecido el paisaje político de Iraq y agravado aún más la profunda división sectaria que vive el país en los últimos años.

Ninguno de los dos hombres ha dejado de insistir en que será el próximo dirigente, polarizando la nación cuando muchos confiaban en que pudiera encontrarse finalmente la forma de poner fin a las tensiones sectarias y crear un gobierno democrático e intersectario.

La pasada semana, Al-Maliki finalizó su fusión postelectoral con el otro bloque importante chií, la Alianza Nacional Iraquí, lo que hace que los dos grupos tengan 159 escaños en el nuevo parlamento, a tan sólo cuatro de una mayoría absoluta.

El domingo [13 de junio] Al-Maliki y Allawi se reunieron por vez primera desde las elecciones en lo que sus ayudantes describieron como un encuentro para romper el hielo. Sin embargo, la cita no consiguió acabar con el enrocado enfrentamiento por quién tiene derecho a formar el próximo gobierno.

En vez de eso, lo que la nueva alianza chií y el encuentro Allawi-Al-Maliki dejan claro es que, a pesar de las negativas y las declaraciones edulcoradas, el enfrentamiento por el poder entre los dos hombres es una lucha de carácter sectario.

La coalición de Al-Maliki trata de proyectarse a sí misma como la defensora de la mayoría chií del país, mientras la lista de Allwai, aunque se identifica como laica, representa claramente a la minoría sunní del país.

Mientras los ánimos van calentándose, hay pocas expectativas de avance durante el actual receso parlamentario, con cada vez más dudas sobre si los políticos iraquíes van a ser capaces de enfrentarse a las consecuencias del prolongado vacío político en el país.

Muchos observadores creen que pueden pasar meses antes de que se elija nuevo gobierno si las facciones siguen compitiendo para elegir al primer ministro. El New York Times dijo el pasado lunes que algunos funcionarios estadounidenses estiman que es probable que el nuevo gobierno esté listo para octubre o, en el mejor de los casos, en septiembre, si las negociaciones consiguen avanzar con rapidez.

Sin embargo, el actual receso parlamentario aumenta las especulaciones sobre si las diversas partes serán capaces en realidad de poner fin a su política suicida y alcanzar un acuerdo político.

Hasta ahora, la estrategia ha sido que cada bloque culpa al otro del colapso del proceso político. Tanto Allawi como Al-Maliki no han dejado de advertir que si se formara un gobierno sin ellos, podría desencadenarse una nueva ronda de violencia sectaria.

Los partidarios de cada una de las partes han estado también apostando a que se derrumbe la coalición del otro a causa de los intereses contrapuestos de sus diferentes miembros, sugiriendo que los desertores descontentos se unirían a ellos.

Los seguidores de la Lista Iraqiya dirigida por Allawi, que cuenta con el apoyo sunní, confían en que la nueva coalición chií se venga abajo a causa de las disputas para elegir candidato para el cargo de primer ministro.

Por su parte, los chiíes esperan que los sunníes abandonen a Allawi cuando se den cuenta del riesgo que corren de verse excluidos de una coalición de gobierno si Allawi continúa insistiendo en encabezar el gobierno.

El martes pasado, Haidar Al-Ibadi, un importante colaborador de Al-Maliki, declaró que dos bloques pequeños sunníes, el Frente para el Acuerdo y la Coalición por la Unidad de Iraq, han manifestado su voluntad de unirse a la nueva alianza chií. Si esto resultara ser verdad, la alianza incrementaría su cuota de escaños en el parlamento y tendría una confortable mayoría para formar  nuevo gobierno.

En lugar de tratar de resolver la profunda crisis del país, sus políticos han adoptado una actitud letárgica a la hora de abordar las cuestiones fundamentales que conlleva la formación de un nuevo gobierno. Ese enfoque de esperar y observar, que cada uno adopta en la esperanza de superar la inestabilidad del otro, está sencillamente provocando más inestabilidad e incluso la posibilidad de un nuevo ciclo de luchas sectarias.

Mientras tanto, la violencia sigue siendo endémica en Iraq, rebatiendo las afirmaciones de funcionarios iraquíes y estadounidenses de que ha disminuido por todo el país. Crece el temor de que la continua incapacidad para elegir un nuevo gobierno pueda incrementar más aún la violencia.

Mientras los parlamentarios iraquíes se reunían el lunes, una serie de ataques perpetrados en Bagdad y otras ciudades se llevaron las vidas de cinco personas, entre ellas las de un coronel del ejército y un dirigente de la contrainsurgencia Sahwa y su esposa.

El domingo [13 de junio], hombres armados vestidos con uniformes de la policía irrumpieron durante unos minutos en el Banco Central de Iraq, matando al menos a 24 personas en un arriesgado asalto a plena luz del día y creando pánico y confusión en el corazón del animado distrito comercial de Bagdad. Hubo también al menos 46 heridos.

Un automóvil cargado de explosivos estalló cerca de una patrulla militar el viernes [11 de junio] en la agitada provincia iraquí de Diyala, matando a dos soldados estadounidenses, un policía iraquí y dos civiles iraquíes, declaró el ejército estadounidense. Y seis soldados estadounidenses y al menos 24 oficiales de la policía iraquí resultaron heridos. El ataque fue el más letal contra el ejército de EEUU desde hacía más de dos meses.

Otras dos personas murieron ese viernes cuando una bomba colocada junto a la carretera explotó en la barriada bagdadí de Dora. Un día antes, un coche bomba mató a cuatro civiles en Bagdad.

Las cifras del gobierno iraquí muestran que han muerto 337 personas en los disturbios del mes de mayo, la cuarta vez este año que la cifra total de víctimas ha sido más alta que la del mismo mes en 2009.

Con un aumento de la violencia y un gobierno que no funciona, aumenta la preocupación acerca de la estabilidad iraquí, mientras EEUU se prepara para retirar sus fuerzas del país a finales del próximo año.

Fuente: http://weekly.ahram.org.eg/2010/1003/re7.htm

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