Las últimas semanas se han venido realizando debates interesantes sobre lo que representa el uso del software como elemento indispensable para el acceso de las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC), como parte de la polémica que el camarada Mario Silva en su programa de la Hojilla del pasado 03 de febrero desató en la […]
Las últimas semanas se han venido realizando debates interesantes sobre lo que representa el uso del software como elemento indispensable para el acceso de las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC), como parte de la polémica que el camarada Mario Silva en su programa de la Hojilla del pasado 03 de febrero desató en la comunidad de Software Libre.
Lo importante de que ocurriera esta situación es que elevó la discusión exclusivamente técnica hasta el momento a un plano político ideológico sobre un tema que es absolutamente fundamental para el desarrollo científico-tecnológico del país en relación a la soberanía e independencia nacional.
Por una parte cabe destacar que no puede parecernos indiferente si una persona usa o no software libre, porque partiendo del hecho que la tecnología no es neutra no sólo en su uso sino en su creación, debe entenderse que el software privativo está representado por uno de los máximos representantes de imperio: Microsoft; que no sólo pretende por una parte generar un monopolio casi universal, sino que además cercena la capacidad de creación y el acceso al conocimiento.
Partiendo de la premisa de Rafael Palacios Bustamante quien afirma que: «El análisis de la brecha tecnológica ha generado una diferenciación del modelo de desarrollo basado en el conocimiento: la sociedad del conocimiento y la sociedad democrática del conocimiento», donde «La articulación ciencia – ciudadanía exige por lo tanto, de la comprensión misma de la C-T, lo que equivale -tomando las palabras de Mario Albornoz- a un tipo de conciencia social acerca del sentido o la dirección de producción de conocimiento», cabe destacar que el software libre constituye un elemento de carácter social que no sólo contrapone los ideales egoístas y dominantes de la producción de conocimiento capitalista sino que además da plenas libertades para apropiarse socialmente del conocimiento.
Sobre esta base también es cierto que aunque ha sido difícil conseguir hasta la fecha la migración a software libre en la administración pública no es menos cierto que se han dado pasos gigantescos que hoy permiten dar cuenta de una gestión en la materia que resulta altamente positiva y que ha permitido invertir los recursos que anteriormente se destinaban a compra de licencias software en adquisición de nuevos equipos para infocentros, centros bolivarianos de informática y telemática, centros de gestión parroquial o al mismo proyecto canaima educativo.
El software libre otorga libertad absoluta en el acceso al conocimiento al permitir usarlo, estudiarlo o distribuirlo pero por otra parte genera una nueva producción de conocimiento al permitir modificarlo, elementos nada despreciables en comparación con el software privativo que impone no sólo restricciones de acceso y uso sino condiciones para la generación de nuevos conocimientos.
Por allí vale la pena destacar que en el acalorado debate se ejemplificó el caso del «Ché» Guevara utilizando armamento norteamericano contra el imperio, cuya respuesta por parte de la comunidad de software libre fue que jamás se vio al mismo «Ché» promocionando el uso de armas de fabricación estadounidense en televisión, sin embargo yo voy un poco más allá pues creo que la promoción de armas cuyo contexto ideológico tienen como único fin la muerte, bajo ningún caso deberían ser promocionadas por quienes comparten un nuevo proyecto político.
Así que el debate es ideológico, por tanto no sólo podemos hablar de su uso como si fuera un mero problema funcional, es necesario discutirlo de forma estructural para poder entender que el software propietario fue hecho bajo una concepción completamente distinta a la que fue realizada el software libre, entendiéndose este último como un trabajo colectivo sobre el cual cada uno de los integrantes del proceso revolucionario debe formar parte en la lucha contra los poderes hegemónicos que sueñan con una guerra informática que garanticen el control de la sociedad.
«La libertad no es poder elegir entre unas pocas opciones impuestas, sino tener el control de tu propia vida. La libertad no es elegir quien será tu amo, es no tener amo». Richard Stallman
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