Hanán Mohamad pertenece a una familia sunní muy conservadora. Vive con sus cuatro hijos en un barrio de Bagdad de mayoría sunní. Pero como la violencia sectaria es cada vez más encarnizada en todo Iraq, Hanán está protegiendo a sus vecinos shiíes en su casa. «Hemos vivido al lado durante años y ahora debido a […]
Hanán Mohamad pertenece a una familia sunní muy conservadora. Vive con sus cuatro hijos en un barrio de Bagdad de mayoría sunní. Pero como la violencia sectaria es cada vez más encarnizada en todo Iraq, Hanán está protegiendo a sus vecinos shiíes en su casa. «Hemos vivido al lado durante años y ahora debido a esta ridícula violencia sectaria, otras personas quieren que se vayan de nuestro barrio sunní», afirma Hanán. «Pero no tienen a donde ir. Así que les voy a ayudar ofreciéndoles mi casa, mi comida y mi amistad tanto como sea necesario».
Según el portavoz de la Asociación de Ayuda Iraquí (IAA, en sus siglas en inglés), con sede en Bagdad, cientos de iraquíes que se oponen a la actual violencia sectaria han encontrado la manera de ayudarse mutuamente. «Algunas familias acogen a sus vecinos, otras proporcionan ayuda, como alimentos, a los que están desplazados e incluso los médicos ofrecen sus servicios gratis como una forma de ayudar a las víctimas inocentes de la actual violencia», afirma Fatah Ahmed, portavoz de IAA.
Hanán Mohamad ha albergado a sus vecinos durante casi dos meses. Los niños de los vecinos no van a la escuela y sus padres dejaron sus trabajos debido a que las amenazas en sus puestos de trabajo y en el barrio se han hecho tan frecuentes que no pueden dejar la casa de Mohamad. Hanán, viuda, es su única ayuda. «Cuando murió mi marido hace tres años, estos vecinos me dieron todo su apoyo», afirma Hanán. «No puedo abandonarles ahora en estos tiempos tan difíciles». Tiene un empleo estatal y su salario llega para cubrir las necesidades de ambas familias. «Tuvimos que rebajar la calidad de la comida para que fuera más barata -afirma- pero estoy segura de que Dios me recompensará en el futuro».
Ataques sectarios
Los ataques sectarios en Iraq se han extendido por todo el país. Según el ministro de Desplazados y Migración, se calcula que 160.000 iraquíes se han convertido en desplazados internos [1] puesto que el ataque al santuario shií [de Samarra] en febrero llevó a este ciclo actual de violencia.
Incluso con el Plan de Reconciliación [del primer ministro al-Maliki] en marcha desde hace un mes [2] la situación ha empeorado con al menos 70 personas asesinadas diariamente en Iraq. Según las estadísticas de la oficina pública de información de ministerio de Interior, la mayoría de esas muertes son sectarias.
Los iraquíes saben que arriesgan su propia seguridad cuando hacen algo para ayudar a sus compatriotas. «Mi padre ocultó a una familia sunní en casa porque eran viejos amigos y no tenían a donde ir después de que sus vecinos les obligaran a abandonar su casa», afirma Youssera Ali, de 23 años, un shií residente en Bagdad. «Cuando una milicia armada descubrió lo que estaba haciendo mi padre, lo mataron. Y cuando esos amigos trataron de huir, mataron a los cuatro miembros de la familia», narra Ali.
A pesar del peligro, los iraquíes siguen dando cobijo a sus amigos y vecinos. «Sabemos los riesgos que corremos al mantener a estas familias con nosotros, pero tenemos que pensar en ello detenidamente. Si les damos la espalda, con toda seguridad vamos a recibir el mismo trato si un día nosotros necesitamos ayuda», afirma Jalid Hasán, de 34 años, un shií originario de Basora. Jalid alojó a cuatro amigos sunníes en su casa en un barrio shií de Bagdad durante casi dos meses, incluso cuando empezaron a recibir amenazas anónimas acusándoles de terrorismo. «No podemos olvidar a quienes eran nuestros amigos en los buenos tiempos», afirma Jalid: «Son buenas personas y no tienen nada que ver con el terrorismo. Pero en mi barrio el mero hecho de ser sunní es suficiente para ser acusado de pertenecer a la resistencia. Y no puedo dejarlos sin protección en esta época difícil».
Aquellos a quienes protegen sus vecinos o familiares están contentos de tener protección, pero les preocupa cuánto tiempo va a durar la situación. «Estamos muy agradecidos por la ayuda que nos están brindando nuestros amigos», dice Adnan Abdul Zahra, de 39 años, a quien está alojando su vecino: «Tratan de hacer todo lo posible para que nos sintamos seguros y cómodos en su casa». Pero añade: «Es duro cuando sientes que te has convertido en un prisionero dentro de una casa y no puedes hacer nada para ayudar, ni siquiera en el aspecto económico, porque lo perdimos todo cuando nos obligaron a salir de nuestra casa».
La mitad de los desplazados, menores
Como suele ocurrir durante los conflictos, los niños son los que más sufren. Cerca de la mitad de los desplazados de Iraq son menores, que sufren de la falta de cuidados médicos y de educación. Muchos viven en campos improvisados, mezquitas, escuelas abandonadas y edificios del gobierno.
«Echo de menos mi colegio», afirma Ahmed al-Huri, de 12 años, cuya familia ha sido alojada por un vecino: «Desde que mi padre recibió una amenaza, mis hermanos y yo tuvimos que dejar de ir a clase. El médico dice que mi salud no es buena, pero incluso ir al médico es complicado. Mi familia tiene miedo de salir de la casa de nuestros amigos por cualquier motivo».
Aunque las tensiones dentro de las casas son grandes, en ellas no importan las diferencias religiosas. «Antes nunca discutíamos sobre las diferencias religiosas y nunca matábamos a nadie porque sus creencias fueran diferentes de las nuestras», dice Ali Jaffer, de 53 años, un padre de cinco hijos que acoge a la familia de sus vecinos sunníes: «Lo que está ocurriendo ahora en Iraq es inaceptable. Nuestro país es para los iraquíes, sin importar cuál sea su origen étnico o religión».
Jaffer lleva alojando a seis personas, además de a su propia familia, más de tres meses. «Es duro tener a todas estas personas dependiendo de mí», dice. «Pero me alegro de hacerlo. La violencia sectaria no nos va a llevar a la paz, pero sí a la amistad».
Notas de IraqSolidaridad:
1. Hasta más de 180.000, según los últimos datos oficiales una cifra sin duda menor de la real al incluir solamente a las familias que se han registrado como tales.
2. Véase en IraqSolidaridad: Carlos Varea: La resistencia rechaza el plan de ‘reconciliación nacional’ de al-Maliki’. Las organizaciones anti-ocupación reiteran que solo negociarán con los ocupantes su retirada incondicional
IraqSolidaridad (www.iraqsolidaridad.org)