Traducción para Rebelión de Loles Oliván.
Tariq Aziz, ex-primer Ministro de Iraq, ha fallecido poniendo fin a doce años de sufrimiento en cárceles iraquíes. Por fin puede descansar en paz.
Enfermo, privado de asistencia médica adecuada y abandonado por el mundo exterior, los gobiernos iraquíes lo mantuvieron encarcelado como rehén tras la invasión ilegal de Iraq que llevaron a cabo los gobiernos de Estados Unidos y Reino Unido en 2003. Tariq Aziz era indispensable como símbolo de la victoria de una autoridad enfangada en la herencia de una nación destruida tras años de sanciones y del fracaso de la ocupación.
Nos trae sin cuidado que nuestras palabras de tristeza y respeto por Tariq Aziz -reconocido como un auténtico dirigente durante la época oscura que asoló su país- sean utilizadas por algunos para desacreditarnos por un supuesto apoyo a un régimen dictatorial.
Tariq Aziz no dejó de deslumbrarnos por el grado de compromiso con el que colaboró con Naciones Unidas cuando servimos como Coordinadores humanitarios de la ONU en Bagdad. No olvidaremos el esfuerzo infatigable con el que intentó evitar la guerra de 2003. Maestro implacable, desempeñó una labor ejemplar acotada por la integridad y la decencia. Sin él, la respuesta absolutamente inadecuada que proporcionó el Consejo de Seguridad de la ONU al sufrimiento humano en Iraq habría tenido un impacto aún peor.
Sabemos bien cómo reaccionarían las varas de la justicia si fuera posible cuantificar el peso de los crímenes cometidos contra el pueblo iraquí a los que contribuyeron desde dentro y desde fuera de Iraq.
Durante los últimos años esperamos que algunos dirigentes influyentes considerasen su responsabilidad moral y permitiesen que Tariq Aziz, enfermo y anciano, viviera sus últimos días rodeado del cariño de su familia. Nos equivocamos. Dirigimos una petición al ex secretario de Estado estadounidense James Baker, quien en 1991 co-presidió junto al propio Tariq Aziz las negociaciones de Ginebra sobre Iraq, para que apoyase los llamamientos a favor de que quien fue su homólogo en otro tiempo recibiera un trato humano. Baker rechazó actuar y no estuvo a la altura que le corresponde a un estadista. Confiamos también en que el Papa se pronunciaría sobre su correligionario cristiano cuando nos dirigimos al canciller de la Santa Sede. Pero el Vaticano siguió mudo. Igualmente, otros dirigentes de Europa y de otros lugares prefirieron el silencio a la compasión.
Ni siquiera nuestra propia organización, Naciones Unidas, fue capaz de reunir la valentía para exigir un trato justo hacia el hombre en quien reconoció durante décadas a un decisivo y honesto defensor de los derechos de Iraq.
Estamos plenamente convencidos de que el tiempo colocará en la memoria a Tariq Aziz como un dirigente audaz que hizo todo lo posible para proteger la integridad de Iraq frente a las dificultades internas de su país, y contra las interferencias externas de ambiciosas fuerzas políticas.
Tariq Aziz, Tel Kepi (Iraq), 28 de abril de 1936 – Prisión de Camp Cropper, Bagdad, 5 de junio de 2015.
Müllheim (Alemania) y Dublin (Irlanda), 8 de junio de 2015
Hans C. von Sponeck y Denis J. Halliday fueron asistentes del Secretario General de Naciones Unidas y Coordinadores humanitarios para Iraq entre 1997 y 2000.
Fuente: http://www.brussellstribunal.org/article_view.asp?id=2205