Recientemente se ha celebrado en Barcelona la ultima edición del Mobile World Congress, una feria comercial centrada en el sector tecnológico de la telefonía móvil. Allí hubo una presencia que últimamente se ha hecho habitual en Barcelona. La ya conocida como «marea azul» de los trabajadores y trabajadoras de Telefónica para pedir la readmisión de […]
Recientemente se ha celebrado en Barcelona la ultima edición del Mobile World Congress, una feria comercial centrada en el sector tecnológico de la telefonía móvil. Allí hubo una presencia que últimamente se ha hecho habitual en Barcelona. La ya conocida como «marea azul» de los trabajadores y trabajadoras de Telefónica para pedir la readmisión de Marcos Andres Armenteros.
El día de apertura de puertas del congreso de telefonía, y coincidiendo con una huelga de jornada completa en la provincia de Barcelona de la plantilla de Telefónica, un nutrido grupo de personas ataviadas con las ya clásicas camisetas azules se reunió en la plaza de Espanya de Barcelona convocadas por diversas plataformas y sindicatos, para marchar en manifestación hasta la plaza Europa de L’Hospitalet de Llobregat, lugar de celebración de la feria. Una vez allí irrumpieron en el recinto ferial, hasta que un operativo policial de los Mossos d’Esquadra les impidió seguir avanzando.
Esos días se lanzaron varias etiquetas en la red social Twitter para visibilizar el conflicto. Una de ellas, que alcanzó gran popularidad, fue #MovistarNóosAvergüenzaUnRato. En respuesta a esta etiqueta, apareció también en dicha red social la etiqueta #PalabrasNeciasMovistarSorda, aparentemente impulsada por usuarios de Twitter que defendían la postura empresarial. El escándalo salta cuando la Coordinadora de Informática del sindicato CGT informaba que los perfiles de usuarios que están usando dicha etiqueta son mayoritariamente falsos, manejados mediante una aplicación informática especifica para estos menesteres llamada EnvioMensajes.
El hecho de que una multinacional con los recursos de Telefónica se arriesgue a usar un truco tan burdo como éste para contrarrestar el efecto negativo de una protesta laboral nos muestra algo que quienes no tocamos por primera vez un ordenador hasta bien entrada la adolescencia no terminamos de entender. Y es que para las generaciones que han crecido inmersas en el mundo posterior a la revolución digital, la identidad virtual tiene tanto peso como la identidad física, y lo que pasa en el ciberespacio es tan importante como lo que pasa en el mundo real. Pero las grandes corporaciones sí se han dado cuenta de este hecho, y para ellas una campaña de desprestigio en la Red puede ser devastadora. Y en Internet, a diferencia de lo que pasaba en el mundo pre-cibernético, tener un imperio mediático dispuesto a defender tu imagen corporativa no te protege ante una campaña simple, pero inteligente, de usuarios anónimos. El mundo virtual ofrece infinidad de resquicios por donde la información que se quiere ocultar acaba saliendo a la luz, por mucho empeño que se ponga en lo contrario. En la batalla de las ideas, las herramientas informáticas han igualado las armas de los contendientes, y la pulga puede vencer al elefante. Los poderosos temen el flujo libre de información que corre por ese mundo virtual.
A dia de hoy, la empresa sigue negándose a negociar la readmisión de Marcos, a pesar de todos los llamamientos en ese sentido, y a pesar de que las plataformas y sindicatos han recabado el apoyo de personalidades y grupos políticos tanto en Catalunya como a nivel estatal. Un nuevo frente de conflicto podría abrirse inminentemente, pues recientemente los trabajadores y trabajadoras han recibido la notificación de la empresa de que corren tiempos duros y que habrán de hacerse sacrificios, lo cual indudablemente se traducirá en pérdidas de derechos salariales. De momento, y aunque todo está todavía sujeto a la negociación entre la empresa y la representación de los trabajadores y trabajadoras, ya se apunta a la congelación de las aportaciones de la empresa al plan de pensiones de las personas empleadas de la compañía. El futuro pinta oscuro, pero lo que nos han enseñado estos dos años largos de lucha es que se puede plantar cara. No solo se puede. Se debe.
Paco Priego es trabajador de Telefónica y militante de En lluita / En lucha.
http://www.enlucha.org/site/?
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.