«Les decimos al ministro de justicia y al gobierno iraquí al que pertenece que el terrorismo y las ejecuciones sumarias en Iraq son dos caras de la misma moneda, y que el asesinato es injustificable en cualquier circunstancia». Como ya informamos, la semana pasada del 12 al 16 se celebró en Madrid el 5º Congreso […]
«Les decimos al ministro de justicia y al gobierno iraquí al que pertenece que el terrorismo y las ejecuciones sumarias en Iraq son dos caras de la misma moneda, y que el asesinato es injustificable en cualquier circunstancia».
Como ya informamos, la semana pasada del 12 al 16 se celebró en Madrid el 5º Congreso internacional contra la pena de Muerte [1]. La primera y grave contradicción es que los organizadores han dado escandalosa cabida en este Congreso a un país que no solo tiene vigente la pena de muerte sino que la pone en práctica de manera escalofriante.
Tal y como afirma el Dr. Jaburi, autor de una carta abierta al Congreso [2], «[…] La pena de muerte en Iraq se han convertido en una herramienta política que se utiliza para intimidar y castigar a los oponentes políticos y a aquellos que han tenido la valentía de levantar sus voces contra las violaciones de los derechos humanos en el país»
La CEOSI acudió al Palacio Municipal de Congresos en Madrid y constató la presencia del gobierno de Iraq representado por su ministro de Justicia al que se le permitió participar como ponente, lo que supone un insulto manifiesto a las víctimas y a las organizaciones que luchan con rigor en muchos países, como Iraq, y ponen en riesgo sus vidas por la abolición de la pena de muerte y la lucha por obtener los derechos más esenciales del ser humano.
Además de todo lo anterior, resulta inconcebible, humillante, y una forma sutil de tortura, que los miembros de las organizaciones civiles iraquíes que en Iraq luchan por los derechos humanos en general y contra la tortura y la pena de muerte en particular se vean enfrentados, también fuera de sus fronteras, a quienes ejecutan a sus conciudadanos y persiguen a los activistas, reprimiendo con dureza las manifestaciones pacíficas que se desarrollan en Iraq desde hace más año y medio con el silencio cómplice de la prensa internacional. [3]
Como es bien sabido, los datos de ejecuciones por ahorcamiento en Iraq son estremecedores, además de que el proceso judicial por el que los presos son condenados ha sido reiteradamente condenado por la comunidad internacional. A este respecto, el pasado 19 de abril, al tiempo que el Centro de Información de Naciones Unidas publicaba que en marzo de 2013 en Iraq se habían ejecutado a 33 personas, Navi Pillay, Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos afirmaba que el sistema judicial de Iraq está: «[…] Gravemente dañado para garantizar incluso una limitada aplicación de la pena de muerte, dejando aparte las docenas de ejecuciones llevadas a cabo al mismo tiempo». [4] He aquí un dato claro y reciente que debe abochornar y hacer reflexionar profundamente a quienes hayan cursado la invitación al gobierno corrupto, sectario y criminal de Iraq.
Más sangrante, si cabe, es ver en el stand del gobierno de Iraq a funcionarios del Ministerio de Justicia repartiendo folletos contra la pena de muerte junto a todas las organizaciones que luchan de verdad por la abolición de la tortura y la pena de muerte.
En los folletos [5] es cruel ver la malévola utilización de imágenes de la guerra sectaria, por ejemplo de los atentados de la mezquita de Samarra, cuya finalidad era hacer estallar una guerra civil. A nadie se le escapa la participación directa del gobierno iraquí, cuyos ministerios están infiltrados de milicias a las que ahora llaman terroristas y a las que interesadamente dicen no reconocer. Esta situación es particularmente grave ahora que se ha producido un repunte de la violencia similar al que acaeció en 2006.
Ya en diciembre de 2006 -y la situación ahora es prácticamente la misma- la escritora Haifa Zangana escribía en el diario británico The Guardian: «La ocupación ha creado los enfrentamientos sectarios, y no ha sido debido a un fallo.» [6]
La falaz y vergonzante intervención de Hasan al-Shimmeri, ministro de Justicia iraquí, no necesitó que nadie le pusiera en evidencia, ya que el mismo afirmó que hay muchos presos sobre quienes pesa una sentencia de muerte pero que no han sido ejecutados, y añadió que «[…] De hecho hay una persona que lleva 11 años sentenciado y la pena no se ha cumplido hasta el momento». Hemos de recordar que estos hechos pueden ser constitutivos del delito de tortura por mantener a una persona en constante expectativa sobre su vida, y también hemos de recordar que el Congreso apela no solo a la abolición de la pena de muerte sino también de la tortura.
La CEOSI fue testigo de la incapacidad del ministro para dar respuestas coherentes a las cuestiones planteadas por los asistentes, como el hecho demostrado de que la aplicación de la pena de muerte no ha solucionado el problema de violencia en Iraq y que ésta ha aumentado. Fue patético verle responder que » […] Los terroristas funcionan como mafias», mafias -añadiremos- financiadas y avaladas por el propio gobierno iraquí.
Finalmente, el ministro estaba tan abrumado que se vio obligado a decir para salir del paso que había acudido al Congreso para aprender y para participar y afirmó que a su regreso a Bagdad estudiará el asunto y que las cosas cambiarán cuando las circunstancias cambien. La CEOSI no tiene la menor duda de que será la resistencia iraquí la que haga cambiar las cosas porque la pena de muerte institucionalizada en Iraq es, sencillamente, otro punto más del programa del gobierno iraquí. Ayer, el primer ministro al-Maliki declaraba ante los medios: «[…] La pena de muerte en Iraq no es venganza sino una forma de evitar asesinatos y esta es nuestra filosofía de vida, ¿comprenden? Ustedes tienen su filosofía y nosotros la nuestra.» [7]
La denuncia, alta y clara, a la infame intervención del ministro iraquí, y el testimonio de lo que realmente ocurre en Iraq -y no de lo que nos quieren hacer creer con este intento incalificable de utilizar un congreso contra la pena de muerte para limpiar la imagen de un gobierno criminal, sectario y corrupto- la puso la Organización por la Abolición de la Pena de Muerte en Iraq, cuyo portavoz, Samir Nury, manifestó: «[…] Condenamos la intervención del ministro, y le hacemos responsable, a él y a su gobierno, de los crímenes que cometen con las numerosísimas ejecuciones en Iraq; igualmente les responsabilizamos de alentar el conflicto sectario, el odio y el rencor mediante la ejecución de las penas de muerte y los asesinatos colectivos. Al ministro de justicia y al gobierno iraquí les decimos que el terrorismo y las ejecuciones sumarias en Iraq son dos caras de la misma moneda, y que el asesinato es injustificable en cualquier circunstancia. Hacemos un llamamiento a la abolición de todas las leyes que recogen la pena de muerte en Iraq, y exigimos la anulación de todas las sentencias de muerte. Rechazamos sin paliativos todas y cada una de las justificaciones que ha manifestado aquí el ministro. La Organización por la Abolición de la Pena de Muerte en Iraq exige el fin de las torturas en las cárceles, la aplicación inmediata del Derecho humanitario que recoge el derecho a la vida, y que se garantice la dignidad de los presos en las cárceles iraquíes.
La declaración final del 5º Congreso contra la Pena de Muerte que se leyó en el acto de clausura es otro ejemplo del gravísimo desconocimiento de los propios organizadores sobre la situación de los derechos humanos, pena de muerte y tortura en Iraq, llegando a la dolorosa e insultante paradoja de invitar a Iraq, un país del que, en el penúltimo párrafo de la declaración del Congreso se dice: «[…] Pero lamentando: que 93 países mantengan la pena de muerte y 58 países la sigan aplicando […] especialmente en China, Irán, Arabia Saudita, Irak, países donde las ejecuciones se llevan a cabo todos los días».
No acertamos a comprender cómo ha podido producirse semejante hecho y esperamos que los organizadores del próximo Congreso verifiquen a qué personas o instituciones cursan sus invitaciones para no convertirse en cómplices de la descarada operación de limpieza de imagen que ha pretendido llevar a cabo el gobierno iraquí en España.
Igualmente no podemos dejar de mencionar la falsedad del patrocinio del Congreso por parte del gobierno de España que se niega a investigar en profundidad y dar a la sociedad española las respuestas que demanda sobre las torturas cometidas por soldados españoles en la base de Diwaniya y sobre lo que ha sido interpelado en el Parlamento. [8]
Notas de IraqSolidaridad:
1. Véase Nota informativa de la CEOSI, «Con el motivo de la Celebración en Madrid del 5º Congreso internacional sobre la pena de muerte, la CEOSI dice: ¡Basta de hipocresía! «, IraqSolidaridad , 11 de junio de 2013.
2. Dr. Salim al-Jabouri, «Carta abierta al 5º Congreso Internacional contra la Pena de Muerte«; IraqSolidaridad , 14 de junio de 2013.
3. Véase » Comunicado de la CEOSI en apoyo de la revolución iraquí «, IraqSolidaridad , 9 de enero de 2013.
4. Alto Comisionado de los Derechos Humanos » Pillay condena el uso rampante de la pena de muerte en Iraq «, IraqSolidaridad , 14 de junio de 2013.
5. Aquí se pueden ver los folletos que el gobierno de Iraq ha repartido en el Congreso contra la pena de Muerte. Enlace a los tres folletos 1, 2, 3
6. Haifa Zangana, » La violencia sectaria permite a los ocupantes ocultar sus crímenes contra civiles «, IraqSolidaridad , 12 de diciembre de 2006.
7 .– Almadapaper, 18 de junio de 2013
8. Véase nota 1