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Todavía sin hogar en Bagdad

Fuentes: IPS

Traducido del inglés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos

«Lo único que queremos es una vida normal», dice Um Qasim, sentada en el exterior de un edificio bombardeado de Bagdad. Tanto ella como otras personas del lugar han estado diciendo lo mismo durante años.

Um Qasim vive junto con trece miembros de su familia en una chabola de ladrillos en los límites de los que era un edificio de los servicios de inteligencia en el distrito de Mansoor de Bagdad.

Cinco de sus hijos son chicas. Para nadie es fácil no tener hogar pero es particularmente complicado para las mujeres y las chicas.

«Tanto yo como mis hijas tenemos que ser aún más cuidadosas al vivir así», dijo Um Qasim a IPS. «Estamos cansadas de tener siempre miedo porque todos los días, a todas horas, andan hombres extraños por la zona y no hay protección para nosotras. Cada día nos trae una nueva amenaza, a nosotras y a todas las mujeres que estamos aquí».

Dice que raramente sale de la zona, ni tampoco sus hijas por temor a ser secuestradas o violadas.

«No me gusta tener siempre miedo», dice una de las hijas de Um Qasim. «Pero mi madre dice que tengamos siempre mucho cuidado y puedo ver su miedo, así que me asusta».

El complejo, que era el cuartel general del ex-hijo del dictador Sadam Husein, Qusay Husein, fue muy dañado por los ataques aéreos estadounidenses durante la invasión en marzo de 2003. En aquel momento y después, edificios como éste se convirtieron en refugio para miles de desplazados.

En total viven en este complejo 135 familias, unas 750 personas.

«Esto es vivir en la miseria», dice Um Qasim. Su hogar es apenas una habitación de cemento compartida por ocho de los miembros de su familia. «El gobierno nos da al mes cincuenta litros de aceite para calentarnos y cocinar, pero se nos acaba enseguida y entonces tenemos que tratar de encontrar dinero para comprar más y poder cocinar y no pasar frío».

El edificio bombardeado está en un muy mal estado. De barras de metal cuelgan peligrosamente bloques de cemento, muchos techos están parcialmente derrumbados y todas las paredes exteriores se han caído.

No hay agua, ni electricidad, ni alcantarillado, ni servicio de basura. Por toda la zona hay dispersos basura, pañales, restos de comida y excrementos humanos.

«No tenemos agua, ni dinero, ni trabajo», dice Ahmed Hussein, de 15 años. «¿Cómo puede vivir un ser humano en esta miseria? Estamos tan cansados».

Hay muy pocas oportunidades de encontrar una salida. El paro es muy alto en todo Iraq, entre el 40% y el 65%. Y ha bajado el precio del petróleo, fuente del 90% de los ingresos del gobierno. Éste no tiene mucho que repartir.

El mes pasado el gobierno decidió desahuciar a todas las personas que habían estado viviendo en edificios o en tierras del gobierno ocupados desde la invasión. ONGs locales calculan que desde la invasión más de 250.000 ocupantes ilegales viven en la calle o en refugios como aquel por todo Bagdad.

«El gobierno iraquí ha decidido desahuciar a todos los ocupantes ilegales de propiedades del gobierno – tierras, casas, edificios residenciales u oficinas. Se les dará ayuda financiera para que encuentren lugares alternativos en los que vivir», afirmó el gobierno en un comunicado del 4 de enero.

El gobierno les concedió sesenta días a partir del 1 de enero para abandonar estos lugares o de lo contrario se tendrían que enfrentar a la justicia, pero posteriormente decidió darles más tiempo. Nadie sabe cuando acabará el nuevo plazo.

«Queremos que el gobierno iraquí nos facilite ayuda», afirma Nasir Fadlawi, de 48 años, administrador no oficial del complejo de Qasim. «Le estoy pidiendo al gobierno que se ocupe de nosotros ya que somos hijos e hijas de Iraq. Si nos hubiera ayudado no estaríamos aquí «.

Fadlawi afirma que la mayoría de las personas de la zona son o bien refugiados económicos o desplazados de sus casas durante las violencia sectaria que asoló Bagdad en 2006. «La policía y el ejército iraquí vienen a menudo aquí y nos amenazan», afirmó. «Pero tenemos derecho a vivir».

Fadlawi afirma que también debido a la corrupción es difícil encontrar trabajo o lugares alternativos en los que vivir. La última vez que solicitó un trabajo le pidieron 700 dólares. «¿De dónde voy a sacar ese dinero cuando para empezar no tengo trabajo?».

Puede que el gobierno tenga que aplazar los planes de construcción de nuevas viviendas. Según se ha informado, el ministerio de Desplazamientos y Migración los ha aplazado hasta 2010.

«Pedimos 40.000 millones de dinares iraquíes (34.2 millones de dólares) al ministerio de Finanzas, pero se nos dijo que sólo se podrían conceder 8.000 millones (6.85 millones de dólares)», afirmó el 4 de enero en una declaración Ali Shaalan, presidente de la junta directiva del ministerio de Planificación. «Esto podría impedir que lográramos nuestros objetivos este año».

La Organización Internacional de Migraciones (IOM, en sus siglas en ingles) publicó un informe el 1 de enero en el que calculaba que en Iraq hay 1.600.000 desplazados internos. Según el informe, casi dos tercios, es decir, un poco más de un millón de personas, viven en Bagdad, y más de la mitad son mujeres y chicas jóvenes. El informe señalaba que las mujeres desplazada son más vulnerables a las violaciones y a otras formas de violencia sexual.

Enlace con el original: www.ipsnews.net/news.asp?idnews=45812