«La arremetida de las inversiones españolas en Latinoamérica me parece asquerosa, indecente y posiblemente ilegal desde muchos puntos de vista». Palabras de Manel Mayol, cineasta catalán que durante el lluvioso invierno de 2004 recorrió el sur de Chile para registrar las acciones de la transnacional española Endesa en el Alto Bio-Bio. El resultado, un potente […]
«La arremetida de las inversiones españolas en Latinoamérica me parece asquerosa, indecente y posiblemente ilegal desde muchos puntos de vista». Palabras de Manel Mayol, cineasta catalán que durante el lluvioso invierno de 2004 recorrió el sur de Chile para registrar las acciones de la transnacional española Endesa en el Alto Bio-Bio. El resultado, un potente y explosivo documental titulado «Apaga y Vámonos» y que por estos días recorre diversos festivales europeos, mostrando el lado B de una historia plagada de «progreso y desarrollo», según la particular versión de los vencedores. Desde la ciudad de Praga y haciendo una pausa en el camino, Mayol -junto al productor Esteban Bernatas-, conversó en exclusiva con Azkintuwe, horas antes del estreno de «Apaga y Vámonos» en el prestigioso One World Film Festival
Manel Mayol es un cineasta de ideas claras. Nada de indigenismo ni mapuchismo cósmico postmoderno. El objetivo de su trabajo era Endesa y a ello se abocó junto a su equipo las cinco semanas que duró el vertiginoso rodaje de su documental «Apaga y Vámonos», en la zona centro-sur de Chile. Todo ello, entre mayo y junio del año 2004. Documental en 35mm de gran factura técnica, hermosa fotografía y reveladores testimonios, tuvo su estreno mundial el pasado 23 de abril en Toronto, Canadá. Hoy recorre diversos escenarios de Europa, dando cuenta de las acciones de la transnacional española Endesa en el maltratado territorio mapuche.
Desde la histórica ciudad de Praga y a pocas horas del estreno de «Apaga y Vámonos» en el prestigioso One World Film Festival, Manel Mayol -junto al productor Esteban Bernatas, de Andoliado Producciones- conversó con Azkintuwe. He aquí parte de la transcripción de esta entrevista exclusiva, que será publicada completa en la próxima edición impresa del Periódico Azkintuwe.
-¿Manel, cómo surge la idea de realizar Apaga Y Vámonos?
MM: Fue en verdad una casualidad. Estaba preparando el proyecto de otra película documental con Esteban, el productor, y empezó al mismo tiempo en Barcelona una cosa rara que se llamaba el Forum de las Culturas, la Paz y la Diversidad, organizado por el gobierno. Este Forum estaba patrocinado por empresas tan cultas como el Corte Inglés, tan pacíficas como INDRA, fabricantes de armas, o tan entregadas a la diversidad cultural como es el caso de Endesa. Cada día que pasaba, con Esteban hablábamos más acerca de este Forum que del proyecto original, así que decidimos hacer una película que explicará un poco el cinismo de estas grandes corporaciones.
Y Endesa era para nosotros la candidata ideal, porque era precisamente el momento en que se cerraron las compuertas de la represa Ralco en Chile, empezaban a llenar el lago artificial y todo eso. Además, inicialmente, Endesa nos dijo que nos concedería una entrevista en Chile, su gerente medio ambiental, algo que nadie habia conseguido antes. Luego, una vez que comenzamos a realizar el documental en la zona sur, jamás quisieron hablar con nosotros, pero ya estábamos filmando. Así surge la idea de contar esta historia.
-¿Cuánto tiempo duró el proceso de filmación en Chile?
MM: Estuvimos aproximádamente 5 semanas rodando en Chile. Subiendo y bajando de la IX región a Santiago. Lo más impresionante fue el proceso de filmación en la cordillera, en la zona pehuenche, que nos tomó varios días. La verdad es que fue muy impresionante encontrarse con el monstruo, con el muro de la represa, por primera vez, en la zona de Ralco. Estuvimos varios días filmando allí, subiendo y bajando desde la zona de Barco y las comunidades afectadas por la represa. También filmamos en Santa Barbara, Los Angeles, Temuco, Traiguén, Concepción y Santiago.
-¿Cuáles fueron las principales complicaciones del rodaje?
MM: Las principales complicaciones no fueron técnicas, ya que rodamos con un equipo chileno extraordinario, de gran calidad y profesionalismo y al cual contactamos en cuestión de horas a nuestro arribo a Chile y básicamente por teléfono. Las principales complicaciones fueron más bien políticas. Complicaciones para acceder a algunas autoridades, para trabajar libremente, desplazarnos por el territorio, etc. En todo momento nos sentimos vigilados. Creo que no hace falta dar muchas explicaciones a los lectores de este periódico a lo que me refiero con ello.
En el sector cordillerano de El Barco, donde fueron trasladadas las familias pehuenches por Endesa, el rodaje fue complicado, pero básicamente por el clima, por la lejanía, por el poco tiempo del que disponíamos. Además, nos dabamos cuenta que la situación de las familias relocalizadas difícilmente mejoraría aunque la película funcionase bien. Está el caso de una joven pehuenche que quise entrevistar, por ejemplo, y que me señaló, llorando, que no serviría de nada dar esa entrevista, que no habíaa nada que hacer frente a la empresa. Fue fuerte para nosotros. Pero eso nos dió fuerza y coraje para enseñar la película en todos los festivales internacionales, contando lo que Endesa está haciendo con esas personas.
-¿Tenías antes conocimiento de la lucha del pueblo mapuche?
MM: No, en absoluto. Lo que si conocía, y de hecho me interesa mucho, era la creciente resistencia en América Latina por parte de los pueblos indígenas. No sólo por sus reivindicaciones de reconstrucción de la identidad nacional, totalmente legítima, como la de cualquier pueblo, sino también por lo que esta lucha tiene de justicia social, ambiental y anti-colonial. Ahora conozco mucho más de su lucha, por cierto. Y me parece evidente que el pueblo mapuche es un pueblo vivo y con suficiente fuerza para seguir luchando a futuro por sus derechos.
-La película se aleja de cierta mirada folklorizada o indianista de los trabajos sobre el pueblo mapuche, lo que es un gran acierto ¿Esto fue a propósito o una marca personal tuya como director?
MM: Bien, yo no soy antropólogo ni iba a explicar toda la historia y cultura del pueblo mapuche en la película. No era mi objetivo como director, para nada. La idea de Apaga y Vámonos es tratar de denunciar la recolonización de América latina por parte de las grandes corporaciones de origen español. En este caso, Endesa. Los afectados directos en esta historia son los pehuenches en el Alto Biobio, pero si nos fijamos en el mundo en general, vemos como hay miles de pueblos que sufren estos abusos, independiente de sus orígenes étnicos. No nos interesaba contar una historia sobre los indígenas o los pehuenches, con esa visión paternalista de algunos directores. Más bien nos interesaba mostrar a Endesa y sus actuaciones fuera de España.
Hay casos en que la violación sistemática de los derechos humanos en el tema de Ralco, es flagrante y evidente por parte de Endesa. Sin embargo, hay que ser muy consciente que no solo es imputable a la empresa española la situación que afecta a los pehuenches, sino también a la complicidad del gobierno de Eduardo Frei, de los políticos chilenos y de destacadísimos juristas, como Pablo Rodriguez Grez, antiguo abogado de Endesa y actual defensor del dictador Pinochet, así como de diversos medios de comunicación.
– Esta complicidad de los estados, gobiernos, con las transnacionales ¿Crees que es
un fenómeno exclusivo de latinoamérica?
MM: En absoluto, actuan así en todas partes del mundo. Creo que Latinoamérica, por poseer gigantescas reservas de recursos naturales, es una de las partes del mundo donde es más evidente esta complicidad, pero en los festivales internacionales de cine donde Apaga y Vámonos ha sido exhibidada, nos viene gente de todo el mundo a contarnos situaciones muy similares a las ocurridas en Chile.
-¿Qué opinión te merece la arremetida de inversiones españolas en Latinoamérica?
MM: Me parece asquerosa, indecente y posiblemente ilegal desde muchos puntos de vista, tanto por parte de Endesa, Repsol y Santander, como de otras empresas. Es terriblemente preocupante, por ejemplo, que el Grupo Santander pretenda financiar represas en el rio Carrenleufu, territorio mapuche en Argentina, como se ha denunciado en el último tiempo. Podrían ser miles de hectáreas inundadas. Creo que de manera urgente hay que organizarse para intentar pararlos. En mi opinión debería empezarse a diseñarse ya una estrategia jurídica y de información al respecto. Hay que tener en cuenta que el Sr. Emilio Botin, dueño del Banco Santander, es el señor más rico de España y uno de los señores más ricos del mundo.
-¿Cuál es la imagen de Endesa en Catalunya?
MM: Tanto Endesa como Telefónica, por ejemplo, son compañías que eran públicas y que fueron posteriormente privatizadas por los gobiernos de derecha. Y en el caso de Endesa, hablamos también de Martín Villa, un franquista destacado, con varios cargos de mucha responsabilidad durante la dictadura militar española. También fue ministro y diputado del Partido Popular, es decir, un curriculum no muy democrático. Igual que Telefónica o Repsol, Endesa es una transnacional no muy apreciada por los ciudadanos, que ven como estas empresas que eran públicas y fueron privatizadas por Aznar, hoy no cumplen con muchos requisitos medioambientales, de modernización de precios, etc. Esa es la imagen que existe.
-¿Ves tu trabajo documental como una herramienta de denuncia política?
MM: Por un lado creo que las películas documentales casi nunca generan grandes cambios por parte de las empresas o políticos denunciados. Es así, hay que ser claros. Pero por otra parte, si creo que sirven en el sentido que se dan a conocer problemas y situaciones que muchas veces son totalmente ignorados por los grandes medios de prensa. En este sentido, me parece que puede funcionar como una herramienta de denuncia.
-¿Cual crees que será la reacción del público español ante la película?
MM: Así de entrada, lo que deseamos es que los españoles tengan la oportunidad de ver la película. Creo que es muy importante que los chilenos sepan bien qué es Endesa y los españoles qué es lo que Endesa hace en Chile. Sería muy interesante que centenares de pequeños accionistas de Endesa fueran al cine a ver Apaga y Vámonos, pagando la entrada, claro, y escucharan a los pehuenches que fueron engañados para dejar sus tierras y contruir la represa. Pienso que más de uno vendería las acciones de forma inmediata.
-¿Hasta hoy, cómo ha sido la acogida en los festivales?
EB: En general la acogida ha sido positiva. Sin embargo, Apaga y Vámonos es un documental serio y no trata de aplicar una fórmula efectista que agrade más o menos a los espectadores. Por ello el espectador ha de estar alerta al desarrollo del documental ya que este no da concesiones al espectador «despistado». En general, el público tiene muchas preguntas al final de las proyecciones, lo cual invita a creer que el documental suscita mucho interés para quienes lo ven.
-¿En qué otros festivales van a participar?
EB: Acaba de proyectarse en Toronto en el HotDocs Festival, fue su estreno mundial, el pasado 23 de abril. También la vamos a proyectar aquí en Praga, en el One World Film Festival. Próximamente es muy probable ver Apaga y Vámonos en el Dokfest en la ciudad de Munich (el 10 de mayo); en el Ecocinema de Atenas en junio; en el Festival Resistances en Foix (Francia) en julio; en el Planet in Focus de Toronto en septiembre; en el Global Visions en Edmonton-Alberta (Canadá) en noviembre. Y en el IFF de Varsovia, en diciembre.
-¿Piensan estrenar la película también en Chile, en el Wallmapu?
MM: Claro que tenemos muchas ganas de estrenar en Chile. También en el Wallmapu. ¿Cuando? Esperamos que muy pronto. Creo que la sociedad chilena y argentina, que han sufrido dos dictaduras militares salvajes, deberían ser conscientes de lo que está pasando ahora con el pueblo mapuche. No me estoy refiriendo solo a intelectuales, abogados, jueces y políticos, sino también a la sociedad civil en general de ambos países /
Manel Mayol es un cineasta de ideas claras. Nada de indigenismo ni mapuchismo cósmico postmoderno. El objetivo de su trabajo era Endesa y a ello se abocó junto a su equipo las cinco semanas que duró el vertiginoso rodaje de su documental «Apaga y Vámonos», en la zona centro-sur de Chile. Todo ello, entre mayo y junio del año 2004. Documental en 35mm de gran factura técnica, hermosa fotografía y reveladores testimonios, tuvo su estreno mundial el pasado 23 de abril en Toronto, Canadá. Hoy recorre diversos escenarios de Europa, dando cuenta de las acciones de la transnacional española Endesa en el maltratado territorio mapuche.
Desde la histórica ciudad de Praga y a pocas horas del estreno de «Apaga y Vámonos» en el prestigioso One World Film Festival, Manel Mayol -junto al productor Esteban Bernatas, de Andoliado Producciones- conversó con Azkintuwe. He aquí parte de la transcripción de esta entrevista exclusiva, que será publicada completa en la próxima edición impresa del Periódico Azkintuwe.
-¿Manel, cómo surge la idea de realizar Apaga Y Vámonos?
MM: Fue en verdad una casualidad. Estaba preparando el proyecto de otra película documental con Esteban, el productor, y empezó al mismo tiempo en Barcelona una cosa rara que se llamaba el Forum de las Culturas, la Paz y la Diversidad, organizado por el gobierno. Este Forum estaba patrocinado por empresas tan cultas como el Corte Inglés, tan pacíficas como INDRA, fabricantes de armas, o tan entregadas a la diversidad cultural como es el caso de Endesa. Cada día que pasaba, con Esteban hablábamos más acerca de este Forum que del proyecto original, así que decidimos hacer una película que explicará un poco el cinismo de estas grandes corporaciones.
Y Endesa era para nosotros la candidata ideal, porque era precisamente el momento en que se cerraron las compuertas de la represa Ralco en Chile, empezaban a llenar el lago artificial y todo eso. Además, inicialmente, Endesa nos dijo que nos concedería una entrevista en Chile, su gerente medio ambiental, algo que nadie habia conseguido antes. Luego, una vez que comenzamos a realizar el documental en la zona sur, jamás quisieron hablar con nosotros, pero ya estábamos filmando. Así surge la idea de contar esta historia.
-¿Cuánto tiempo duró el proceso de filmación en Chile?
MM: Estuvimos aproximádamente 5 semanas rodando en Chile. Subiendo y bajando de la IX región a Santiago. Lo más impresionante fue el proceso de filmación en la cordillera, en la zona pehuenche, que nos tomó varios días. La verdad es que fue muy impresionante encontrarse con el monstruo, con el muro de la represa, por primera vez, en la zona de Ralco. Estuvimos varios días filmando allí, subiendo y bajando desde la zona de Barco y las comunidades afectadas por la represa. También filmamos en Santa Barbara, Los Angeles, Temuco, Traiguén, Concepción y Santiago.
-¿Cuáles fueron las principales complicaciones del rodaje?
MM: Las principales complicaciones no fueron técnicas, ya que rodamos con un equipo chileno extraordinario, de gran calidad y profesionalismo y al cual contactamos en cuestión de horas a nuestro arribo a Chile y básicamente por teléfono. Las principales complicaciones fueron más bien políticas. Complicaciones para acceder a algunas autoridades, para trabajar libremente, desplazarnos por el territorio, etc. En todo momento nos sentimos vigilados. Creo que no hace falta dar muchas explicaciones a los lectores de este periódico a lo que me refiero con ello.
En el sector cordillerano de El Barco, donde fueron trasladadas las familias pehuenches por Endesa, el rodaje fue complicado, pero básicamente por el clima, por la lejanía, por el poco tiempo del que disponíamos. Además, nos dabamos cuenta que la situación de las familias relocalizadas difícilmente mejoraría aunque la película funcionase bien. Está el caso de una joven pehuenche que quise entrevistar, por ejemplo, y que me señaló, llorando, que no serviría de nada dar esa entrevista, que no habíaa nada que hacer frente a la empresa. Fue fuerte para nosotros. Pero eso nos dió fuerza y coraje para enseñar la película en todos los festivales internacionales, contando lo que Endesa está haciendo con esas personas.
-¿Tenías antes conocimiento de la lucha del pueblo mapuche?
MM: No, en absoluto. Lo que si conocía, y de hecho me interesa mucho, era la creciente resistencia en América Latina por parte de los pueblos indígenas. No sólo por sus reivindicaciones de reconstrucción de la identidad nacional, totalmente legítima, como la de cualquier pueblo, sino también por lo que esta lucha tiene de justicia social, ambiental y anti-colonial. Ahora conozco mucho más de su lucha, por cierto. Y me parece evidente que el pueblo mapuche es un pueblo vivo y con suficiente fuerza para seguir luchando a futuro por sus derechos.
-La película se aleja de cierta mirada folklorizada o indianista de los trabajos sobre el pueblo mapuche, lo que es un gran acierto ¿Esto fue a propósito o una marca personal tuya como director?
MM: Bien, yo no soy antropólogo ni iba a explicar toda la historia y cultura del pueblo mapuche en la película. No era mi objetivo como director, para nada. La idea de Apaga y Vámonos es tratar de denunciar la recolonización de América latina por parte de las grandes corporaciones de origen español. En este caso, Endesa. Los afectados directos en esta historia son los pehuenches en el Alto Biobio, pero si nos fijamos en el mundo en general, vemos como hay miles de pueblos que sufren estos abusos, independiente de sus orígenes étnicos. No nos interesaba contar una historia sobre los indígenas o los pehuenches, con esa visión paternalista de algunos directores. Más bien nos interesaba mostrar a Endesa y sus actuaciones fuera de España.
Hay casos en que la violación sistemática de los derechos humanos en el tema de Ralco, es flagrante y evidente por parte de Endesa. Sin embargo, hay que ser muy consciente que no solo es imputable a la empresa española la situación que afecta a los pehuenches, sino también a la complicidad del gobierno de Eduardo Frei, de los políticos chilenos y de destacadísimos juristas, como Pablo Rodriguez Grez, antiguo abogado de Endesa y actual defensor del dictador Pinochet, así como de diversos medios de comunicación.
– Esta complicidad de los estados, gobiernos, con las transnacionales ¿Crees que es
un fenómeno exclusivo de latinoamérica?
MM: En absoluto, actuan así en todas partes del mundo. Creo que Latinoamérica, por poseer gigantescas reservas de recursos naturales, es una de las partes del mundo donde es más evidente esta complicidad, pero en los festivales internacionales de cine donde Apaga y Vámonos ha sido exhibidada, nos viene gente de todo el mundo a contarnos situaciones muy similares a las ocurridas en Chile.
-¿Qué opinión te merece la arremetida de inversiones españolas en Latinoamérica?
MM: Me parece asquerosa, indecente y posiblemente ilegal desde muchos puntos de vista, tanto por parte de Endesa, Repsol y Santander, como de otras empresas. Es terriblemente preocupante, por ejemplo, que el Grupo Santander pretenda financiar represas en el rio Carrenleufu, territorio mapuche en Argentina, como se ha denunciado en el último tiempo. Podrían ser miles de hectáreas inundadas. Creo que de manera urgente hay que organizarse para intentar pararlos. En mi opinión debería empezarse a diseñarse ya una estrategia jurídica y de información al respecto. Hay que tener en cuenta que el Sr. Emilio Botin, dueño del Banco Santander, es el señor más rico de España y uno de los señores más ricos del mundo.
-¿Cuál es la imagen de Endesa en Catalunya?
MM: Tanto Endesa como Telefónica, por ejemplo, son compañías que eran públicas y que fueron posteriormente privatizadas por los gobiernos de derecha. Y en el caso de Endesa, hablamos también de Martín Villa, un franquista destacado, con varios cargos de mucha responsabilidad durante la dictadura militar española. También fue ministro y diputado del Partido Popular, es decir, un curriculum no muy democrático. Igual que Telefónica o Repsol, Endesa es una transnacional no muy apreciada por los ciudadanos, que ven como estas empresas que eran públicas y fueron privatizadas por Aznar, hoy no cumplen con muchos requisitos medioambientales, de modernización de precios, etc. Esa es la imagen que existe.
-¿Ves tu trabajo documental como una herramienta de denuncia política?
MM: Por un lado creo que las películas documentales casi nunca generan grandes cambios por parte de las empresas o políticos denunciados. Es así, hay que ser claros. Pero por otra parte, si creo que sirven en el sentido que se dan a conocer problemas y situaciones que muchas veces son totalmente ignorados por los grandes medios de prensa. En este sentido, me parece que puede funcionar como una herramienta de denuncia.
-¿Cual crees que será la reacción del público español ante la película?
MM: Así de entrada, lo que deseamos es que los españoles tengan la oportunidad de ver la película. Creo que es muy importante que los chilenos sepan bien qué es Endesa y los españoles qué es lo que Endesa hace en Chile. Sería muy interesante que centenares de pequeños accionistas de Endesa fueran al cine a ver Apaga y Vámonos, pagando la entrada, claro, y escucharan a los pehuenches que fueron engañados para dejar sus tierras y contruir la represa. Pienso que más de uno vendería las acciones de forma inmediata.
-¿Hasta hoy, cómo ha sido la acogida en los festivales?
EB: En general la acogida ha sido positiva. Sin embargo, Apaga y Vámonos es un documental serio y no trata de aplicar una fórmula efectista que agrade más o menos a los espectadores. Por ello el espectador ha de estar alerta al desarrollo del documental ya que este no da concesiones al espectador «despistado». En general, el público tiene muchas preguntas al final de las proyecciones, lo cual invita a creer que el documental suscita mucho interés para quienes lo ven.
-¿En qué otros festivales van a participar?
EB: Acaba de proyectarse en Toronto en el HotDocs Festival, fue su estreno mundial, el pasado 23 de abril. También la vamos a proyectar aquí en Praga, en el One World Film Festival. Próximamente es muy probable ver Apaga y Vámonos en el Dokfest en la ciudad de Munich (el 10 de mayo); en el Ecocinema de Atenas en junio; en el Festival Resistances en Foix (Francia) en julio; en el Planet in Focus de Toronto en septiembre; en el Global Visions en Edmonton-Alberta (Canadá) en noviembre. Y en el IFF de Varsovia, en diciembre.
-¿Piensan estrenar la película también en Chile, en el Wallmapu?
MM: Claro que tenemos muchas ganas de estrenar en Chile. También en el Wallmapu. ¿Cuando? Esperamos que muy pronto. Creo que la sociedad chilena y argentina, que han sufrido dos dictaduras militares salvajes, deberían ser conscientes de lo que está pasando ahora con el pueblo mapuche. No me estoy refiriendo solo a intelectuales, abogados, jueces y políticos, sino también a la sociedad civil en general de ambos países /