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El jueves a las 21 horas de Iraq, aviones de guerra turcos bombardearon el campo de Maxmur, en el Kurdistan Iraqi, a unos 300 kilometros de la frontera de Turquia

Turquia bombardea el campo de refugiados kurdos de Maxmur, en el Norte de Iraq

Fuentes: Rebelión

La madrugada de este jueves, tras el vuelo de aviones espías turcos, sus cazas de combate (de fabricación occidental, al igual que todas sus armas) bombardearon el perímetro del campo de refugiados kurdos de Maxmur. Vía telefónica confirmamos los hechos: Sadiq nos dice que por el humo han bombardeado los puestos de vigilancia y control […]

La madrugada de este jueves, tras el vuelo de aviones espías turcos, sus cazas de combate (de fabricación occidental, al igual que todas sus armas) bombardearon el perímetro del campo de refugiados kurdos de Maxmur.

Vía telefónica confirmamos los hechos: Sadiq nos dice que por el humo han bombardeado los puestos de vigilancia y control de las unidades de auto-defensa, cuyos integrantes son los propios refugiados que protegen por turnos el campo, ya que han sido atacado en varias ocasiones por tierra por el ISIS.

Sadiq nos confirma que hubo al menos cuatro muertos, las cuatro personas asesinadas son tres mujeres de una misma familia, de 73, 26 y 23 años respectivamente, y una adolescente de 14 años, quienes regresaban al campo coon sus animales. Los oficios fúnebres fueron realizados el pasado viernes con la participación de miles de personas.

Al poco tiempo miles de residentes del campo se concentraron frente a la sede del Consejo del Pueblo para rechazar el ataque turco, el silencio del Gobierno del Iraq y de la comunidad internacional, dado que este viejo campo de refugiados esta bajo proteccion y responsabilidad de la ONU.

El bombardeo a Maxmur ha sido ejecutado casi al mismo tiempo que otro ataque aéreo a la aldea de Shilo en la zona de Shengal, tristemente conocida por la masacre de la minoría kurda yazidi llevada a cabo por el Estado Islamico en el 2014.

El pasado miércoles el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, habia anunciado estar preparando ataques a las zonas liberadas de Rojava, Norte de Siria, amenazando además con que su próximo objetivo será Serekaniye, importante ciudad kurdo-siria fronteriza con Turquía.

El campo de desplazados de Maxmur, a más de 300 kms de la frontera entre Turquía e Iraq, es de alguna manera un laboratorio muy especial del sistema de Autonomía Democrática propuesta por el encarcelado lider kurdo Abdullah Öcalan. En ese campo de refugiados más de 13 mil desplazados del Kurdistán Norte (Turquía) se han organizado a partir de las propuestas políticas, sociales y culturales de ese carismático dirigente kurdo.

La mayor parte de los residentes en Maxmur son refugiados procedentes de las aldeas de la región de Sirnak, que se vieron obligados a abandonar sus hogares a principios de los años 90 del siglo pasado, cuando el Ejército turco puso en práctica la política de «exterminio masivo directo». Más de 4.000 aldeas fueron incendiadas y sus campos arrasados por lo cual la mayoría de la población civil se vio obligada a refugiarse y buscar refugio en otras ciudades o bien atravesar la frontera y asentarse en el Kurdistán iraquí.

Cuando los kurdos desplazados llegaron a Maxmur el territorio era un desierto inhabitable pero como aun recuerdan muchos de los primeros refugiados Saddam Hussein les ofreció aquel lugar como refugio . Sadiq dice: «Yo estoy en el campamento desde el inicio. No sè si debemos agradecer a Saddam permitirnos asentarnos literalmente en el infierno».

En Maxmur no había agua, ni árboles, lo único que había era un sol abrasador. Este pedazo perdido de tierra esta bastante lejos de Erbil, la capital del Kurdistán iraquí, y conseguir comida o cualquier otro producto necesario era realmente dificil.

Sin embargo los refugiados kurdos estaban decididos a convertir este desierto en un lugar habitable. «Por supuesto, creíamos que esto iba a ser temporal»,-dice Sadiq- y que podríamos volver pronto a nuestras aldeas, pero desafortunadamente llevamos aquí más de 20 años «.

Este trozo del desierto ahora cuenta con abastecimeinto de agua, zonas verdes, escuelas, bibliotecas, invernaderos para cultivar hortalizas, árboles frutales … Y Sadiq subraya que al inicio «los niños comían tierra, ya que no había nada para darles, pero esos tiempos han pasado».

Por supuesto, todos en Maxmur están deseando regresar a sus hogares pero de mientras se han organizado a partir de los criterios de la Autonomía Democrática y sus estructuras de gobierno colectivo.

El Consejo Popular cuenta con 131 miembros, 31 forman un comité que representa a cada una de las secciones en que esta divido el campo. Maxmur era un campamento de desplazados provisional pero a prtir de la guerra en Siria en realidad no hecho más que y acoger a más refugiados.

Hay también un Consejo de Mujeres, integrado por 81 mujereses, que es parte de la Administración autónoma, que se renueva bianualmente, con dos mandatos máximos.

Una de las principales tareas del Consejo de Mujeres es abordar y tratar de resolver los problemas derivados de la mentalidad patriarcal y ancestral, y sus resultados no son para nada pequeños por ejemplo: han conseguido que enel campo el divorcio sea «legal», la difusión de los métodos anticonceptivos, que la homosexualidad sea aceptada. El campo de refugiados fue además uno de los primeros territorios de la región en abolir la poligamia, una práctica tradicional relacionada a una interpretación de la religión musulmana, tradicional en la zona.

El campo cuenta también con un pequeño hospital que funciona bajo administración de la agencia de la ONU para los refugiados, la ACNUR. Dos médicos y varias enfermeras, todos voluntarios que solo reciben un pequeño salario para su subsistencia, trabajan en las nuevas edificaciones.

El hospital está bastante bien equipado dadas las circunstancias, realmente por su tamaño parece un hospital de muñecas, todo es mini, desde la farmacia, la sala de cirugía, la de maternidad o el breve espacio de radiografía. Pero todo funciona.

Los médicos que trabajan en este centro de salud señalan que la electricidad es un problema ya que solo les permite estar disponibles 12 horas al día, porque el generador instalado no es suficiente, igualmente se quejan de la falta de una ambulancia equipada. Pero aun así siguen trabajando cotidianamente atendiendo a esta población tan necesitada.

Aun con estas carencias el hospital ha cogido fama en la zona y personas procedentes de otros lugares cercanos y no tan cercanos van a atenderse al hospital de Maxmur.

La población cuenta además con un sisterma popular de autodefensa. «Nos defendimos -dice Sadiq- y organizamos nuestra unidad de defensa para proteger a las personas y al campamento». Maxmur tiene sus mártires, y tiene un espacio especial para rendirles homenaje.

El lugar de culto a los que han muerto defendiendo la vida de su comunidad es un espacio sencillo pero impresionante. Una habitación donde uno camina en medio de docenas de rostros sonrientes. Es difícil describirlo con palabras, uno siente compromiso, amor, y altruismo de todos esas personas que decidieron defender su derecho a la libertad y la existencia.

La gente de Maxmur no se queda en el pasado pero si, en nombre de los que perdieron su vida en defender la libertad, siguen adelante con las razones que defendieron sus muertos. Por eso, además de su administración democrática, su organización de mujeres y su hospital también cuidan de que sus niños y jóvenes puedan hacer sus estudios primarios y secundarios en el mismo campo, para que puedan ir a la universidad si quieren.

Hay 250 niños y niñas en cinco guarderías, 23 aulas de primaria y secundaria (con 33 profesores y más de 700 jóvenes de ambos sexos): la gente de Maxmur cree y apuesta por el futuro, a pesar de la guerra, del desierto, de los bombardeos y de los daños colaterales de una geopolítica grosera y vulgar.

¿Qué es lo que pretende Erdogan? : ¿Matar las ideas y aspiraciones de autonomía democráticas de los kurdos? ¿Generar una reactivación del conflicto regional, ahora que sus ahijados del ISIS y sus derivados están de retirada?, ¿Propiciar una nueva ola migratoria para negociar y cobrarle a Europa por hacer de gendarme de la zona? ¿Tapar con un dedo la profunda crisis económica de Turquía?

La respuesta a todas y cada una de estas interrogantes es claramente afirmativa.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.