El 30% de los efectivos estadounidenses encuestados han presentado problemas de salud mental relacionados con el estrés al cabo de tres o cuatro meses luego de regresar de la guerra de Iraq, afirmó el jueves el jefe de servicios médicos del Ejército. En el estudio de 1000 efectivos se encontraron problemas entre los que figuran […]
El 30% de los efectivos estadounidenses encuestados han presentado problemas de salud mental relacionados con el estrés al cabo de tres o cuatro meses luego de regresar de la guerra de Iraq, afirmó el jueves el jefe de servicios médicos del Ejército.
En el estudio de 1000 efectivos se encontraron problemas entre los que figuran ansiedad, depresión, pesadillas, ira e incapacidad para concentrarse, aseveró el teniente general Kevin Kiley y otros oficiales médicos castrenses. A un número menor de efectivos, a menudo con síntomas más severos, se le diagnosticó con trastorno postraumático del estrés o PTSD (por sus siglas en inglés), una grave enfermedad mental.
La cifra del 30% contrasta con la de 3 al 5%, de efectivos diagnosticado con problemas significativos de salud mental inmediatamente luego de abandonar el teatro de operaciones, de acuerdo con la coronel Elspeth Ritchie, psiquiatra militar del equipo de Kiley. En un estudio de los efectivos militares que todavía se encontraban en la zona de combate en 2004 halló que el 13% experimentaba problemas significativos de salud mental.
Usualmente a los soldados que abandonan una zona de guerra se les hace una evaluación de salud cuando dejan los combates, pero solamente ahora el Ejército está instituyendo un programa para sondeos de seguimiento al cabo de tres a seis meses, afirmó Kiley a un grupo de reporteros en un desayuno de trabajo.
En el estudio de 1000 efectivos estadounidenses que regresaron de Iraq a sus bases principales en Italia se evidenció que al cabo de tres o cuatro meses el 30% de ellos mostraba alguna dificultad de salud mental -una incidencia mucho mayor que la esperada. Kiley se lo atribuyó a problemas de estrés post-combate que tardan en aparecer una vez que el peligro ha pasado.
Sólo cerca del 4 al 5% de los efectivos que regresan a casa han tenido, en efecto, PTSD pero muchos otros enfrentan problemas de adaptación cuando regresan a sus hogares, aseveró Kiley.
Dichos problemas a veces son más agudos entre los miembros de la Guardia Nacional, que regresan a puestos de trabajo de civiles cuando terminan el deber militar activo, apuntó Ritchie.
Sin embargo, los oficiales médicos castrenses advirtieron sobre las personas que pueden interpretar sus datos como si indicaran que la guerra había conducido a tantos soldados más allá de sus límites. En su lugar, caracterizaron a la ansiedad y el estrés como reacciones normales al combate, a ver muertos y cuerpos mutilados, y a sentirse imposibilitados de poner fin a una situación violenta.
No obstante, esas reacciones pueden conllevar a problemas con los cónyuges y los hijos, de abuso de sustancias y simplemente con la vida cotidiana, dijeron.
Los conductores de camiones y guardias de caravanas en Iraq están desarrollando problemas mentales en cifras mayores a las de cualesquiera otros efectivos, expresó Ritchie, indicando que se están haciendo sentir los efectos de las largas horas en la carretera bajo amenaza constante de ataque.
El Ejército cuenta con cerca de 200 expertos en salud mental en Iraq, agrupados en lo que han dado en llamar «equipos de control de estrés por combate». Estos equipos están ubicados en muchas lugares por todo el país y conversan con las tropas luego de los combates, tratando de evitar suicidios al tiempo que diagnostican a quienes deben ser evacuados del país debido a problemas de salud mental.
«Valen su peso en oro», dijo Kiley en relación con los equipos.
Una investigación sobre la salud mental de los soldados que prestan servicios en Iraq halló mejoría en el estado de salud mental y la moral en 2004 en relación con 2003. La semana pasada el Ejército hizo público el informe sobre la investigación.
El informe afirma que el número de suicidios en Iraq y Kuwait decreció de 24 en 2003 a 9 el año pasado.
Históricamente, los problemas de salud mental siempre han sido parte de la guerra, y se investigaron sistemáticamente cuando los casos de neurosis de guerra representaban pérdidas significativas durante la Primera Guerra Mundial.
Rictchie expresó que los casos de salud mental van y vienen durante la guerra, e indicó que a veces están relacionados con el sentido del éxito que tenga el soldado sobre de la guerra en su contexto más amplio. Durante la Guerra de Corea, los casos aumentaron cuando las fuerzas estadounidenses estaban perdiendo y disminuyeron cuando la situación mejoró, añadió.
Traducción: Cubadebate