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Viaje sorpresa de los saudíes a Iraq: ¿por qué ahora?

Fuentes: Al Monitor

Traducido del inglés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos

El pasado 25 de febrero el ministro saudí de Asuntos Exteriores Adel al-Jubeir hizo una visita sin anunciar a Bagdad para tratar de restablecer las hace tiempo rotas relaciones con Iraq, quizá con la vista puesta en el papel que Arabia Saudí puede desempeñar en la región una vez que haya sido derrotado el Estado Islámico (EI).

Esta visita es la primera que hace un alto cargo saudí desde 1990, cuando el entonces ministro de Exteriores Saud al-Faisal fue a Bagdad con el rey Fahd para asistir a la Cumbre Árabe. Arabia Saudí envió a su embajador, Thamer al-Sabhan, a Iraq por primera vez en junio de 2015 tras 25 años de interrupción de relaciones diplomáticas. Sabhan, sin embargo, abandonó Bagdad el año pasado a petición del gobierno iraquí y no había sido sustituido.

Jubeir afirmó que su país nombrará pronto un nuevo embajador en Iraq y que desea establecer diferentes grados de relaciones económicas con Iraq. «Arabia Saudí desea establecer unas relaciones especiales con Iraq y hay voluntad de trabajar juntos en la guerra contra el terrorismo», afirmó Jubeir durante una conferencia de prensa con su homólogo iraquí, Ibrahim al-Jaafari.

No obstante, la pregunta pertinente es por qué se ha tardado tanto. ¿Qué hizo esperar a Arabia Saudí todos estos años desde el derrocamiento de Sadam Husein en 2003 para establecer unas relaciones y una cooperación especiales con Iraq en la guerra contra el terrorismo?

¿Por qué este reino no adoptó una postura similar en el momento que Iraq más necesitaba la ayuda de los países vecinos cuando los grupos yihadistas se extendía por todo el país entre 2005 y 2007, y cuando el EI se hizo con el control de una tercera parte del territorio iraquí y Bagdad estuvo a punto de caer en 2014?

Puede que Arabia Saudí esté haciendo planes para el periodo posterior al EI y trate de extender su influencia en Iraq para contrarrestar la enorme influencia iraní.

El acercamiento saudí a Iraq se produce en el contexto del deseo del gobierno estadounidense de reducir el papel de Irán en Iraq. Según declaraciones de la Oficina de Información de la Casa Blanca, el presidente estadounidense Donald Trump habló por teléfono el pasado 10 de febrero con el primer ministro iraquí Haider al-Abadi acerca de la «amenaza que Irán representa para toda la zona».

Trump criticó la política de su predecesor, Barack Obama, de permitir que Irán extienda su influencia al tweetear «Irán controla rápidamente cada vez más de Iraq, incluso después de que Estados Unidos haya despilfarrado 3 billones de dólares ahí».

El secretario de Defensa estadounidense James Mattis ha calificado a Irán de «el mayor Estado patrocinador del terrorismo del mundo». Pocos días antes de la visita de Jubeir Mattis visitó Iraq, donde afirmó durante su reunión con Abadi: «Venimos aquí a apoyar a Iraq y a insistir en que continúen las relaciones y el apoyo en el periodo posterior al EI«.

Abadi se mostró seguro cuando dijo a Mattis que no hay fuerzas extranjeras luchando en territorio iraquí (en referencia a la presencia militar iraní) y añadió que «solo hay asesores, pero las fuerzas iraquíes son las únicas que luchan y logran las victorias».

Louay al-Alawi, director de la oficina del ministro de Exteriores iraquí, afirmó que la visita de Jubeir comportó discusiones referentes a «cuestiones de seguridad regional, terrorismo y la situación de Siria y Yemen, así como la postura de Iraq respecto a estos países y sus relaciones con Irán».

La visita de Jubeir se produce cuando Iraq está haciendo un gran esfuerzo para mejorar sus relaciones con los países vecinos. El primer ministro turco Binali Yildirim también visitó Bagdad en enero.

Según declaró a Al-Monitor una fuente de inteligencia que prefirió permanecer en el anonimato, Abadi encargó a aparato de inteligencia iraquí mejorar las relaciones en la región.

Saoud al-Rayyes, director del diario saudí Al-Hayat, opina que «la visita a Iraq de un alto cargo político saudí como Jubeir es muy significativa. [Arabia Saudí] está tratando de devolver a Iraq a su medio árabe, después de que Irán haya intentado establecer un muro entre él y sus hermanos árabe s». Y añadía: «No obstante, algunos sectores no desean ver a Arabia Saudí entrar en Iraq, aquellos que todavía están controlados por Irán y tratan de sabotear las relaciones de Iraq con sus vecinos árabes, especialmente Arabia Saudí».

En la misma línea Qais al-Khazali, jefe de la milicia respaldada por Irán Asaib Ahl al-Haq, afirmó que Jubeir había visitado Bagdad para expresar su preocupación por el importante papel que desempeñan las Unidades de Movilización Popular (PMU, en sus siglas en inglés) y su futuro.

La visita de Jubeir también ha tenido mucha importancia en términos del papel de Iraq en Siria. Hay indicios de que a Estados Unidos le gustaría dar a Iraq un papel en la lucha contra el EI también en territorio sirio.

El 24 de febrero Abadi ordenó a las fuerzas aéreas iraquíes «atacar emplazamientos del EI en Husaybah [Iraq] y en Abu Kamal, dentro de Siria», según unas declaraciones de la oficina del primer ministro, que señaló que la operación se había llevado a cabo con éxito.

El portavoz del Pentágono, el capitán Jeff Davis, confirmó los ataques aéreos dentro del territorio sirio y afirmó que Estados Unidos había suministrado la información para llevar a cabo los ataques.

Tanto en Iraq, como en Arabia Saudí y Estados Unidos existe el interés común de neutralizar el papel de las milicias chiíes afiliadas a las PMU para impedirles que vayan más allá del territorio iraquí y avancen los intereses iraníes en la zona.

El año pasado Abadi fusionó todas las milicias de las PMU en una institución oficial de seguridad controlada directamente por él e integró a las milicias sunnies en las PMU para crear un equilibrio político, evitar la influencia iraní e impedir que estas milicias lleven a cabo misiones militares fuera del marco oficial del Gobierno iraquí.

Aunque las PMU accedieron a operar bajo el mando de Abadi, algunas milicias afiliadas a Irán no ocultaron su descontento con algunas de sus políticas e indicaron que no están obligadas a cumplir sus órdenes más allá del territorio iraquí.

Seyed Ali al-Yaseri, secretario general del grupo paramilitar Saraya al-Khorasani y conocido por su lealtad absoluta a Irán, afirmó en una entrevista televisada el 24 de febrero: «El Estado iraquí no nos financiaba. Es cierto que somos una brigada dentro de las PMU, pero también tenemos otras tres brigadas fuera del marco del gobierno iraquí. Luchan ahí donde es necesario, ya sea en Siria, en Yemen o en otro lugar».

El intento de Arabia Saudí de introducirse en Iraq dependerá del resultado de las elecciones en Iraq a principios de 2018. Si Abadi continúa como primer ministro iraquí otro mandato, los saudíes tienen posibilidades de influir en Iraq, al menos en las zonas sunníes, pero si un candidato respaldado por Irán obtiene el cargo de primer ministro es poco probable que los saudíes logren ese objetivo.

Traducido del árabe al inglés por Sahar Ghoussoub.

Ali Mamouri es director del la sección Iraq Pulse de Al-Monitor, además de investigador y escritor especializado en la zona. Fue profesor en universidades iraníes y ofreció seminarios tanto en Irán como en Iraq. Ha publicado varios artículos referentes a cuestiones religiosas en ambos países y a las transformaciones en la sociedad y al sectarismo en Oriente Próximo.

Fuente: http://www.al-monitor.com/pulse/originals/2017/03/saudi-iraq-iran-us-jubeir-abadi.html

Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y Rebelión como fuente de la traducción.