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Viviendo en continuo peligro

Fuentes: Al Ahram Weekly

Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández

Tener un plan de seguridad no significa que tus problemas se vayan a resolver, al menos en cuanto a los iraquíes se refiere. El país sigue aún atenazado por la muerte, con más profesores universitarios cayendo víctimas de la violencia y con todo el país, excepto el norte, sometido a bombardeos continuos. El nombramiento de los ministros de defensa, interior y seguridad nacional quizá ha conseguido cubrir asientos vacantes en el gabinete, pero ese hecho no servido de nada para aliviar la angustia de los estudiantes que tienen que realizar sus exámenes finales en lugares invadidos por el horror.

Seif Ali, un estudiante de instituto, manifestó que había estado trabajando duro para conseguir las calificaciones necesarias para poder acceder a la facultad de medicina: «Pero tenemos que sentarnos y coger nuestros exámenes escuchando alrededor el sonido continuo de las bombas. Pierdo la concentración con cada bomba que explota. Se suele cortar la electricidad durante el examen y tienes que sudar la gota gorda sobre los papeles. Además, las preguntas son muy difíciles, como si quienes prepararon las pruebas hubieran olvidado que no hemos podido terminar el programa y que hemos perdido a menudo días de clase por culpa de los bloqueos en las carreteras».

Mohamed Adnan, un estudiante de ingeniería en la Universidad de Bagdad, dijo: «En el segundo día de mis exámenes finales, vi un cartel en el que se anunciaba la muerte de tres compañeros en Al-Karrada a causa de un coche-bomba. Otro cartel nos contaba la muerte de un profesor del departamento de ingeniería mecánica. Un tercero anunciaba la muerte de un profesor ayudante que había estado trabajando para conseguir el doctorado. ¿Cómo piensas que puedo hacer algo con sentido con la muerte acechando en cada esquina?».

Cuantos más cuerpos y cabezas masacrados se encuentran, más peajes se va cobrando el fuego colateral estadounidense sobre los civiles iraquíes. La pasada semana, las tropas de ocupación mataron a 14 miembros de una familia en Al-Hashimiya, en Baquba, y en Al-Karma, cerca de Faluya, murieron también ocho integrantes de otra familia. Aunque las escenas aparecían en las pantallas de televisión árabes e iraquíes, los oficiales estadounidenses negaban tener conocimiento alguno sobre las dos masacres. Una vez más, los iraquíes tuvieron que esperar a que un periodista estadounidense escribiera sobre los dos crímenes para que el Pentágono se decidiera a emprender algún tipo de acción.

Los iraquíes viven con temor la presencia de fuerzas invisibles que no descansan en su intento de destrozar cualquier resto de seguridad que le pueda quedar al país. «La gente ya no quiere decir nada. Quienes se han atrevido a contar algo, han terminado asesinados», dijo Abu Mustafa, que me pidió que no revelara su nombre completo.

Ali Ismael vive en la vulnerable barriada de Al-Shurta, situada al oeste de Bagdad. Me contó: «Varias fuentes iraquíes y estadounidenses sostienen que Al Qaeda se ha trasladado a Al-Adhamiya. Eso significa que esa barriada va a ser tratada con la misma dureza exhibida en Faluya, Tal Afar y otras ciudades acusadas con el mismo argumento. Lo que resulta extraño es que esas mismas fuentes habían afirmado a menudo que Al Qaeda se escondía en Al-Dawra, al sur de Bagdad. Y más extraño aún, esas fuentes declaran también que el liderazgo de Al Qaeda está en Al-Huweija, al oeste de Kirkuk. Ya puede imaginar cuántas zonas están a punto de ser atacadas y cuántas docenas de personas, incluso cientos, van a morir».

Janan Ali, especialista en política interior iraquí, comentaba: «No entiendo por qué las fuerzas de ocupación y las nuevas fuerzas iraquíes insisten en la violencia y olvidan la causa real que hace que la gente joven se sienta inclinada a combatir con las armas. Las fuerzas ocupantes y los servicios de seguridad iraquíes actúan con mano dura y la dureza que exhiben alimenta más violencia».

Después que Al Qaeda prometiera vengarse por la muerte de Al Zarqawi, el Primer Ministro Nuri Al-Maliki estuvo tratando de restar importancia a todo el episodio Al Zarqawi. Ahora se dedica a proclamar que su preocupación principal es conseguir la unidad nacional. Un periódico local ha publicado el borrador del «Proyecto de Reconciliación y Diálogo Nacional», que Al-Maliki acaba de aprobar. El proyecto incluye 19 puntos, destacando la intención del gobierno de promover el diálogo.

Según el proyecto de reconciliación nacional, el gobierno formará una entidad superior conocida como Agencia Nacional para el Proyecto de Reconciliación y Diálogo Nacional. La agencia incluirá representantes del gobierno y de varios clanes y facciones, así como diversas personalidades públicas. El gobierno intenta también organizar una conferencia para académicos religiosos y otra para dirigentes tribales para conseguir que apoyen sus esfuerzos de reconciliación nacional.

Los iraquíes se preguntan si la proyectada agencia tendrá mejor suerte que las que la precedieron. Este es un país que ha tenido un sin fin de comisiones y comités que no han ofrecido resultado alguno de trabajo. Muchos en Iraq se siguen preguntando qué pasó con las fotos que el parlamentario Mohammad Al-Dayni tomó en una prisión del Ministerio del Interior. Al-Dayni y otras personas expusieron y denunciaron que la tortura y los abusos sexuales son métodos comunes para extraer confesiones. Hasta el momento presente, aún no se ha iniciado investigación alguna sobre esas alegaciones.

Los habitantes de Al-Ramadi aún permanecen bajo estado de sitio. Y el secuestro de dos soldados estadounidenses en Al Yusufiya, a 15 kms. al sur de Bagdad, no augura nada bueno para la seguridad y la situación humanitaria en el país.

Texto original en inglés:

http://weekly.ahram.org.eg/2006/801/re73.htm