Las siguientes frases, originales del gran poeta estadounidense, adquieren este siglo una mayor profundidad. He aquí unas cuantas… pero pronunciadas por otras personas. No dejes que termine el día sin haber crecido un poco, sin haber sido feliz, sin haber aumentado tus sueños. (Un coronel usamericano a sus mercenarios, animándoles a masacrar al pueblo iraquí) […]
Las siguientes frases, originales del gran poeta estadounidense, adquieren este siglo una mayor profundidad. He aquí unas cuantas… pero pronunciadas por otras personas.
No dejes que termine el día sin haber crecido un poco, sin haber sido feliz, sin haber aumentado tus sueños.
(Un coronel usamericano a sus mercenarios, animándoles a masacrar al pueblo iraquí)
No te dejes vencer por el desaliento.
(El psiquiatra de turno a Condolezza Rice, tras ser atrapada en otra mentira más)
No permitas que nadie te quite el derecho a expresarte, que es casi un deber.
(George W.Bush, tras haber ingerido una botella de Bourbon, al director de la revista «Forbes»)
No abandones las ansias de hacer de tu vida algo extraordinario.
(Un capitán usamericano ordenando a un mercenario que asesinara al camarógrafo español José Couso)
No dejes de creer que las palabras y las poesías sí pueden cambiar el mundo.
(Donald Rumsfeld, esnifando dos rayas de cocaína, a su amante mientras ésta le quita la chequera)
Pase lo que pase nuestra esencia está intacta.
(George W. Bush a su esposa, tras haber permanecido veinte minutos sobre la taza del inodoro)
Somos seres llenos de pasión.
(Los mercenarios usamericanos mientras ametrallan a niños iraquíes. Los soldados del ejercito israelí cuando matan mujeres, niños y ancianos palestinos)
La vida nos derriba, nos lastima, nos enseña, nos convierte en protagonistas de nuestra propia historia.
(Un mercenario usamericano mientras torturaba a un prisionero)
Aunque el viento sople en contra, la poderosa obra continúa: Tú puedes aportar una estrofa.
(El intelectual José Maria Aznar a su pupilo Rajoy, mientras defecaban juntos en los servicios del Parlamento)
No dejes nunca de soñar, porque en sueños es libre el hombre.
(Anthony Blair a su esposa que le había suplicado un poco de sexo)
No caigas en el peor de los errores: el silencio.
(El director de la revista «Forbes» a sus redactores amordazados)
La mayoría vive en un silencio espantoso.
(La nueva secretaria del director de «Forbes», despedida al minuto siguiente)
«Emito mis alaridos por los techos de este mundo», dijo el poeta.
(José María Aznar a su veterinario, en una reciente consulta)
Valora la belleza de las cosas simples.
(Reflexión del Cónsul español en La Habana, mirándose en un espejo)
Se puede hacer bella poesía sobre pequeñas cosas, pero no podemos remar en contra de nosotros mismos.
(El mismo cónsul hablando a su vicecónsul)
Eso transforma la vida en un infierno. Disfruta del pánico que te provoca tener la vida por delante.
(El agregado cultural de la Embajada española ante el mismo espejo)
Vívela intensamente, sin mediocridad.
(El vicecónsul a un ciudadano cubano, negándole la visa de entrada a España)
Piensa que en ti está el futuro y encara la tarea con orgullo y sin miedo.
(El agregado cultural para sí mismo mirando una fotografía dedicada de José María Aznar)
Aprende de quienes puedan enseñarte.
(George Bush a Zapatero)
La sociedad de hoy somos nosotros los «poetas vivos».
(El mercenario cubano Raúl Rivero a Pedro Jota Ramírez, tras cobrar 3.000 euros por su última bazofia)
No permitas que la vida te pase a ti sin que la vivas …
(Pedro Jota a Rivero tras firmarle el cheque)
Y es que el pobre Walt Whitman no imaginaba la miseria moral a la que serían capaces de llegar sus gobernantes y aliados. Un ejército inmenso, repleto de mercenarios, promocionado por empresarios multimillonarios, puede invadir países sin la menor oposición, matar inocentes, torturar sin medida, asesinar, bombardear poblaciones indefensas, promover el terrorismo de estado…
Y mientras, la Europa vieja y puta, sus gobernantes y diputados, hablan hipócritamente de los derechos humanos. Sólo así es comprensible que la lucha armada continúe, ese combate que los fariseos llaman terrorismo.