Traducción para Rebelión de Loles Oliván
Un breve párrafo en la montaña de documentos de Wikileaks arroja un poco de luz sobre lo que los funcionarios [estadounidenses] afirman es una sanguinaria, fría y eficiente campaña de venganza iraní contra los pilotos de la fuerza aérea iraquí, que bombardeó a Irán durante la guerra irano-iraquí de la década de 1980.
«Muchos ex pilotos de combate iraquíes que hicieron incursiones contra Irán durante la guerra entre Irán e Iraq están ahora en la lista negra de Irán. (NOTA: De acuerdo con [Nombre eliminado], Irán ya habría asesinado 180 pilotos iraquíes. Fin de la nota)», señala un cable confidencial estadounidense de 14 de diciembre de 2009.
La eliminación sistemática de pilotos de la fuerza aérea iraquí por parte de Irán fue una venganza que llamó poco la atención en medio del fuego cruzado en el enfrentamiento étnico y el combate urbano que convulsionó Iraq en los años posterior a que la invasión de Estados Unidos derrocara al régimen de Sadam Husein.
Irán utilizó el caos tras la invasión para ajustar cuentas de la guerra irano-iraquí, un festival de balas que duró ocho años, desde 1980 hasta 1988, en el que unos 500.000 iraníes e iraquíes murieron. La guerra fue en gran parte un sangriento enfrentamiento parecido a veces a la Primera Guerra Mundial, con guerra de trincheras, gas venenoso y ataques de bayoneta.
Iraq, no obstante, ha adoptado una especial venganza contra la fuerza aérea iraquí; la ausencia de ley que siguió a la caída del régimen de Sadam Husein dio a Irán su oportunidad.
Además de los 182 pilotos que fueron perseguidos y asesinados por agentes iraníes, la campaña de asesinatos provocó que otros 800 pilotos iraquíes huyeran del país, según las estadísticas publicadas por el Ministerio de Defensa iraquí.
El blanco de los pilotos de la fuerza aérea comenzó en Karrada, barrio de Bagdad, de mayoría chií, y alcanzó su punto álgido en el mes sagrado de Ramadán de 2005, cuando 36 pilotos fueron asesinados a tiros en dicho barrio. Los residentes de Karrada se refieren a ese periodo de asesinatos como el Ramadán negro.
La furia de Irán se exhibió en la muerte del ex piloto Sayid Husien, chií que se sentía relativamente seguro regentando una ferretería en el barrio suní de Ghazaliya. Estaba equivocado. Una milicia chií vestida absolutamente de negro y enmascarada lo mató a tiros al calor de la luz del día vaciando un cargador entero de 30 balas en la cabeza de Husien. Durante el funeral de Husien, su angustiada madre, Um Sayid Husien, gritaba «que Alá maldiga a Irán. Me han quitado a mi hijo».
Un piloto que ha permanecido en Iraq declaraba a ABC News, «participé en la guerra entre Iraq e Irán. Desempeñamos muchas misiones para alcanzar objetivos dentro de Irán. Eran tiempos de guerra». El piloto pidió que su nombre no sea revelado por su propia seguridad y la de su familia.
«Muchos de mis compañeros pilotos han sido asesinados sin que se sepa quién les ha matado y sin que nadie haya sido detenido. Yo no sé por qué nos están matando, ¿por el hecho de haber seguido simplemente ordenes en tiempo de guerra?».
En el momento de la invasión estadounidense en 2003, la fuerza aérea iraquí ya estaba neutralizada. Sus aviones no pudieron despegar debido a las constantes patrullas de aviones de combate de Estados Unidos. En un intento por salvar sus aviones de los bombardeos, Sadam enterró muchos de ellos en el desierto.
«Sentíamos que teníamos un ala quebrada», decía el piloto. «No pudimos hacer nada para defender ni para mostrar el orgullo que una vez tuvimos».
Luego vino el asesinato de pilotos y el antes mencionado declaró que tuvo que cambiar su residencia en varias ocasiones y abandonar su casa en la zona suní de Dora; en la actualidad vive solo en lo que él llama un lugar no revelado.
Responsables iraníes en Bagdad y Washington no han respondido a repetidas llamadas para contestar a estas acusaciones.
En un crudo reconocimiento del peligro que afrontan los ex pilotos de combate de Iraq, el presidente iraquí, Yalal Talabani, les ha ofrecido un refugio seguro en las ciudades kurdas de Arbil y Sulimaniya. No deja de ser irónico, porque antes de la invasión de Estados Unidos, los pilotos estadounidenses patrullaban esa zona para asegurarse de que los pilotos iraquíes no se aventuran en la región kurda.