Armando López Salinas se dio a conocer con una novela que ha quedado para la literatura española como un emblema: «La mina». «La mina» pone su atención sobre la vida de los mineros de Puertollano (Ciudad Real) señalando el camino del realismo social en la novela española. Lastima que ahora sólo se la encuentre en […]
Armando López Salinas se dio a conocer con una novela que ha quedado para la literatura española como un emblema: «La mina». «La mina» pone su atención sobre la vida de los mineros de Puertollano (Ciudad Real) señalando el camino del realismo social en la novela española. Lastima que ahora sólo se la encuentre en librerías de viejo, ¿habrá alguna editorial que se atreva a reeditarla? Los lectores la esperan. Pero además de «La mina» nos ha escrito «Caminando por Las Hurdes», este con Antonio Ferrés, reeditado últimamente por editorial Gadir, libro de viajes en el que la vivencia con los campesinos y el paisaje lleva al lector a compartir el momento y a conocer la realidad del pasado inmediato en los pueblos de Las Hurdes. Un libro bellísimo recuperado. El conocimiento de su obra nos lleva a leer «Año tras año», que fue Premio Antonio Machado, de Ruedo Ibérico, «El Pincel mágico», «Por el río abajo», otro libro de viajes, esta vez escrito con otro gran escritor español como fue Alfonso Grosso, y «Viaje al país gallego», que recorrió para escribirlo junto con Javier Alfalla. Ahora llega «Crónica de un viaje y otros relatos».
«Crónica de viaje y otros relatos» reúne textos, algunos de ellos que fueron prohibidos en su día por la censura franquista, que hablan de lo que los literatos de hoy evitan, confirmando así su cercanía a la visión del mundo más ajena a las clases trabajadoras. La narrativa de Armando López Salinas toma cuerpo en lo originario, en la oralidad rural y proletaria, en su carácter y su palabra, en el modo de vida y la cultura que la normalidad burguesa desprecia y se mofa de ella. Iluminar un lenguaje es iluminar un medio social y cultural, hacer que los protagonistas de ese mundo se expresen es darles el lugar preeminente para que nos cuenten sus experiencias y sus intenciones particulares y colectivas, es darle cauce a la mayoría disminuida por quien se considera moderno al hablar el lenguaje de las academias. Armando López Salinas ilumina a los dueños de la expresión de clase, a quienes nos han donado el lenguaje prójimo, que choca con el fabricado por el «como es debido».
En el primero de los relatos, que además da título al libro, «Crónica de un viaje», Emilia una mujer de Ciudad Real que se va a Francia como emigrante, en tren, metaforiza con brevedad lo dicho: «… si al enhornar se tuerce el pan después vienen los problemas. Que una ya come corteza y sin hacer nada malo ya tiene corrido lo suyo.» Este «Crónica de un viaje», dedicado a los emigrantes españoles, me ha llevado a recuperar una estadística de los primeros años de la década de los 70 del siglo XX sobre los paisanos que había trabajando en 6 países de Europa:
620.000 trabajadores españoles en Francia.
270.000 » » en Alemania.
136.000 » » en Suiza.
78.000 » » en Bélgica.
40.000 » » en Inglaterra.
33 000 » » en Holanda.
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La suma da…………1.177.000 trabajadores españoles en tan sólo 6 países de Europa. Y esto me ha llevado a recordar un estudio internacional reciente, de estos últimos días, sobre la emigración en los países occidentales. En el se saca a la luz que los países que reciben emigrantes y sobre todo las clases altas, se enriquecen a su costa: crecen los ingresos del Estado por encima de los gastos que conllevan y los banqueros e industriales obtienen mayores beneficios, mientras difunden la idea de que perjudican para producir división, lo que significa debilitar a los trabajadores. El estudio reconoce que la contención de los salarios, la contratación en condiciones cada vez más precarias y los problemas que se derivan de ello son debido a otros factores: traición de los sindicatos, falta de organización obrera, debilidad en las negociaciones, insolidaridad, presión continua empresarial, legitimación de leyes degradantes e injustas, jueces y policías interviniendo con dureza extrema para cortar de raíz las movilizaciones obreras,… Como todos los emigrantes, los españoles con papeles o sin papeles en cualquier país del mundo cotizaban al Estado al que servían de mano de obra, consumían, daban beneficios a los empresarios y mejoraban las condiciones de vida en general, y mandaban divisas para quienes se habían quedado en España, lo que repercutía en el conjunto del Estado.
Armando López Salinas en su relato «Crónica de un viaje» va en el tren con los mecánicos, los braceros, las mujeres que van a limpiar cocinas y a fregar suelos, a servir en las casas, va con las chicas españolas que iban a trabajar a París y los domingos por la mañana en la calle «casi tapaban el paso. Los gendarmes, inútilmente trataban de dispersarlas. Aquel trozo de París, al igual que la Puerta de Lilas, si no fuera por el color del cielo, hubiera parecido la Plaza Mayor de Madrid o la de cualquier pueblo de España. Allí se juntaban las muchachas y se escuchaban las distintas hablas y acentos de las gentes españolas …el cruce de Pompe con la Avenida de George Mandel era el mentidero de los compatriotas, bolsas de contratación y lugar hacedero de famas y noticias. … Aquellas muchachas, los mecánicos y albañiles que las floreaban, eran la fuerza de trabajo española, mercado de carne, artículos de exportación tales como las naranjas o el aceite de oliva. Y, extranjeros, toda su alegría era esa, pasear la acera arriba y abajo, cambiar unas palabras cada siete días. …y viajábamos cientos de personas cuyo único anhelo era el de mejorar su condición humana costara lo que costara. Esa era nuestra única alegría, empezar de nuevo.»
Pero también entre los que están en el extranjero hay exiliados, y mencionando a uno de estos su hermano dice que «vive en un sitio que le llaman Plaine Saint Denis. Está allí desde el año treinta y nueve … vive en la calle de Cristino García, en el ocho.» Es uno de tantos guiños al lector, Cristino García fue miembro del Partido Comunista de España y miembro de la resistencia francesa al nazismo, encuadrado en las llamadas Fuerzas Francesas del Interior formó parte como dirigente en la primera columna que entró en París tras derrotar a los nazis. Cristino García, como muchos españoles de la resistencia, fue considerado y tratado en Francia democrática como héroe, siendo objeto, con el resto de los españoles, de numerosas muestras de respeto y admiración, monumentos, nombres de calles, placas de recuerdo por su entrega en la defensa de la libertad y la justicia, de este modo los pusieron y los ponen como luchadores cuyo esfuerzo e ideas fueron fundamentales para derrotar al nazismo, y como ejemplos y referentes sociales para aprender. Al contrario que aquí. Habiendo pasado clandestinamente a España para sumarse a la lucha antifascista como miembro del PCE, Cristino García fue detenido en Madrid y los militares fascistas le hicieron un consejo de guerra el día 22 de Enero de 1946, dictaron sentencia de muerte el día 8 de Febrero y lo fusilaron el día 21 de Febrero de 1946. Aquí, hoy en día con la Ley de la Memoria, al contrario que en Francia, los juicios ilegales y contra los derechos humanos y la Convención de Ginebra, han recibido de éste gobierno un trato especial que les da fuerza legal, obligando a los familiares de los republicanos a recurrirlos. El ejemplo que dan los responsables de esa aprobación, como vemos, es bien distinta al ejemplo de los franceses.
Y volviendo al libro de Armando López Salinas, una vez que el tren pasa la frontera los personajes de «Crónica de un viaje» hacen un silencio conmovedor y sus ojos se agrandan ante lo que ven.
El libro continúa hasta completar dieciocho relatos magníficos, algunos en los que los protagonistas son los niños: «Aprendiz de panadero», pone el acento en la iniciación proletaria de un niño y cómo encuentra a un obrero que le considera hijo de su propia clase.
Otro, que recibió el Premio Acento en 1960 y se conecta con el último relato del libro, recorre la vida y la conciencia de un niño que ve cómo la policía detiene a su padre y lo encarcela. Un día tras otro, con alguna noche, ira a la puerta de la cárcel hasta ver que sacan a su padre y se lo llevan con las manos atadas a la espalda.
En ese grupo de niños nos encontramos con el que pide en la calle, que canta a cualquiera para que le de una moneda, con los niños que recogen las bolas en las boleras para dárselas a quienes juegan.
También sabremos de la historia de los parados que en la noche lluviosa no tienen con qué pagarse una cama en la pensión más mísera.
Conviviremos con la familia que recoge chatarra y guarda lo poco que saca, pero nunca es bastante para proteger a sus hijos, y descubriremos con ellos un ridículo e hiriente robo, corrosivo con el ánimo y que enciende la rabia.
No les sigo contando, deben llevarlos ante sus ojos y vivirlo.
En este panorama de libros que para destacar necesitan anuncios constantes, «Crónica de un viaje y otros relatos» de Armando López Salinas, resalta, sobresale sin más apoyo que su excelente construcción dramática, sus imágenes que hablan solas, el valor de sus expresiones y su lenguaje de la conciencia, acontecimientos de dimensión humana, humor, sorpresa, durezas peligros, ansias, torrenteras que empujan y con las que luchan sus personajes aprendiendo en la escuela de la vida; finales con existencias que se esparcen o se recogen, que continúan intrigantes o que desde su sitio se aplican contra el pasado al que quieren hacer añicos, en la esperanza repetida de que los nada de hoy todo han de ser. Literatura vital. Usted ya come con corteza, aproveche su magnífica lectura.
Título: Crónica de un viaje y otros relatos.
Autor: Armando López Salinas.
Editorial: ADHARA.