No, no son los pilares en los que se basa la computación de nuestros días. Son los pilares en los que, a mi humilde saber y entender, tendría que basarse. Claro, esto es ampliamente debatible. Precisamente, esa es la idea. Dejarte reflexionando y que compartas tu opinión con nosotros. 🙂 Acceso libre El llamado acceso […]
No, no son los pilares en los que se basa la computación de nuestros días. Son los pilares en los que, a mi humilde saber y entender, tendría que basarse.
Claro, esto es ampliamente debatible. Precisamente, esa es la idea. Dejarte reflexionando y que compartas tu opinión con nosotros. 🙂 Acceso libre El llamado acceso libre (en inglés, open access) es el acceso libre, inmediato, e irrestricto a material digital educativo y académico, principalmente artículos de investigación científica de revistas especializadas con peer review (‘revisión de los colegas’).
Esto significa que cualquier usuario individual pueda leer, descargar, copiar, distribuir, imprimir, buscar o enlazar los textos completos de los artículos científicos, y, usarlos sin otras barreras económicas, legales o técnicas que las que suponga Internet en sí misma. A cambio, los autores de esos trabajos pueden divulgar más ampliamente sus descubrimientos, aumentando su visibilidad y renombre, así como la cantidad de citas a sus trabajos.
Es decir, el acceso libre es una manera gratuita y abierta de acceder a la literatura educativa y científica. También se extiende a otros contenidos digitales que los autores desean hacer libremente accesible a los usuarios en línea.
Si bien es cierto que no existe tal cosa como la «información o el conocimiento gratuito», ya que existen costos involucrados en su producción, el advenimiento de las nuevas tecnologías ha hecho cada vez más económico su compilación y distribución (se trate de material educativo, académico, científico o de cualquier otra índole). Por esta razón, quienes defienden el acceso libre para toda la humanidad sin restricciones, sostienen que esto sólo es posible gracias al surgimiento de Internet, que permite la disponibilidad de la información en tiempo real prácticamente sin costo alguno.
Por último, el concepto de acceso libre a la información puede ser aplicable a otros aspectos de la vida, como la información producida por los organismos de gobierno, las empresas de servicios públicos, etc.
Pero, no es posible llevar adelante un veradero acceso libre a la información si no contamos con estándares libres.
Estándares libres Cuando hablamos de estándares generalmente hacemos referencia a formatos y/o protocolos. En términos genéricos, un estándar abierto es una especificación disponible públicamente para lograr una tarea específica.
La especificación debe haber sido desarrollada en proceso abierto a toda la industria y también debe garantizar que cualquiera la puede usar sin necesidad de pagar regalías o rendir condiciones a ningún otro. Al permitir a todos el obtener e implementar el estándar, pueden incrementar y permitir la compatibilidad e interoperabilidad entre distintos componentes de hardware y software, ya que cualquiera con el conocimiento técnico necesario y recursos puede construir productos que trabajen con los de otros vendedores, los cuales comparten en su diseño base el estándar.
Entonces, ¿qué es un estándar? Alguna gente cree que si la IETF o la W3C aprueban un protocolo o formato, de allí en más se convierte en estándar. Pero la estandarización no es cuestión de aprobación de un organismo; en vez de ello, es una cuestión de aceptación en «la comunidad». ¿Qué es la comunidad? Una compleja red de proyectos, intereses, personas y organizaciones que desarrollan y utilizan estas tecnologías. Existen numerosos ejemplos de estándares no ideados por estos organismos y que fueron aceptados, debido a su uso extendido, como estándares. Algunos de ellos, incluso, no son estándares abiertos (por ejemplo, el formato DOC -MS Word- o PPS – MS PowerPoint-). A su vez, si bien muchos proyectos de software libre dependen de los estándares abiertos (por ejemplo, Apache depende del protocolo abierto HTTP, Mozilla de HTML/CSS/Javascript, Sendmail de SMTP, etc.) también existen productos propietarios que dependen de esos mismos estándares (IIS, IE, Exchange).
Esto significa que la introducción de estándares abiertos no necesariamente implica la eliminación del software propietario, así como la utilización de estándares propietarios tampoco implica, de por sí, la muerte de los proyectos libres basados en esos estándares. Vemos esto en las suites ofimáticas como Abiword o OpenOffice: ambas leen y permiten la creación de documentos en el formato cerrado DOC de Microsoft con un cierto nivel de precisión. También vemos esto en el área de la mensajería instantánea con clientes como Empathy o Pidgin que permiten a los usuarios conectarse a través de la red Jabber (que es un protocolo abierto), así como también a través de servicios «privativos» utilizados por otros clientes de mensajería (AIM, ICQ, MSN y Yahoo). Por otra parte, dijimos que los estándares cerrados no implican necesariamente la muerte de los proyectos de software libre. Sin embargo, la utilización de estándares abiertos brinda mayor libertad a los desarrolladores de software (ya que no tienen que pagar regalías por la licencia de uso del estándar -sea éste un protocolo, un formato, etc.-) y no limita sus posibilidades a los caprichos, deseos e intereses de los creadores de esos estándares. Lamentablemente, en esos casos, los desarrolladores de proyectos libres apenas pueden intentar realizar copias lo más decentes posibles de las funcionalidades y características ofrecidas por los programas «originales» con soporte para esos estándares (pasa con DOC, PPS y tantos otros formatos y protocolos cerrados).
Por otra parte, no sólo no hay que lo que dicen estos súper-organismos que aglutinan a las grandes empresas del mercado se convierte automáticamente en un estándar, debido a que para ello precisará de la aceptación de la comunidad, sino que en algunos casos incluso hasta podría ponerse en duda su carácter de «estándar abierto» ya que como el resto de las cosas en esta vida, todo se resume a una cuestión de poder: las grandes compañías generalmente prefieren controlar los estándares (ya sea siendo sus propietarios o influyendo en los organismos que los crean). Es por eso que suelen «dominar» a estos organismos supuestamente abiertos, como la IETF o la W3C, o el consorcio MPEG o el Open Mobile Alliance. Frecuentemente, los estándares creados por estos organismos dejan afuera los intereses e ideas de las compañías más pequeñas o incluso peor, la de los usuarios finales (¿está mal si digo que también la de los Estados o al menos la de los Estados más pequeños?).
Software libre El software libre (en inglés free software, esta denominación también se confunde a veces con gratis por el doble sentido del inglés free en castellano) es la denominación del software que respeta la libertad de los usuarios sobre su producto adquirido y, por tanto, una vez obtenido puede ser usado, copiado, estudiado, cambiado y redistribuido libremente. Según la Free Software Foundation, el software libre se refiere a la libertad de los usuarios para ejecutar, copiar, distribuir, estudiar, modificar el software y distribuirlo modificado.
El software libre suele estar disponible gratuitamente, o al precio de costo de la distribución a través de otros medios; sin embargo no es obligatorio que sea así, por lo tanto no hay que asociar software libre a «software gratuito» (denominado usualmente freeware), ya que, conservando su carácter de libre, puede ser distribuido comercialmente («software comercial»). Análogamente, el «software gratis» o «gratuito» incluye en ocasiones el código fuente; no obstante, este tipo de software no es libre en el mismo sentido que el software libre, a menos que se garanticen los derechos de modificación y redistribución de dichas versiones modificadas del programa.
Tampoco debe confundirse software libre con «software de dominio público». Éste último es aquel software que no requiere de licencia, pues sus derechos de explotación son para toda la humanidad, porque pertenece a todos por igual. Cualquiera puede hacer uso de él, siempre con fines legales y consignando su autoría original. Este software sería aquel cuyo autor lo dona a la humanidad o cuyos derechos de autor han expirado, tras un plazo contado desde la muerte de este, habitualmente 70 años. Si un autor condiciona su uso bajo una licencia, por muy débil que sea, ya no es del dominio público.
Para mayor información sobre la importancia del software libre les recomiendo estos otros posts: «Qué es el soft. libre«, «Decálogo del soft. libre en el Estado«, «Por qué el soft. libre tiene sentido«, y demás posts con la etiqueta «software libre«.
Comunidad libre, plural y abierta Un estándar libre o un proyecto de software libre dominado por las decisiones de las grandes compañías no constituye un ecosistema saludable. Para que realmente tenga éxito, además de combinarse las 3 variables que mencionamos al comienzo (acceso libre, estándares libres y software libre), es imprescindible la existencia de una comunidad abierta, en la que puedan colaborar grandes y pequeñas compañías e incluso desarrolladores independientes, algunos proyectos privativos y otros libres, etc. Todas estas implementaciones deben crear una comunidad de desarrolladores y usuarios que fácilmente puedan compartir información y aprender unos de otros.
http://usemoslinux.blogspot.com/2010/07/4-pilares-de-la-computacion.html