Un plan presentado esta semana con ese objetivo se basa en la diversificación de las producciones azucareras.
En la Feria Comercial paralela al XV Congreso sobre Azúcar y Derivados (Diversificación 2019) participaron 14 empresas extranjeras y 13 cubanas.
Foto: Jorge Luis Baños_IPS
En medio de una difícil coyuntura económica y asediada por nuevas sanciones de Estados Unidos, Cuba fijó las metas del Programa de Desarrollo hasta 2030 para revitalizar su otrora principal industria, durante décadas locomotora de la economía nacional.
Noel Casañas, vicepresidente del grupo empresarial azucarero Azcuba, expuso las claves de este proyecto, en la tercera jornada del Congreso Internacional sobre Azúcar y Derivados, Diversificación 2019, celebrado en La Habana del 24 al 28 de junio.
El plan se propone incrementar los ingresos por exportaciones y sustituir importaciones para potenciar la producción del sector cañero-azucarero, considerado económicamente estratégico, por ser fuente de alimentos y otros renglones como energía, tableros, sorbitol, alcoholes y otros derivados y posibilitar el encadenamiento productivo.
Casañas mostró con diapositivas como se aspira a fortalecer los encadenamientos con la economía nacional, las entidades de ciencia, la inversión extranjera y la colaboración; todo ello alineado con el programa nacional de desarrollo económico y social.
Indicó que para la agroindustria azucarera se han delineado 57 proyectos de investigación con universidades, 36 proyectos de encadenamiento con la economía nacional y 23 proyectos de desarrollo local y de cadenas productivas y de alimentos relacionados con la industria del azúcar.
De acuerdo con la concepción de Azcuba, se trata de combinar los intereses y las necesidades del país con las potencialidades de la agroindustria, afectada por dificultades que la mantienen en niveles mínimos de fabricación del endulzante.
Según datos de la corporación, la otrora principal industria del país, fuente de ingresos en divisas y por años garante crediticio internacional, atraviesa por una compleja coyuntura que la ha colocado muy detrás de la exportación de servicios médicos, las remesas y el turismo.
La zafra 2018-2019 finalizó en torno a 1,3 millones de toneladas de azúcar, a juzgar por informes oficiales del cierre de mayo. En esa fecha Azcuba reportó que había alcanzado solo el 87 por ciento del plan en esa fecha, que era de 1,517 millones de toneladas.
A pesar de ello, la producción había crecido un 31 por ciento sobre la campaña anterior, severamente deprimida por la combinación de una prolongada sequía y el desastre del huracán Irma en septiembre de 2017.
La estimada producción de 1,3 millones de toneladas representó, según expertos, una caída calculada del 43,7 por ciento en relación con la zafra anterior. La campaña previa estuvo afectada por problemas climáticos (períodos de sequía y lluvias a destiempo). A ello se sumó que Irma arrasó con 380.000 hectáreas de caña y dañó seriamente a 24 centrales.
El sector, cuyo peso fue esencial en la economía cubana, exhibe un continuo declive productivo en los últimos años. País azucarero por excelencia, Cuba se vio obligada, tras la pésima zafra 2017-2018, a comprar azúcar a Francia para poder completar sus deberes con el mercado externo y el consumo nacional.
Sin embargo, según Casañas, más que azúcar como renglón exportable, la agroindustria de la caña de azúcar es un sector estratégico, «por ser una fuente de alimento humano y animal, por el potencial de encadenamiento con la industria nacional, por ser la mayor fuente de biomasa para la generación de energía y porque crea empleos».
Además, «está fuertemente ligada a la identidad y cultura de la nación» caribeña, remató.
El funcionario explicó que el Programa de Desarrollo Azucarero hasta el 2030 tiene como premisa lograr encadenamientos productivos con la participación de institutos, universidades y del plantel industrial cubano.
Informó que la empresa a la que pertenece cuenta con ocho líneas de desarrollo dirigidas a alcanzar una producción sostenible de caña de azúcar (sin grandes saltos) en momentos en que el precio promedio de la libra de azúcar se estima en 12.27 centavos este año, un 22,8 por ciento inferior al logrado en 2017.
Azcuba aspira a incrementar el suministro de caña a los centrales para alcanzar crecimientos sostenidos, aunque modestos por la situación que atraviesa esta agroindustria afectada además por el atraso tecnológico que la obliga a potenciar soluciones nacionales.
Las proyecciones del plan para 2030 apuntan a un mayor uso de las tecnologías de la información y las comunicaciones, mecanizar la cosecha y el tiro de la caña, automatizar e informatizar procesos, así como la modernización de los centrales, incremento de los derivados y la generación de electricidad con biomasa.
En el XV Congreso Internacional Sobre Azúcar y Derivados participaron expertos de 21 naciones, entre ellos Francia, España, Italia, Alemania, India México, Guatemala, Colombia, Panamá y Cuba, que presentaron decenas de ponencias sobre los aspectos más relevantes de esta agroindustria.
El evento incluyó un foro de negocios, en el que las autoridades presentaron la cartera de oportunidades para inversiones en 2019-20, y el programa de construcción de bioeléctricas.
En la sesión inaugural de Diversificación 2019 el director ejecutivo de la Organización Internacional del Azúcar (OIA), José Orive, ofreció una conferencia magistral sobre el cambio climático y la industria azucarera. Otros momentos claves del cónclave fueron la presentación de una Feria Comercial y un Foro de Negocios. (2019)