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Sobre el documental Adam Smith y La riqueza de las naciones

Libertad de mercado y libertad humana

Fuentes: Rebelión

El principio de Adam Smith sobre el que se daría una mejor circulación de las mercancías (comercio), en el que tiene por base el precio o dinero necesario para su fabricación, lo que implica el sostenimiento del trabajador, el mantenimiento del capital constante -como diría Lenin- que equivale a la maquinaria, el tiempo invertido por […]

El principio de Adam Smith sobre el que se daría una mejor circulación de las mercancías (comercio), en el que tiene por base el precio o dinero necesario para su fabricación, lo que implica el sostenimiento del trabajador, el mantenimiento del capital constante -como diría Lenin- que equivale a la maquinaria, el tiempo invertido por el mismo comerciante, el transporte y todo lo que conlleva a realizar dicha mercancía, que en síntesis sería la división del trabajo, radica en, primero el individualismo del hombre por sobrevivir y, segundo, la socialización, o, mejor, la alianza que consigue con los demás para lograr dichos fines. Sin embargo, para lograr los fines particulares a través de la división del trabajo no debe tener influencias externas que limiten su libertad de comercio, libertad entendida como el no impedimento de «fuerzas externas» que pongan en peligro el comercio de mercancías y que ayude a florecer su competencia frente a los demás, de los cuales se ve obligado a dicha acción por el mismo principio que rige, según Smith, el comercio… La consecución de fines particulares o individuales por medio de la alianza con otros/as. Esta libertad se ve perjudicada, entonces, por el Estado, quien privilegia a unos pocos a obtener el monopolio de fábricas. Smith proponía que el Estado no debe tener injerencia en las actividades del comercio, sólo en actividades como: la protección para que otros no lleven a cabo una invasión, cuidar aquellas actividades comerciales de personas que las pongan en peligro y mantener infraestructuras públicas para el comercio, con el mantenimiento de éstas a través del pago de una tasa que involucre a quienes hace uso de éstas; en síntesis, el papel del Estado es permitir la vigencia de este libre mercado sin su intervención.

El punto de vista de Adam Smith frente a las colonias, y del cual el documental sintetiza asumiendo que es, pues, la emancipación de dichas colonias, obtener la «libertad» (min 18:50 – 20:03), puesto que Inglaterra mantenía a las colonias a su monopolio, prohibiéndoles la apropiación de los medios de producción para la fabricación de las mercancías y, por consiguiente, comerciar con Inglaterra. Además, manifestaba que para mantener el sometimiento de Inglaterra a estas colonias era necesario darles una representación en el ejercicio político según su cantidad de producción. Es entonces este análisis, con base en el análisis marxista de la libertad del ser humano (según Néstor Kohan) y las idas expuestas sobre la doctrina económica marxista (Las Tres Fuentes y Tres Partes Integrantes del Marxismo, V. I. Lenin), lo que me propongo, cuestionar la concepción de libertad que manifiesta, en síntesis, el Liberalismo.

La exposición de la libertad, que es una libertad de mercado, según Adam Smith ya quedó en evidencia. Sin embargo, esta libertad de mercado no puede equipararse con la libertad humana, pues esta libertad de mercado queda limitada cuando encuentra en la competencia su derrota (Néstor Kohan). Por tanto, no se puede hablar de la equiparación entre libertad humana y libertad de mercado en tanto ésta última tenga como base la competencia comercial y en general. Este punto de vista es, sin embargo, superficial, pues sólo percibe lo «palpable», el fenómeno comercial que vive cada empresa o institución económica.

Para ahondar aún más en esta cuestión cabe remitirse a las otras condiciones reales, pero que no son tan manifiestas. Estas condiciones son las condiciones laborales. Para que se lleve a cabo la libertad de mercado debe haber, por lógica liberal, un poseedor de los medios de producción (dueño de la industria, la fábrica, el banco…, los instrumentos de trabajo, la maquinaria, etc.) y un desposeído, pues siguiendo el principio de Adam Smith, los intereses particulares o individuales se logran a través de la división del trabajo, pero esta división del trabajo no es más que el sometimiento de los trabajadores a los intereses, que evidentemente no son suyos, del poseedor de los medios de producción. En síntesis, para que haya libertad de mercado debe y tiene que haber un capitalista y un proletario (Las Tres Fuentes y Tres Partes Integrantes del Marxismo, V. I. Lenin), lo que origina naturalmente la lucha de clases. Las ganancias del capitalista radican en, primero poseer dichos medios, y, segundo, obtener del trabajo del proletario una ganancia, un plusvalor, pues no tiene otra condición que vender su fuerza de trabajo (Las Tres Fuentes y Tres Partes Integrantes del Marxismo, V. I. Lenin).

¿Cuál es la libertad según Marx (según Néstor Kohan)? Es una libertad que no tiene impedimentos frente a la competencia, pues para ser libre la competencia debe ser inocua, el trabajador, en virtud de la cooperación y la solidaridad, debe producir en común y no en particular, pues es el hombre un ser social, no por naturaleza, que lo ha llevado a adquirir largos años (milenios) de experiencia acumulada, de conocimiento científicos que pudieron materializarse por medio de la construcción humana y no individual. Por tanto, no puede haber un poseedor único (sea un solo individuo o coalición con familias privilegiadas), sino poseedores comunes, que han hecho posible la obtención de mercancías a través del trabajo común, pues, según Engels «es la condición básica y fundamental de toda la vida humana» (El papel del trabajo en la transformación del mono en hombre, Federico Engels). Pero, según Kohan, esta libertad no puede limitarse a sólo la materialidad, es decir al trabajo, también requiere ocio, descanso.

¿Es entonces la libertad de mercado una libertad equiparable con la libertad humana? ¿Puede ser libre una persona sometida al dinero, a las riquezas o lujos que se presentan y venden diariamente los medios masivos de comunicación? ¿Debe concebirse la propiedad privada como el trabajo, el esfuerzo, de una sola persona y por tanto justificable? Pienso que no. La raíz de que la consecución de lujos, de riquezas, sea extremadamente difícil y, por tanto, requiera mayor esfuerzo para luego, en un período de tiempo posterior a ese esfuerzo, recurrir al ocio, al descanso, al disfrute de las materialidades conseguidas (según el pensamiento individual) por «mi esfuerzo«, radica en, además de la construcción de relaciones sociales complejas de competencia, esencialmente, la manera de producir que predomina actualmente, la famosa insignia de libertad de mercado que suele equipararse con la libertad humana; ya lo decía Engels en el Manifiesto del Partido Comunista, atribuyendo exclusivamente la idea a Marx: «la clase explotada y oprimida (el proletariado) no puede emanciparse de la clase que la explota y oprime sin emancipar al propio tiempo, y para siempre, a toda la sociedad de la explotación, de la opresión y de las luchas de clases, – esta idea fundamental pertenece única y exclusivamente a Marx.» (Carlos Marx y Federico Engels, Manifiesto Comunista, p. 12).

Fuentes:

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