La semana pasada, el Banco de la Reserva Federal de Estados Unidos decidió dejar de subir su tasa de interés política durante 2019. La Fed comenzó a subir los tipos de interés desde cerca de cero a finales de 2016 con el argumento de que la Larga Depresión (en el crecimiento económico, la inversión y […]
La semana pasada, el Banco de la Reserva Federal de Estados Unidos decidió dejar de subir su tasa de interés política durante 2019. La Fed comenzó a subir los tipos de interés desde cerca de cero a finales de 2016 con el argumento de que la Larga Depresión (en el crecimiento económico, la inversión y el empleo en los EE.UU. y en otras economías importantes) había terminado. A medida que las economías alcanzan el pleno empleo y utilizan el exceso de capacidad industrial, los salarios deberían aumentar y la inflación se aceleraría, por lo que sería necesario frenar cualquier ‘recalentamiento’ con mayores tasas de interés para frenar el endeudamiento y el gasto. Esta política de ‘normalización’, como se la llama, se justificaría después de los recortes de impuestos que Trump aplicó a finales de 2017. Estas medidas dieron lugar a un fuerte aumento de los beneficios después de impuestos para las empresas estadounidenses y una aparente recuperación en EE.UU. del crecimiento real del PIB, alcanzando una tasa interanual del 3% al final de 2018. Todo parecía ir bien.
Sin embargo, como sostuve en la primavera de 2018 , la economía mundial había alcanzado en realidad su punto máximo. Y ahora, casi un año más tarde, los pronósticos de una continua ‘recuperación’ se han invertido. Hace un año, la Fed había elevado su previsión de crecimiento del PIB real para el conjunto de 2018 hasta el 2,7% y el 2,4% para 2019. Pero en su reunión de marzo de 2019, ha reducido su pronóstico para 2019 hasta el 2,1% y solo el 1,9% para el año 2020, reduciéndola de nuevo a sólo un 1,8% para 2021 – muy por debajo del 3% permanente del que se ha jactado Trump gracias a sus medidas fiscales.