2.¿Qué es lo que puede suceder? Partamos de un supuesto: el deterioro de las bases materiales de una sociedad, producto del fracaso del modelo «corporativo-burocrático» y del aprovechamiento capitalista de las fuentes de acumulación de capital parásitas que genera, da pie para la ejecución de cualquier cantidad de escenarios de conspiración y manipulación de voluntades […]
2.¿Qué es lo que puede suceder?
Partamos de un supuesto: el deterioro de las bases materiales de una sociedad, producto del fracaso del modelo «corporativo-burocrático» y del aprovechamiento capitalista de las fuentes de acumulación de capital parásitas que genera, da pie para la ejecución de cualquier cantidad de escenarios de conspiración y manipulación de voluntades que tienen fuentes internas e internacionales. El previsible empeoramiento de la situación ante la ausencia de gobierno dispuesto a quebrar las fuentes de corrupción y las economías monopólicas que están en la base de este deterioro, generará las condiciones para que lo que hemos llamado el «show de las víctimas» (las víctimas del «imperio» y el «régimen»), sea el adorno discursivo de parte y parte para incrementar las violencias mutuas. Hecho que dará pie para que aparezcan cualquier cantidad de formas de intervencionismo imperial buscando niveles superiores de caotización de la situación, con el único fin de acabar con todas las matrices vivas de la revolución bolivariana, hasta la salida, luego de la pérdida de las elecciones parlamentarias, del gobierno de Nicolás Maduro; ese es su verdadero plan «golpista» y de «transición».
El gobierno se encadena a sí mismo, tratando de intercalar un lenguaje patriotero y del gendarme represivo para no enfrentar lo que esta en el fondo de todo. Mientras tanto buena parte del movimiento popular por reflejos adquiridos estos 16 años tenderá a apoyar incondicionalmente al gobierno, arrimando de lado todos los cuestionamientos. Pero es un movimiento debilitado ya que por ceguera inducida o interés, no querrá reconocer que la «unidad patriótica» que está en la base de esta opción política ya no responde a un deseo de mayorías como hace 13 años, por el contrario le da la espalada a la rabia e indignación que recorre todas las clases populares, dejándolas sin dirección. Esa parte del movimiento organizado de base tenderá por tanto a aislarse y quedarse solo.
Podemos prever luego que las tácticas mutuas dentro del «show de las víctimas», sus manifestaciones callejeras, las respuestas represivas, sus acusaciones en consecuencia, mas bien tenderá a fortalecer a la oposición, unificándola e importando voluntades tanto del chavismo como del independentismo indignados con lo que pasa, mientras gran parte de la izquierda revolucionaria, como tantas veces le ha ocurrido en la historia, se queda reverenciando sola sus anatemas ideológicos eludiendo la realidad que vive la mayoría. El resto de la tragedia vendrá sola.
Aprovechamos esta circunstancia para plantear a nuestro parecer que ningún apoyo hoy y mañana tendrá sentido -me refiero al gobierno de Nicolás-, será por el contrario una bienvenida al fin de sí mismo, si no comienzan a concretarse lugares síntesis cada vez más autónomos de voluntad autogobernante de gobierno popular propio. La indignación, el intervencionismo que ya está sobre la mesa, la crisis material, vital, moral, política, que se acrecienta, solo con la constitución de esferas de Gobierno Popular por fuera del Estado, podrá convertirse en la plataforma futura para enfrentar lo que a todas luces parece inevitable en lo que respecta al devenir del espacio representativo del poder constituido, es decir, el devenir interno de la democracia burguesa hacia la derecha.
Son demostraciones de verdadero ejercicio de poder popular y constituyente que empiezan a abrirse con muchas tensiones frente a las diversas manifestaciones del despotismo capitalista y burocrático en nuestra sociedad, sin posibilidad por los momentos de absorber todas la inmensas fuerzas organizadas que han dejado todos estos años de experiencia, ni mucho menos sacar de plano los intereses hegemónicos que juegan su show político desde la polaridad mediática, pero mucha fuerza potencial en diversas regiones básicamente rurales y suburbanas. Comienzo de una estrategia que nos puede llevar en pocos años a generar un poder realmente dual, donde la apuesta por «otra vida», «otra política», empieza a cobrar forma y realidad para millones de compatriotas.
El no-Estado como poder real, su sustrato subjetivo en la «moral del alzado», como fuerza de construcción, defensa y resistencia debe comenzar a hacerse carne y hueso desde ahora concluyendo en este aspecto lo que ha supuesto esta «gran curva de aprendizaje histórico» que necesariamente nos tenía que llevarnos hasta allá, autonomizando por completo la revolución del Estado, lo que no quiere decir «guerra», al menos mientras este no lo decida. Desgraciadamente aunque no haya guerra si hay un gobierno constituido que parece un palo seco, sordo y ciego frente a la realidad que lo rodea a él y el desastre que ha ayudado a provocar. Cosa que nos lleva a este previsible giro de mayorías a la derecha y por lo cual la violencia hacia dentro, hacia los impulsos libertarios y emancipadores venidos de la base del pueblo, van a ser cada vez más agresivos y consensuados en las esferas del Estado, sea quien sea el que gobierne, haciendo de la confrontación una posibilidad imposible de eludir. Para todo ello habrá que estar preparados, aunque de ninguna manera esté en nuestra búsqueda.
3.Algunos principios de Gobierno Popular
Para no seguir metiéndole agua al cántaro que ya revienta, proponemos algunas ideas y conceptos de lo que ha venido fraguándose como Gobierno Popular y su potencial hoy en nuestras tierras, sin entender esto como un utopismo abstracto sino la concreción de una tendencia social liberadora que comenzó a abrirse paso desde la misma revuelta del 27 de febrero.
-¿Qué quiere decir pueblo en este caso?. No estamos definiendo «al pueblo» como una sustancia abstracta de soberanía, bajo el entendido liberal o populista. Siguiendo la definición recordada por Jodi Deam, en su libro «el horizonte comunista», referimos «pueblo» como «la parte de los sin parte», el pueblo como esa fuerza dividida y divisiva que hace parte de un «resto del nosotros» que quebrado, desposeído pero a la vez generador de esa «parte» o ese resto del todo social, es capaz de optar por otra vida y luchar por ella y darle forma. Se trata de diferenciarse completamente de toda aquella simbología tan utilizada por cualquier demagogia del Estado protector y redentor. Aunque comience en su parte de los sin parte, aquí solo el pueblo salva y emancipa al pueblo.
-¿Quien es el Gobierno Popular?. Obviamente estamos hablando de un gobierno de muchos, que en su parte rompen las relaciones de sumisión y explotación, pero no de un «todos» imposible por la propia desigualdad social y los miedos infundidos a unirse a los procesos de liberación. Desde el principio del no-Estado, una parte de ese todo social que es el pueblo al que nos referimos, desencadena nuevas formas políticas de gobierno donde no media la externalidad del Estado, el «desde arriba» de las tradicionales cúpulas que asumen la representación de la sociedad civil. Se derrumba el viejo poder de élites de cualquier tipo y se provoca el espacio posible autogobernante. Muchos y muchas irán dándole forma sin predeteminación otra que no sean amplio consenso o contratos sociales de autogobierno, como en efecto lo estamos haciendo.
-¿Qué es lo que gobierna el Gobierno Popular?. Pongamos en claro que al no estar determinados por la lógica del Estado-Nación, tal gobierno no gobierna personas (principio del despotismo puro) ni instituciones en sí (principio del estado liberal-democrático). Se trata de constituir gobierno desde los procesos concretos donde se constituyen espacios de gobernabilidad común. Gobierna por tanto procesos de liberación que pueden llegar a ser in-finitos en el tiempo, determinados espacialmente por la territorialidad del fenómeno de insubordinación que se es capaz de generar, extensos de manera impredecible en las formas institucionales que adopte.
-¿De qué tipo de gobierno o democracia se trata?. Se entiende que al no ser un gobierno representativo de nada, es un gobierno básicamente asambleario, delegativo-funcional, rotativo, absolutamente transparente, de plena y continua rendición de cuentas, que no posee ninguna burocracia propia sino personales que se avocan a trabajar libremente para sus necesidades, funciones y metas específicas internas. No es una simple democracia formal, como se dijo en aquellos días del 27F es una «democracia de la calle» -o también diríamos del saber- que supone una fusión libre de voluntades cada vez mayores bajo formas de convivencia y libertad cada vez más avanzadas y complejas.
-¿Cuál es el lugar del Gobierno Popular?. No se trata de un gobierno que reside en ningún lado específico como es el caso de los gobiernos de Estado en sus dimensiones nacionales, regionales y locales. Su residencia es el lugar de su convocatoria y donde se resuelve a decidir y trabajar. No es posible «tomarlo» por tanto, simplemente se ejerce donde se es necesario y posible, así sea un «rancho» perdido o un «palacio» expropiado, en combinación con otros espacios. No se trata entonces de un «lugar» de gobierno sino de una estrategia de poder, ejercida donde se decida y pueda hacerlo.
-¿Quién autoriza al Gobierno Popular?. Se trata de un gobierno de muchos que no tienen parte en el festín, por tanto se autoriza a sí mismo teniendo como base los contratos sociales, las cartas de lucha, que se vayan acordando territorio por territorio emancipado, todo lo contrario de lo que supone una autocracia «democrática» o despótica. De esa manera, no está determinado por un régimen exterior a él sino por la inmanencia de su propio proceso. Cada ejercicio real de gobierno popular va determinando sus formas y regímenes internos donde se explaye la creatividad popular, incluidas las formas de votación y organización necesarias. Podríamos decir en ese sentido que el Gobierno Popular es «la dictadura de la máxima democracia» (Marx la llamaba «la dictadura del proletariado», el filósofo Spinoza «la democracia absoluta» los anarquistas «el comunismo libertario», son términos que suponen esencialmente lo mismo en su definición, incluso aquí en Venezuela de forma mas ambigua se le ha llamado «estado comunal») .
-¿Qué es lo que gobierna un Gobierno Popular?. Desde el principio del Estado-Nación, su gobierno es único, representativo (representa a la nación y al pueblo) e insustituible. Es la condición para la sobrevivencia y reconocimiento de un Estado. Aquí, por el contrario, estamos hablando de formas de gobierno que el pueblo del que hablamos se va dando en un proceso constitutivo complejo donde el ejercicio de poder propiamente (la capacidad de imponer su decisión) será más «única» (en su forma no-estatal, es decir, «unico» mas no en régimen único) en la medida en que vayan implosionando la viejas formas del poder de Estado y la hegemonía de un gobierno popular aumente. Esto se dará en un tiempo y espacio regional y planetario imposible de prever, y ninguna certeza de que va a vencer. Para momentos como el que vivimos en este espacio del planeta, podemos decir que estamos en la capacidad de multiplicar por todo el territorio formas de Gobierno Popular donde el ejercicio concreto del poder popular se ejerza autónomamente de acuerdo a la ley, se amplie esta capacidad mas allá de ella, y por otro lado, de acuerdo a la capacidad de movilización y legitimidad alcanzada, se «ponga contra la pared» a los poderes fácticos del capital y los poderes legales del Estado hasta sustituirlo, cumpliendo los propósitos liberadores que determine cada comunidad. Cada situación determinará la formas de esta confrontación, sus avances y retrocesos, su paz como su violencia inevitable.
–¿A que se enfrenta el Gobierno Popular?. Por supuesto se enfrenta al Capital y el Estado como entidades universales de dominio capitalista, pero dentro de un orden mundial que rebasa el ejercicio nacional y los obliga en su lógica económica o política a convertirse en pequeños cónsules de un mundo aún conflictuado por los grandes intereses imperiales, y lleno de poderes paralelos y «microfisicos», por lo general privados, mafiosos, a estas entidades legales. Pero hay que advertir que no estamos en posibilidad de ninguna batalla final. Podemos apostar a una estrategia de poder dual -equivalencia de poderes en pugna estatistas y no estatistas- dentro de espacios que si todo va bien podemos abarcar el espectro nacional, suscribiendo los principios libertarios de la revolución bolivariana. Allí es posible acabar con los despotismos regionales tradicionales, con las desgraciadas formas del colonialismo sobreviviente, con las nuevas formas de despotismo mafioso, con las entidades monopólicas que absorben todas las economías locales. Pero también es perfectamente posible ir acabando con las entidades institucionales del Estado burgués como escuelas, hospitales, cárceles, policías, y ser sustituidas por entidades liberadas por el Gobierno Popular que tengan que ver con la salud, la educación, los servicios públicos, el ambiente, la seguridad, la justicia, etc. Y por supuesto todo ello va ligado nuevos espacios de defensa frente al monstruo imperial y sus tentáculos locales, como a la generación de nuevas formas de vida relacionadas con nuevas relaciones de producción, distribución, comercialización.
-¿Qué puede hacer el Gobierno Popular frente a la hegemonía del mercado y la economía capitalista?. Siguiendo la misma lógica de la confrontación con el Estado, aquí tampoco se trata de acabar por decreto con el mercado y la propiedad, hablando de elementos inscritos en la vivencia cotidiana global, una dialéctica de lucha muy compleja. De lo que se trata es de socializar en las formas más avanzadas y participativas elementos que están totalmente privatizados y monopolizados y que el Gobierno Popular debe propugnar su socialización cada vez mas avanzada, empezando por la propiedad de la tierra que debe ser socializada. Hay mucho que expropiar al Estado y la empresa monopólica que solo sirven al incremento de la pobreza, cuando no abandonadas fábricas y materiales de nuestra inútil burocracia. Pero al mismo tiempo es imprescindible generar formas de planificación y de mercado donde prive el control social sobre ellos y la conciencia del colectivo del objetivo común a alcanzar para garantizar el bienestar igualitario. El Gobierno Popular es en ese sentido un gobierno plenamente socialista, antiestatista y anticapitalista, avocado a la generación de una colectividad con capacidad de engendrar una economía, es decir, formas de producción, distribución y consumo, no-capitalistas y altamente colectivas y solidarias.
-¿Cuales son las formas de autogobierno a las cuales apuesta el Gobierno Popular?. Obviamente las formas de autogobierno no son predecibles, cada pueblo inventará las suyas. Ahora si todo esto tiene sentido es porque efectivamente hemos construido las bases mínimas para un Gobierno Popular de «las partes sin parte» de un «resto del nosotros» que no se acopla a ningún orden preestablecido que no hay sido el suyo producto de su lucha. Esa es la revolución lo otro es pacotilla discursiva. En ese sentido desde los Consejos Comunales-Comunas, los corredores comunales establecidos, el control obrero y el movimiento de ello, mas la cantidad de formas movimientales de salud, comunicación, educación, ecología y derechos sociales, establecen en sí la premisas de ese gobierno popular y los sujetos primeros del mismo. Y ahora es que falta, la articulación y potenciación productiva, comunicacional y política de ello será la expresión propiamente del Gobierno Popular en Venezuela.
-¿Cómo se constituye el Gobierno Popular?. Esta siempre será la pregunta pendiente. Sin duda todo tendrá que ver con los niveles de lucha y organización que se alcancen, algo que puede acelerarse o detenerse de acuerdo al avance del poder popular en los próximos tiempos. Estimamos posible en todo caso un movimiento que vaya hacia el debate y más adelante la construcción de una primera carta de contrato social que pueda ser la base para que muchos espacios autogobernantes o con la potencialidad de serlo, se sumen a este movimiento conjunto constitutivo. Si se logra, es perfectamente posible llegar a una verdadera asamblea constitutiva de un primer Gobierno Popular y la determinación de los principios de su contrato social. De todas formas sin pretenciones nacionales inmediatas, este avance puede darse regionalmente de la misma forma. En una suerte de suma geométrica de las mejores voluntades dispuestas a ello que se conformen en la vanguardia primera del Gobierno Popular diseminado por diferentes espacios en el país, buscando su integración nacional progresiva.
-¿Cómo puede ser reconocido un Gobierno Popular entre nosotros?. No se puede esperar reconocimientos inmediatos de algo que no hace parte de la lógica de dominio del mundo que vivimos. Será reconocido en la medida en que el gobierno popular gobierne, algo muy parecido a lo que pasa con la revolución en Rajova del Kurdistán Sirio, con las espirales de «buen gobierno» en Chiapas; formas de no-Estado donde el ejercicio de gobierno colectivo entran en otra lógica y cultura totalmente distintas, en una suerte de «constituyente originaria» como le gusta decir a los del PRV, y por tanto se adelantan a un mundo realmente diferente del cual apenas estamos viviendo sus primeras expresiones, muy difíciles de reconocer. Que el gobierno venezolano empiece por aceptarlo sin querer absorberlo (como de hecho ha intentado en estos últimos meses) ya sería un paso, pero muy difícil en este contexto de polarización, corrupción y burocratización avanzadas. Otros movimientos en el mundo lo podrían hacer. Pero el primero en que se debería buscar reconocimiento es en el pueblo «del todos» o al menos del «muchos mas», independientemente de las formas y expresiones propias «de la parte» involucrada. Lográndolo hacia abajo estaremos venciendo, lo demás, hacia el mundo, viene solo.
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