Vivimos en um mundo convulso. Guerras, crisis economicas, sociales, politicas. Fuerzas de izquierda y derecha en confrontación abierta, o sutil, conflictos religiosos, fanatismo, fundamentalismo, terrorismo, con los mecanismos financieros, judiciales y de prensa dominados por una elite casi siempre de derecha adinerada y en estrecha vinculación internacional (el capital no conoce fronteras) que no quiere […]
Vivimos en um mundo convulso. Guerras, crisis economicas, sociales, politicas. Fuerzas de izquierda y derecha en confrontación abierta, o sutil, conflictos religiosos, fanatismo, fundamentalismo, terrorismo, con los mecanismos financieros, judiciales y de prensa dominados por una elite casi siempre de derecha adinerada y en estrecha vinculación internacional (el capital no conoce fronteras) que no quiere ceder sus espacios de poder para mejoría de la masa popular, solo aparentando el espejismo de supuesta democracia.
En una época asi, en el contexto latino-americano, cuando organizaciones, movimientos o partidos de izquierda, consiguen (quebrando el domínio de los mecanismos de poder politico, financiero y de información, generalmente en poder de agrupaciones o asociaciones de derecha, o centro derecha) acceder al poder politico en determinado territorio, la lucha por establecer un gobierno justo para las clases menos favorecidas y consolidarlo, realmente comienza en el momento en que llegan al poder.
No es que comience la lucha armada, lógico, pero generalmente el denominador es el mismo. Ese gobierno comienza con dificultades económicas tanto por presión interna como externa, publicidad negativa diaria y continua, y grandes dificultades para gobernar por los mecanismos constitucionales, intentando generar descontento popular, para la retomada del poder por via electoral, jurídica o de situaciones que lleven a un golpe militar, todo causado por organizaciones de derecha o extrema derecha.
Ejemplos existen demasiados: Guatemala, Honduras, Ecuador, Venezuela, Paraguay, Bolivia. Todos con ese mismo denominador y libreto, mudando solo los actores o el método de ejecutar el libreto y el resultado.
Mas, ¿cual es el gran pecado de las organizaciones de izquierda? En su gran mayoria, acomodarse en los mecanismos de poder y no politizar e ideologizar la discusion diaria sobre el mas importante asunto en cuestión. No es justo, unos mueren de tanto comer y otros mueren por dejar de comer. La frase es literal, mas puede ser aplicada en cualquier contexto. No politizar el por que de programas sociales de aplicación masiva y justa distribución de renta, el por que de las mejorías sociales de clases determinadas, el por que de las mejoras económicas de calidad de vida, puede llevar a la inercia política, al perplejismo social, y en el peor de los casos, a que las mismas grandes clases beneficiadas luchen contra el gobierno o partido que les está beneficiando, influenciadas por la derecha.
Este fenómeno se está dando con mayor fuerza en Brasil. Despues de 4 gobiernos sucesivos, el PT ha cometido el peor pecado posible, acomodarse en los mecanismos de poder, olvidando su base, haciendo el juego a una derecha apoyada 100% por la gran prensa y los grandes intereses, y está perdiendo la batalla ideológica, y el peor pecado posible, sin luchar siquiera la batalla comunicacional. Ha sobrevivido debido a los movimientos sociales, que han defendido sus conquistas, mas parece un boxeador groggy esperando los últimos golpes.
En momentos difíciles, ante la inercia de un gobierno que perdió el rumbo ideológico de su programa, le toca a los movimientos sociales y fuerzas de izquierda defenderlo, y sacudirlo hasta reaccionar. Quien no se defiende, perece, y en este caso la muerte está dada por la pérdida de todo lo alcanzado hasta el momento.
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