«Ah,…nada como la amistad de los ingleses. Esa sí que dura… nanosegundos. Nada como la confianza que inspiran los banqueros londinenses… siempre listos para cambiar de bando.» A.L.R. El escritor británico John Le Carré durante la segunda mitad del siglo XX se transformó en el gurú de la novela inteligente de espías. Pero en […]
El escritor británico John Le Carré durante la segunda mitad del siglo XX se transformó en el gurú de la novela inteligente de espías. Pero en esta nueva era contemporánea, su temática ha evolucionado con gran habilidad literaria al análisis de las historias secretas y públicas de la política y las finanzas internacionales. Describiéndonos los meandros sombríos, subterráneos y mafiosos del poder capitalista.
De su pluma no han escapado ni las brutales operaciones post 11/09 de la guerra anti-terrorista, incluidas las rendiciones extraordinarias en la Europa colaboradora del terrorismo estadounidense: «Absolute Friends», 2003 (Amigos absolutos); «A most wanted man», 2008 (El hombre más buscado); «A Delicate Truth» 2013, (Una verdad delicada); así como las iniciativas de los políticos junto a los banqueros británicos en las operaciones de saqueo en África, «The constant gardener» 2001, (El Jardinero Fiel) y «The Mission song», 2006 (La misión de la canción) o del lavado de dinero de los burócratas en la restauración capitalista de Rusia en «Our kind of traitor» 2010 (Nuestro fiel traidor). En esa novela se expone además la complicidad de los banqueros suizos, -destacados en las últimas semanas por el escándalo mundial del HSBC- con los británicos en cualquier tipo de lavado de dinero sucio.
Con su extensa trayectoria financiera delictiva, ¿cómo Inglaterra podía perderse de intervenir en el nuevo banco chino de inversión en infraestructura para Asia? La relación especial «atlantista» de los británicos con USA, puede hacerlos rebajarse a las peores iniquidades, como nos relata con maestría Le Carré. Pero el dinero puso un límite a esa «especial» afinidad. Los chinos supieron con que estimular la avidez de los banqueros anglos.
China planea integrar 50 mil millones de dólares en el Asian Infrastructure Investment Bank (AIIB) y 100 mil millones si India participa en el proyecto. La institución está diseñada para proporcionar fondos para infraestructura a la región Asia-Pacífico. China pretende capitalizar en una década al banco con un billón de dólares -en español un millón de millones, o un trillón en inglés y portugués-, para desarrollar infraestructura en países asiáticos. Recordemos que ‘China’ en realidad es China + Hong Kong. Y Hong Kong sola tiene más del doble de reservas monetarias que E. Unidos.
George Osborne -ministro de finanzas inglés- pretende convertirse en un miembro fundador del banco chino, él es «la fuerza impulsora detrás del desarrollo de las relaciones económicas más estrechas entre Gran Bretaña y China». Y es «quién ha liderado un camino abierto a la inversión china en la próxima generación de centrales nucleares civiles en el Reino Unido» /1. Los políticos ingleses siempre preocupados por el bienestar y la salud de su población.
Pero lo que más le interesa a Osborne es que la ciudad de Londres (que se caracteriza por sus sistemáticos escándalos financieros, -recordemos el reciente fraude con la tasa libor- se convierta en la base para la primera cámara de compensación para el yuan fuera de Asia.
Inquietud de USA
La iniciativa británica es una rara violación pública de la «relación especial» con USA y la Casa Blanca manifestó su malestar por la decisión de Inglaterra de intervenir como miembro fundador del AIIB. No dejó de expresar que su preocupación se centra en los perjuicios que dicho banco puede causar al Banco Mundial y los bancos regionales de desarrollo. USA logró presionar a Australia y Corea para que no se incorporaran a la construcción de dicho banco en la cumbre de Cooperación Económica Asia-Pacífico en Beijing en la pasada primavera. Pero los banqueros ingleses decidieron no acompañar el evidente camino de decadencia yanqui.
Por su parte China, disputando el primer lugar en la economía mundial, dio por terminados sus intentos de tener alguna influencia en el FMI y el Banco Mundial y no ve ninguna perspectiva en el Asia Development Bank, creado por USA y respaldado por Japón, un aliado sumergido en una larga e interminable crisis.
En Brasil el crecimiento bajo el «lulismo» del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES) había anulado la influencia del Banco Mundial en la última década. Con igual resultado también en otros países latinoamericanos con relaciones fluidas con Brasil. Pero USA aún tiene esperanzas de lograr boicotear y restringir al BNDES teniendo como instrumento en el gobierno Dilma Rousseff al ministro de hacienda Levy, un enemigo declarado de los sectores populares y desdeñoso de la soberanía brasileña.
USA aceptando «la urgente necesidad de mejorar la inversión en infraestructura en todo el mundo» afirmó ahora que «cualquier nueva institución multilateral debería incorporar los altos estándares, del Banco Mundial y los bancos regionales de desarrollo» en especial respecto a «las salvaguardas ambientales y sociales.» El caradurismo de los gringos nunca tuvo límite.
Esos «altos estándares» permitieron al Banco Mundial y al FMI repartir préstamos de usura a gobiernos despóticos y corruptos en todo nuestro continente en los años dictatoriales inflando deudas públicas astronómicas. Con similar orientación en los años del nuevo siglo el saqueo se centra en África.
Las denuncias contra los «altos estándares» del Banco Mundial se han extendido a varios países de África: Angola, Chad, Ghana, Guinea Ecuatorial, Kenia, Nigeria, Suazilandia, Sudán y Zimbabue. Corporaciones mineras y petroleras desalojando poblaciones y apropiándose de tierras con la intermediación del Banco Mundial y sus falsas promesas de resarcimiento a los desplazados.
Amnistía Internacional denunció en 2014 desalojos masivos forzosos de comunidades -sin ninguna clase de indemnización- en Nigeria (estado de Lagos en Badia East), en base a proyectos financiados por el Banco Mundial /2. El mismo tipo de denuncias se ha realizado en 2015 en Sudán. En toda África, Human Rights Watch denunció con delicadeza que: «Las políticas actuales de salvaguardia del Banco Mundial resultan insuficientes para asegurar que se respeten los derechos humanos en sus proyectos» / 3 .
En verdad lo que Washington sabe es que Pekín utilizará el banco para extender su poder blando en la región. Que se trata de un nuevo avance hacia el fin del monopolio Dólar-World Bank-FMI. Y que sus primos ingleses han empezado a colaborar con el enemigo.
Notas
1/ Nicholas Watt , Paul Lewis and Tania Branigan US anger at Britain joining Chinese-led investment bank AIIB The Guardian, 13 03 2015
2/ El Banco Mundial incumple su promesa de indemnización y reasentamiento tras un desalojo forzoso masivo, Amnistía Internacional 24 02 2014
3/ Abuse-Free Development How the World Bank Should Safeguard Against Human Rights Violations Human Rights Watch. 2013
http://www.hrw.org/sites/default/files/reports/worldbank0713_ForUpload.pdf
*Especial para Desacato.info
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