Traducido del inglés para Rebelión por Sara Plaza
Tras una campaña realizada por activistas de solidaridad con Palestina, el Gobierno brasileño ha excluido a una empresa de «seguridad» israelí de trabajar en los Juegos Olímpicos de 2016 en Río de Janeiro.
En octubre de 2014, la empresa israelí International Security and Defense Systems (ISDS) anunció que había obtenido la adjudicación de un contrato por parte del Gobierno brasileño, valorado en 2.200 millones de dólares, para coordinar la seguridad del gigantesco acto deportivo. The Times of Israel describió el acuerdo como «un logro sin precedentes para Israel», y altos cargos de la empresa afirmaron que ésta ya había empezado a trabajar.
Pero el 8 de abril, una sección encargada de grandes eventos en el Ministerio de Justicia brasileño negó que se hubiera adjudicado ningún contrato a ISDS.
En una carta del ministerio podía leerse: «Cualquier contrato realizado por Río 2016 no supondrá ningún compromiso por parte del Gobierno brasileño». La campaña contra ISDS, que fue apoyada por algunos sindicados brasileños, lo interpreta como un reconocimiento de sus reclamos.
Julio Turra, dirigente de la Central Única de Trabajadores (CUT), el mayor sindicato de Brasil, afirma en un comunicado de prensa: «Estamos contentos de que el Gobierno se distancie de ISDS. Sería ilegal y vergonzoso contratar a una empresa que desarrolla su tecnología en connivencia con los crímenes de Israel y que acumula denuncias por su participación en las dictaduras de América Central».
El éxito de este boicot se suma a otro reciente y muy significativo logrado en Brasil por los activistas de la campaña Boicot, Desinversiones y Sanciones (BDS) contra Israel. A finales de 2014, en respuesta a una campaña independiente, el estado brasileño de Rio Grande do Sul canceló un contrato con la empresa de armas bélicas Elbit Systems para desarrollar un importante centro de investigación aeroespacial.
Pasado sangriento
La campaña en contra del contrato con ISDS se centró en presionar al Gobierno para que cancelase cualquier acuerdo con la empresa con el argumento de que ésta tenía vínculos estrechos con el Ejército israelí, así como una historia sórdida en América Central y Sudamérica.
Fundada en 1982 en Tel Aviv por un ex coronel del Ejército israelí, ISDS ha ofrecido formación en seguridad y «contraterrorismo» a muchos estados de América Central, incluyendo a los paramilitares en Honduras y Guatemala en la década de los 80.
ISDS ayudó a entrenar y armar a la Contra de Nicaragua, que intentaron derrocar al gobierno sandinista de izquierdas. En el libro The «Terrorism» Industry (1989), Edward Herman y Gerry O’Sullivan documentan cómo ISDS entrenó y ayudó a formar «escuadrones» antiterroristas dentro del Ejército de Guatemala dirigidos contra fuerzas de la oposición y organizaciones de base, a la vez que suministraba al Ejército vigilancia electrónica, armamento, helicópteros y aviones. Además, ISDS entrenó a los escuadrones de la muerte de Honduras, incluyendo el tristemente célebre «Batallón 3-16», el cual perpetró secuestros, asesinatos y tortura contra disidentes políticos. No ha terminado
Mientras celebran la decisión de Brasil, los activistas de solidaridad con Palestina empiezan a dirigir su atención hacia el Comité Olímpico, el cual ha nombrado a ISDS «proveedor oficial» de los juegos.
Maristela Pinheiro, miembro del Comité de Solidaridad con el Pueblo Palestino de Río de Janeiro, declaró: «Es seguro que habrá una fuerte campaña contra el acuerdo de provisión de servicios entre ISDS y el comité organizador de 2016 y seguiremos pendientes de Coesrio [la agencia gubernamental responsable de los Juegos Olímpicos]. Los juegos no pueden suponer la intensificación de las prácticas represivas en nuestro país ni avalar actos ilegales e inmorales».
Los grandes acontecimientos deportivos, como los Juegos Olímpicos y la Copa del Mundo, son imanes para las empresas militares y de seguridad, que son contratadas para pacificar, mantener bajo vigilancia y apartar de la celebración a los pobres y a otros segmentos «indeseables» de la población. ISDS es una de las varias empresas israelíes e internacionales que se han beneficiado de esta rutina en el pasado.
Gracias a los activistas de solidaridad con Palestina, la empresa no obtendrá las ganancias que había esperado cosechar en Brasil el próximo año.
Charlotte Silver es una periodista independiente que reside actualmente en San Franciso, y anteriormente lo hizo en Cisjordania. Se la puede seguir en Twitter: @CharESilver.