Mi condición de cordobés en Cumaná, y cumanés atento lo que sucede por la docta, tengo la costumbre de mantenerme informado por los portales de los medios cordobeses y los amigos, que no son pocos, que nos mantienen al tanto. Entre los medios portales que me asomo está La Voz, que después de adentrarme a […]
Mi condición de cordobés en Cumaná, y cumanés atento lo que sucede por la docta, tengo la costumbre de mantenerme informado por los portales de los medios cordobeses y los amigos, que no son pocos, que nos mantienen al tanto. Entre los medios portales que me asomo está La Voz, que después de adentrarme a la jungla publicitaria, a caras horrorosas de candidatos con costosos anuncios y las redondeces de la farándula, asoman los artículos de opinión que en general tienen el copyright Clarín. También he adquirido la costumbre de intentar debatir con lo que he llamado los sesudos analistas de La Voz, cuando hacen alusión a temas políticos venezolanos, sin que haya podido hacerlo por el medio, pero lo hago con mis contactos- amigos, incluidos los analistas que me contestan a mi propio correo. Esta vez me toca detenerme en el artículo del 8/6/2015 titulado «esto es otitis y no macana» de Adrian Simeoni http://www.lavoz.com.ar/politica/esto-si-es-otitis-y-no-macana . Por ello estas líneas son en consideración de los sentidos, para los que tengan ojos y lean y si tienen oídos, oigan, parafraseando a Chávez en el 7 cuento del arañero, con sus acostumbradas citas bíblicas.
Simeoni, que a mi entender es uno de los más consecuentes neoliberales-cavalistas del staff, que de vez en cuando incursiona en temas internacionales y por ello hemos tenidos algunos cruces. En este caso le toca despotricar contra los que llama «los gobiernos y sectores progresivas de América latina que tanto se emocionaron con Hugo Chávez y su socialismo del siglo 21 en su hora de gloria, con el barril de petróleo volando arriba de 100 dólares y las expropiaciones verbales que ordenaba el comandante mientras caminaba por Caracas«. Por elevación, hermoseando a Chávez, le pega a Maduro y su afectación ótica, que le sería de excusa para evitar encontrarse con el papa Francisco y dar respuesta «a la carta de los 107 ex presidentes y gobiernos del mundo que le reclaman a Nicolás Maduro por los 22 presos políticos que tiene tras las rejas«. En pocas líneas dibuja a un Chávez como loco por las calles expropiando (el petróleo, las comunicaciones, los puertos, la siderurgia, el oro) sin que haya mediado una constitución, ni leyes, ni referendos, ni un pueblo soberano y por otro un Maduro «acosado» que no puede dar la cara porque unos ex presidentes de derecha, que tienen más prontuario que curriculum, le hayan dado línea al papa. Que Maduro habría tildado de «fascistas a Piñera, Pastrana y Calderón«, puede afectar el juicio de Adrian por su nostalgia neoliberal, pero pierde la perspectiva al justificar a un Piñera millonario heredero de Pinochet que se no se cansó de echarle gases a los estudiantes chilenos, los Pastrana y Calderón, creadores del paramilitarismo en Colombia y México respetivamente. Ahora parece ser que estos personajes son demócratas ejemplares y los Adam Smith de siglo 21. La otitis del compañero Maduro no solo impidió la visita papal, sino también la presencia a la FAO para recibir un reconocimiento por los logros en superar la meta contra el hambre y el honor a denominar «comandante Hugo Chávez» el método ejemplarizante de la misiones, reconocimiento que difícilmente podrían tener algunos de estos EX, que tienen que hacer algún circo para que la prensa internacional les dé «un titular», agrediendo la soberanía venezolana, para no desaparecer totalmente de memoria colectiva. Maduro tampoco pudo asistir a la cumbre CELAC-UE, donde fue excelentemente representado por el vicepresidente ejecutivo Jorge Arreaza, donde los bloques en pleno rechazaron el bloqueo a Cuba y decreto ejecutivo de Obama que declara a Venezuela una amenaza a su seguridad internacional, no hace más que ratificar la paliza que recibió Obama en la reciente cumbre de las Américas en Panamá donde Maduro certifico más de 11 millones firmas de venezolanos y la solidaridad mundial de los pueblos. ¿Aislados? No será que los EX, que la mayoría deberían ser convictos entre ellos el narco de Uribe, y Feli-«pillo» lobista de multinacionales y creador de las GAL, cuerpo de paramilitares creado para perseguir, desaparecer y matar vascos. ¿Estos son los que Adrian Simeoni cree que pueden acusar a Venezuela con alguna moral y credibilidad?
Continuando con la opinión de Simioni afirma que «el régimen bolivariano penalizó, antes de la conclusión de juicio alguno, a 22 periodistas, editores y directivos de tres medios de comunicación con la prohibición de salida del país por haber publicado declaraciones de ex militares chavistas en Estados Unidos, quienes vincularon a Diosdado Cabello (número dos del chavismo) con el narcotráfico«. Por ésta misma afirmación Diosdado Cabello, presidente de la asamblea nacional, ha puesto en manos de la justicia (que aunque no crea es un poder independiente) un juicio por calumnias en su pleno derecho por las leyes venezolanas por divulgar sin una sola prueba, a los editores de medios que han divulgado las mentiras «creadas» por diario franquista ABC y el Miami Herald y que tan alegremente reproduce La Voz a través de Simioni y otros cables de agencia, que también podrían llegar, con el tiempo, la mano de la justicia. No hay una sola denuncia en tribunales norteamericanos de estos «militares Chavistas«, que no son más que traidores que se han vendido por unas monedas, visas e inmunidad, y a pesar de la costosa operación, no hay el más mínimo sostén jurídico de la supuesta denuncia. Perdieron los dólares por enlodar a Diosdado, que es atacar a la revolución, para intentar minar sus cuadros más importantes. Les recomiendo seguir «con el mazo dando» programa de Diosdado por VTV, los miércoles a la 21(hora venezolana) donde unos de los hijos de Chávez da la cara a su pueblo.
Cebado con la fiebre argumental, Simeoni ya se atreve a predecir que «ante el riesgo de perder por paliza las próximas elecciones legislativas (sobre las que el gobierno no da fechas)«. No vaya ser que le pase lo que al ocioso de Lanata que vino a Caracas a trasmitir «el triunfo de Capriles», desde un lujoso hotel, fumando y tomando güisqui, y salió del aeropuerto Simón Bolívar anunciando el triunfo de su pollo y se enteró en Eseiza de una nueva derrota a manos del pueblo chavista. Un papelón, y eso pasa cuando un supuesto periodista confunde los deseos con la realidad. De paso Simeoni reproduce la conseja que el gobierno «no da fechas» desconociendo adrede que el Consejo Nacional Electoral (otro órgano independiente) tiene sus plazos estipulados y que no acepta intromisiones «externas». El único plazo a cumplir es el 5 de enero, cuando la nueva asamblea debe instalarse. Y el PSUV y el polo patriótico están trabajando duro para un nuevo triunfo electoral, cuando el CNE fije la fecha de elecciones.
Por último, Simioni se adentra en lo que se supone su especialidad: la economía, disparando «todo esto se da con el telón de fondo de una economía destruida por un intervencionismo desmadrado, que anuló la capacidad productiva del sector privado, arruinó centenares de empresa estatizadas y vendió por adelantado una producción petrolera en incesante baja. El resultado es desabastecimiento e inflación«. El gobierno bolivariano no ha negado los problemas económicos, más bien a argumentado con dos vertientes: la herencia del «rentismo petrolero» de la economía venezolana durante todo el siglo XX, que creó una cultura rentista, un pueblo consumista y una burguesía que hace «economía puertos», reclamando dólares para importar cuanta chatarra pueda comprar en Miami o Panamá. La segunda vertiente, la misma burguesía a través de la «guerra económica», que no ha cesado desde el golpe contra Chávez liderado por Carmona «el breve» (presidente golpista de Fedecamaras); luego vendría el paro petrolero, de una burguesía parasitaria que se resiste que hay una revolución socialista, llamado socialismo del XXl, al que Simeoni no le gusta nada, pero el pueblo venezolano constitucionalmente ha elegido mayoritariamente. Con la desaparición física del gigante Chávez, esa burguesía y el imperio creyendo que Maduro no duraría más que un suspiro, redobló la guerra en todos los terrenos, económica, insurrección armada en las calles, guerra mediática, una guerra de desgaste al gobierno popular que ya se ha experimentado en Chile de Allende, cuando Nixon mandó a hacer «chillar la economía». El gobierno revolucionario del presidente obrero Maduro, a pesar que el precio de barril que cayó de 100 a 40 dólares, las misiones sociales, la protección del empleo y el salario son el ariete de la revolución bolivariana. Mientras el gobierno «siembra el petróleo» en misiones de alimentación, vivienda, educación, salud, la derecha internacional y local «siembra» contrabando de extracción, paramilitares, violencia, «dólar today»: un dólar ficcional manejado en internet desde Miami y en la frontera con Colombia, donde, por cierto Pastrana maneja casas de cambio y Uribe los paramilitares. Esta derecha maltrecha que llenó de violencia las calles a principios del 2014, ahora piden «pido» cuando la justicia (no Maduro) los pone tras las rejas para juzgarlos por los 43 muertos y cientos de heridos, daños materiales inconmensurables que estos burguesitos ahora lloran porque «esta dictadora los persigue». Así están las cosas, el choque de los modelos, por un lado el socialista bolivariano y el otro el «restaurador» que no deja de tener adeptos en nuestras tierras, entre ellos Adrian Simeoni. No es personal Adrián Simeoni pero Venezuela se respeta.
Por cierto Simeoni no elaboró nada propio, le puso condimento a un artículo «viral» emanado del diario español El País del 7/6/2015
http://elpais.com/elpais/2015/06/07/opinion/1433702012_108896.html
Y que fue excelentemente rebatido por Rosa Guevara Landa en artículo titulado «La contraofensiva Felipista Global imperial» que puede leerse en nuestro bloghttps://somossurnuestroamericano.wordpress.com/
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.