Traducción de Ernesto Herrera – Correspondencia de Prensa
Nada más simbólico para demostrar la fuerza del gran capital en el gobierno de que la nominación del Joaquim Levy como ministro de Hacienda (Economía). Infelizmente, la trayectoria del PT revela que no se trata de un retroceso estratégico para un posterior avance. Las nominaciones de Henrique Meirelles para el Banco Central y de Antonio Palocci en Hacienda, en 2003, también indicaban un periodo de continuidad de las reformas neoliberales.
En el momento de nominación de Levy, fue posible encontrar en la prensa parte de la explicación. Para Valor Económico, la elección fue un intento de «calmar a los mercados». (1) Otras expresiones fueron usadas por los grandes medios, como «hacer las paces con el mercado». Los que todos ellos expusieron fue un movimiento objetivo para agradar al gran capital y apuntando en la dirección que el mercado financiero esperaba, importando poco si ese movimiento desagradaba a parte de la militancia que se ilusionaba con el discurso progresista del periodo electoral.
Ese movimiento fue hecho en un momento delicado para el gobierno. Destaco aquí la situación de las cuentas externas brasileras. De 2008 a 2013, el país presentó déficits en transacciones corrientes, con los superávits de la balanza comercial siendo superados por los déficits en servicios e ingresos. En ese periodo, por tanto, el país quedó rehén de la entrada de capitales extranjeros para cerrar sus cuentas del balance de pagos.
Para peor, en 2014, después de 13 años seguidos de superávits, la balanza comercial presentó déficit, contribuyendo así al crecimiento del déficit en transacciones corrientes y agravando la necesidad de atraer recursos por la cuenta financiera, por medio de préstamos en moneda extranjera o viabilizando la entrada de capitales externos para la adquisición de activos domésticos, fijos o financieros, ampliado nuestro pasivo externo.
El mantenimiento de ese elevado nivel de necesidad de financiamiento externo e un serio factor de riesgo y presión sobre la balanza de pagos, pues, en esa situación, quedamos rehenes de la entrada de capitales extranjeros para cerrar nuestras cuentas externas. Pero este no es el único factor de riesgo.
Desprendiéndonos de la esfera de los flujos y mirando los stocks, vemos una gran masa de capitales nacionales y extranjeros, con gran liquidez y movilidad para dejar el país del día a la noche. Son capitales que pueden ser exigidos por los depositantes sin aviso previo, movilizados por ellos como medios de pagos y enviados al exterior.
A diferencia del escenario de la década de 1980, cuando la dependencia externa se expresaba en la necesidad de generación de superávits comerciales suficientes para hacer frente a la amortización de la deuda externa, el pago de intereses y las remesas de lucros, es hoy la cuestión más compleja. Eso porque, de los años 1980 para acá, hubo un cambio cualitativo y cuantitativo en la forma de dependencia financiera. Con la reducción de las barreras, la integración de los mercados y el crecimiento espectacular de la riqueza financiera en las tres últimas décadas, la dependencia se expresa también en la brutal amenaza representada por la movilidad de los capitales.
Del lado de los capitales extranjeros, los datos del Banco Central del Brasil (2) relativos a diciembre de 2014, indicaban un pasivo externo de US$ 1,6 trillón. Substrayendo de ese total las reservas internacionales del Banco Central, se llegaba a US$ 1,2 trillón de Pasivo Externo Líquido. Si consideramos la modalidad «Participación del Capital» de la Inversión Extranjera Directa como un stock pasivo más estable (lo que es discutible), y excluyendo ese stock del Pasivo Externo Líquido, todavía restarían US$ 645 billones de Pasivo Externo Financiero Líquido (que equivale a cerca de 28% del PIB), divididos entre stocks de inversiones en acciones, título de renta fija, préstamos inter-compañía y otros. (3) Ese elevado stock de Pasivo Externo Financiero Líquido es un indicador de nuestra dependencia y fragilidad externa, del potencial de desestabilización de la economía brasilera que puede ser provocado por el movimiento de capitales extranjeros.
Defensores del gobierno destacan la reducción de la deuda externa pública y la reducción del porcentual de pasivo en moneda extranjera, ocurridos a partir de 2002, conquistas importantes, pero que echan luz sobre un lado de la cuestión. De otro lado, está el aumento progresivo de la movilidad de los capitales, nacionales y extranjeros, impulsada por la profundización de la apertura financiera (4) y la elevación de la participación extranjera en la deuda pública interna. (5)
Completa y agrava el cuadro la permanencia de la necesidad de financiamiento externo a corto plazo (formado por la suma del déficit en transacciones corrientes y de la amortización de la deuda externa, que cerró el año 2014 en cerca de US$ 150 billones).
En ese escenario, el mercado financiero amenaza recurrentemente al gobierno con una posible y avasalladora retirada de capitales, que puede llevar a una crisis de la balanza de pagos y a una crisis económica de grandes proporciones, vista la constante amenaza de retiro del grado inversor por las agencias del rating.
El camino elegido por el PT, según todo lo indica, de pragmatismo inmediatista, en nada contribuyó a cambiar la situación de dependencia. Por el contrario, contribuyó para continuar reforzando y agravando la dependencia de la economía brasilera. En lo que se refiere a las medidas de corto plazo, en ese escenario de fragilidad externa y elevada deuda interna, la perspectiva es de continuidad de la elevación de la tasa de interés (SELIC) y de nuevos rodajes de medidas de ajuste, exigiendo a los trabajadores más sacrificios.
Caso que la amenaza de aumento de los intereses en los Estados Unidos se concrete, la elevación de la SELIC debe ser todavía mayor.
En lo que se refiere a las medidas de medio y largo plazo, no hay ningún indicio de cambio de comportamiento, debiendo esperarse una continuidad de la política de profundización de la apertura comercial y financiera.
La expectativa, por tanto, es de incerteza e inestabilidad en el mercado financiero, oscilaciones de la bolsa de valores y de la tasa de cambio, demostraciones de fuerza del mercado y, finalmente, festejo de los inversores. Y, del otro lado, el delicado escenario que se diseña -y ya se realiza- apunta hacia una fuerte ofensiva del capital contra las conquistas y derechos de los trabajadores.
Notas
2) Datos disponibles en: http://www.bcb.gov.br/ftp/
3) El concepto de Pasivo Externo Financiero fue desarrollado por Gonçalves (2011). Ver: http://www.ie.ufrj.br/hpp/
4) Para más detalles sobre la apertura financiera en el período ver Machado (2011), capítulo II. Disponible en: http://www.bibliotecadigital.
5) El stock de la Deuda Pública Federal Mobiliaria Interna, poseída por No residentes pasó de 5% en diciembre de 2007 para 20% en noviembre de 2014, según el Informe Mensual de la Deuda Pública, publicado por el Tesoro Nacional y disponible en: http://www.tesouro.fazenda.