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Reseña de “Dos siglos de periodismo en Cuba”, de Juan Marrero

Plumas contra la tiranía

Fuentes: Rebelión

Una Historia al uso del periodismo en Cuba, que cayera en lo previsible, podría fijarse en hitos como la fundación por José Martí del periódico «Patria» en 1892, la obra periodística más importante del siglo XIX en la isla. «Patria», en cuyo primer número se reproducían las «Bases del Partido Revolucionario Cubano» para la independencia […]

Una Historia al uso del periodismo en Cuba, que cayera en lo previsible, podría fijarse en hitos como la fundación por José Martí del periódico «Patria» en 1892, la obra periodística más importante del siglo XIX en la isla. «Patria», en cuyo primer número se reproducían las «Bases del Partido Revolucionario Cubano» para la independencia de Cuba y Puerto Rico, era más o menos un «soldado», donde José Martí no sólo escribía, sino que corregía sus pruebas y, en ocasiones, ayudaba a liar los paquetes con los diarios salidos de la imprenta. También podría recrearse el autor del libro en analizar los artículos de Fidel Castro contra la dictadura batistana en la trinchera del periódico «La Calle», en 1955. O en las primeras fotografías de Fidel en la Sierra Maestra, publicadas por «The New York Times» (1957) y reproducidas por «Prensa Libre» y «Bohemia». Esta Historia del periodismo podría además desgranar todos los detalles de «Radio Rebelde», emisora creada por el Che Guevara en 1958 durante la guerra contra la dictadura. O detenerse en cómo a los pocos años del triunfo revolucionario, por la isla circulaban 19 diarios y otras 600 publicaciones para cerca de siete millones de lectores.

El lector puede hallar esta información en el libro «Dos siglos de periodismo en Cuba», del periodista Juan Marrero, pero también puede ahondar en aspectos que se han destacado menos en los manuales de Historia de la Comunicación y del Periodismo. El texto aborda los contenidos de la prensa en la época de Batista (1952-1959): crónica social, política de baja estofa, fiestas de la aristocracia, partidos de béisbol y boxeo… O, años después, en la década de los 90, en el papel de periódicos como «Miami Herald», la «Sociedad Interamericana de Prensa» (SIP) y los autoproclamados «periodistas independientes». Sobre la influencia de Miami en estos medios, explica Juan Marrero, «es el centro donde se tejen las más inverosímiles historias sobre Cuba; ahí nacen campañas de todo tipo. De esas historias de mentiras no pocas veces se hace eco la gran prensa transnacional. Y el mundo se inunda de toda esa bazofia».

El autor es también una voz autorizada para revelar los entresijos con los que en muchas ocasiones se teje el gran relato de la Historia. Por ejemplo, cuando el director de la agencia «Prensa Latina» (nacida en 1959 al calor de la Revolución), Jorge Ricardo Masetti, le aconsejaba a Marrero la combinación de los valores de rapidez y exactitud en las informaciones, con el fin de instaurar en Cuba un modelo de periodismo «alternativo» al existente; o que el periodista de la nueva agencia no asegurara nada si no disponía de pruebas suficientes. Se trataba de terminar con fórmulas como «fuentes bien informadas» o «según se asegura», detrás de las que en muchas ocasiones se hallaba la CIA, el Pentágono o la Casa Blanca. Periodistas y escritores como Gabriel García Márquez, Rodolfo Walsh, Rogelio García Lupo o Aroldo Wall participaron en la fundación de la agencia «Prensa Latina». En el primer congreso de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC), organización fundada en julio de 1963, afirmaba Osvaldo Dorticós, presidente de la República cubana: «Cuando reclamamos una prensa seria y sobria no pretendemos una prensa gris, sin frescura, sin vida, sin iniciativas, sin espíritu creador». Exhortaba, en definitiva, a conciliar la sobriedad con la amenidad periodística.

«Dos siglos de periodismo en Cuba» da cuenta de cómo a partir de la promulgación de la Constitución de 1812 en España, la colonia cubana aprovechará la libertad de imprenta y en sólo dos décadas aparecieron más de 200 periódicos, revistas y boletines. Cada vez que la metrópoli aligeraba la soga, la libertad buscaría en la isla caribeña espacios por los que fluir. Es como una ley histórica. Ése mismo año 1812 el autor reseña un jalón poco conocido, hoy, por los profesionales de la información: se reúnen todos los periodistas de La Habana, y se celebra la primera Junta General de Periodistas en la historia de Cuba. Dado que un presente al que se le arranca la historia pierde la raíz y el sentido -es una actualidad amputada-, y como la divisoria entre pasado y presente es mucho menos tajante de lo que se piensa, buena parte de las informaciones reveladas por el autor cobran hoy plena vigencia. Porque la memoria es siempre Historia Contemporánea. Creado en 1841, el periódico «El Faro Industrial de La Habana» publicaba anuncios «esclavistas» como el siguiente: «Se solicita comprar negros tabaqueros. Calle de O’Reilly, num. 25, tabaquería de La Venus darán razón»; o «Se desea comprar una criandera, de dos o tres meses de parida, sin cría, que además de tener buena y abundante leche, sea buena lavandera, sana y sin tachas (…)».

El libro permite confeccionar una nómina de medios de comunicación y periodistas cuyo ejemplo perdura. De hecho, el texto se subtitula «Momentos, hechos y rostros». Nacido en 1938 y publicado durante doce años, «Noticias de Hoy» se posicionaba a favor de la lucha antiimperialista, el socialismo, la paz y contra la explotación. Tuvo como antecedente medios proletarios como «Justicia», «Bandera Roja», «La Palabra» y «Línea». Sin medios económicos ni anunciantes, relata Juan Marrero, «el personal de redacción, administración y talleres trabajaba en las peores condiciones imaginables». Pero las aportaciones populares permitieron levantar los talleres y, finalmente, «Noticias de Hoy» pudo publicarse con regularidad.

Tampoco fue menor el empeño con el que se impulsaron durante la dictadura de Batista (1952-1959) los boletines y publicaciones clandestinos, algunos con nombres significativos: «Aldabonazo», «Vanguardia Obrera», «Revolución», «Resistencia», «Sierra Maestra», «El Cubano Libre», «Surco», «Patria», «Milicianos»… Muchos militantes murieron asesinados por confeccionar esta prensa, distribuirla o pasarla de mano en mano. Casi un siglo antes (1865-1868), el periódico «La Aurora» señala «el comienzo de la conciencia de la clase obrera en Cuba», destaca Juan Marrero. Sometido a la severa censura colonial, «La Aurora» publicaba contenidos culturales y científicos, pero también denunciaba la tiranía de los patronos en las factorías tabaqueras y la insalubridad de los talleres. Félix Elmuza y Juan Manuel Márquez son dos de los periodistas revolucionarios a quienes se recuerda en el libro. Los dos viajaron en el yate «Granma» con Fidel Castro en 1956, con el fin de iniciar la lucha gerrillera, y los dos resultaron asesinados por la tiranía batistana. Félix Elmuza trabajó como reportero en los diarios «La Prensa» y «La discusión», y hasta 1953 como jefe de informativos en «Radio Progreso». Márquez ejerció el periodismo desde su época de estudiante, en la lucha contra la dictadura de Machado (presidente entre 1925 y 1933). Además de dedicarse a la radio, escribió en periódicos como «El Radical», «La Catapulta» y «El Sol».

Marrero recupera unas palabras de Juan Manuel Márquez que resumen su compromiso: «Soy miembro del Ala Izquierda Estudiantil y lucho por la revolución agraria antiimperialista hasta llegar a su más alta y definitiva culminación». Fue bestialmente torturado y asesinado. Por otras razones, el libro también evoca al escritor Pascual Ferrer, primer maestro del periodismo en Cuba, que ya en 1800 lanzó el periódico «El Regañón de La Havana». Enunció un conjunto de normas que hoy constituyen el prontuario de cualquier periodista, entre otras, que los textos del periódico sean interesantes y no triviales; huir de las frases ininteligibles y el estilo hinchado (se escribe para que el público entienda el texto); un estilo claro, popular y lacónico; huir de las extravagancias y los delirios; y publicar ideas nuevas (lo que ya está dicho no tiene gracia ni interés).

El autor de «Dos siglos de periodismo en Cuba», Juan Marrero (La Habana, 1935), es una los maestros del periodismo cubano. Fundador, con otros periodistas, de la agencia «Prensa Latina» en 1959 y del periódico «Granma» en 1965, recibió en 2003 el Premio Nacional de Periodismo José Martí que reconocía el conjunto de su trayectoria. Trabajó en «Radio Reloj», «Combate» o «Medios de Hoy», colaboró en «Revista Cubana Internacional», «Bohemia», «Moncada» o «Verde Olivo», pero fue en el diario «Granma» donde se fajó en el periodismo como jefe de redacción y de las secciones de «Deportes» e «Internacional». Vicepresidente de la Unión de Periodistas de Cuba, Marrero ha sido reportero en más de 50 países, donde cubrió, entre otros acontecimientos, la Cumbre de Países No Alineados de Argel, la guerra de Vietnam o el vuelo del primer cosmonauta cubano; también viajó en calidad de corresponsal con algunos de los dirigentes de la Revolución cubana. Su figura forma parte de los dos siglos de periodismo reporteados en el libro…

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.