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Hacia un incierto escenario institucional

Fuentes: Rebelión

La conducción coercitiva del ex-presidente Lula el 4 de marzo a Congonhas por una exagerada fuerza de 200 policías armados a guerra liderados por cuatro oficiales de la policía federal y cuatro fiscales -procuradores- del Ministerio Público de São Paulo, se trató de una operación para evaluar el nivel de apoyo con que cuenta aún […]

La conducción coercitiva del ex-presidente Lula el 4 de marzo a Congonhas por una exagerada fuerza de 200 policías armados a guerra liderados por cuatro oficiales de la policía federal y cuatro fiscales -procuradores- del Ministerio Público de São Paulo, se trató de una operación para evaluar el nivel de apoyo con que cuenta aún el PT y el «lulismo». Y quizá un ensayo para medir cual sería el grado de resistencia popular que encontrarían en un escenario de destitución presidencial.

Lula fue conducido en sigilo a una sala VIP del aeropuerto de Congonhas (São Paulo) al lado de la pista, con una aeronave de la policía federal en el hangar pronta para decolar. La intención era de hecho, detenerlo y conducirlo a Curitiba (en Paraná) para mantenerlo encarcelado por tiempo indeterminado. Toda la acción desconocía la diferencia entre dos figuras contempladas por la ley brasileña: la de sospechoso y la de acusado. Lula podría ser tratado como sospechoso y en ese caso correspondía una intimación previa. Invitarlo a deponer sin aparato coercitivo, sin amenaza, ni prepotencia. Dejando claro que esa es la forma con que se encara la intervención de la justicia cuando el sospechoso es parte de la elite política o económica del país. Con la población pobre y periférica esos recaudos no existen. Pero partamos de que se trata de un ex-presidente y las sospechas contra Lula hasta ahora, no han mostrado mucha consistencia.

Toda la operación, fue avisada a la gran prensa con antecedencia para que pudiera divulgarla. El editor de la revista «Época» -del grupo Globo- anunció la operación contra Lula en Twitter horas antes. Esto, alertó también a los petistas de la artimaña que se estaba pergeñando.

A medida que el tiempo avanzó y se conoció la localización donde Lula estaba retenido, se fueron juntando parlamentarios y una multitud en el aeropuerto que hacía sentir su protesta a los gritos y reclamaba por la libertad de su líder.

La propia declaración de los promotores de la acción fallida, es que su estrategia era acusarlo de un conjunto de acciones de improbidad para impedir que Lula pudiera concurrir nuevamente a cualquier proceso electoral. La nota oficial de los procuradores se trataba, como afirmó el periodismo alternativo, de un libelo anticipando la pieza final de la acusación, antes de cualquier interrogatorio o investigación. Folha de São Paulo que apoya la campaña contra el PT confirma que estas eran las verdaderas intenciones de la operación montada por sus perseguidores.

¿Golpe institucional o parlamentario?

El episodio del secuestro «judicial» de Lula para algunas fuerzas políticas -en las que se encuentra el «petismo» institucional- plantearía el inminente peligro de un golpe institucional o parlamentario con la destitución de la presidente Dilma Rousseff, por medio de un proceso de impeachment. Es una caracterización política imprecisa a la que llegaron, por lo menos, con algunos años de retraso.

Siempre cuando se menciona «golpe» en Latinoamérica se liga a las experiencias del siglo XX. Pero las nuevas estrategias políticas en el mundo nos muestran que se pueden utilizar las elecciones para un cambio tajante de orientación gubernamental apoyándose en la crisis económica internacional, el desgaste de gobiernos «progresistas» y una fuerte intervención mediática, como en Argentina. Se puede realizar un expeditivo golpe parlamentario como en Paraguay -destitución de Lugo- y luego imponer en unas elecciones manipuladas por el imperialismo, un candidato extraído del narcotráfico. Y estas son sólo algunas de las posibilidades ya ejecutadas. Vamos a presenciar otras operaciones novedosas sin intervención de los cuarteles.

Con un componente que ha sido muy exitoso en todos los continentes: una «campaña» nacional sesgada contra la corrupción que termina entregando el estado a gobiernos más corruptos como fue el caso emblemático de Manos Limpias (Mani Pulite) en Italia que dejó como herencia a Berlusconi. Y que sería el futuro de Brasil si la oposición (Partido Social Demócrata de Brasil -PSDB-, con apoyo del Partido del Movimiento Democrático de Brasil-PMDB) desplaza a Dilma y toma la conducción gubernamental.

Por detrás de toda la situación hubo y hay un proceso de «golpe» con el modelo exitoso imperialista de las «primaveras» ejecutadas en todos los continentes. Apoyado en una falsa campaña anti-corrupción -Lava Jato- con la mira puesta en los representantes del PT. Una campaña que no se centra en hechos sino en personas y en especial en petistas y aliados, evitando la condena a los grandes corruptos de la oligarquía, que durante siglos la perfeccionaron como un beneficio patrimonial endémico incuestionable que les entregaba el estado brasileño. Se trata del principal pilar, que con el racismo, sostiene la enorme desigualdad social en el país.

Una campaña que en verdad está dirigida a destruir todas las conquistas limitadas que se consiguieron durante el «lulismo», muchas de ellas -como el aumento del salario mínimo- que no fue una concesión «lulista» sino una conquista de la movilización de una nueva clase obrera surgida en las favelas y la periferia de los centros urbanos, por el proceso de integración al mercado de trabajo de decenas de millones, con las obras públicas impulsadas por el PT.

En realidad el momento culminante del viraje institucional retrógrado en Brasil se confirmó en las elecciones nacionales de 2014. Y contó con la ayuda, de un primer gobierno de Dilma que ya evidenciaba todas las debilidades políticas que arrastraba. El golpe institucional entonces se trata de un extenso proceso político que como mínimo se viene desarrollando con claridad desde que asumió su segundo ejercicio Dilma.

La integración del Congreso en 2015 dio el puntapié definitivo al proceso que hoy presenciamos en sus momentos culminantes. Colocó como mayoría parlamentaria a una bancada retrógrada (BBB) integrada por ruralistas, represores y evangélicos, que eligió como presidentes en diputados a Eduardo Cunha, un lobista de candidatos electorales financiados por empresas y con un largo recorrido de corrupción de casi tres décadas; y en el senado a Renan Calheiros también otro personaje político con extensa trayectoria confirmada de improbidad. Ya en las primeras movidas parlamentarias se podía leer un proceso de desmonte de los limitados avances sociales y políticos de las tres primeras presidencias del PT. Es esa integración del Congreso que garantizó todos los retrocesos institucionales en 2015-16, incluida una Ley anti-terrorista, que amenaza las movilizaciones sociales. Muchos de ellos con el propio apoyo de un gobierno «petista» debilitado y sin rumbo.

Pero esa composición del Congreso con mayoría delictiva le da poca credibilidad popular para una campaña anti-corrupción y fue el momento de crear un «personaje judicial» de «moralidad incuestionable», un juez joven, sin pasado político, ambicioso y manipulable. El juez federal Sergio Moro, producto legítimo de una Justicia brasileña oligárquica, racista, defensora de privilegios y sostén del capital.

En un evento con empresarios el año pasado, Moro dijo que «la iniciativa privada tiene mejores condiciones de liderar un movimiento contra la corrupción.» Estaba refiriéndose a la «iniciativa privada» que evade R$ 500 mil millones de impuestos todos los años y tiene 30% del Producto Interno Bruto de Brasil en paraísos fiscales. Sus declaraciones indican con claridad que se ubica en el campo del Capital.

De modo que la persecución judicial a Lula con enorme apoyo mediático de los principales medios del país -Globo, Folha, Estadão, Veja, etc.- y la fuerte exigencia de destitución presidencial, no representan más que los momentos culminantes de una extensa decadencia del colaboracionismo de clases «lulista».

En una entrevista sobre Internet y la situación mundial, Zigmund Buaman nos recuerda palabras de Gramsci: «Si lo viejo muere y lo nuevo no nace, en ese interregno ocurren los fenómenos mórbidos más diversos» Esa es la situación de Brasil, el «Lulismo» agoniza y es difícil pensar en algo tan atrozmente «mórbido» como los gobiernos de Dilma Rousseff… con Lula por detrás.

La actual relación de fuerzas

La enorme movilización convocada por la oligarquía, con sus organizaciones empresariales y sus grandes medios contra el «lulismo» y el gobierno, el domingo 13/03, dio un nuevo viraje en la relación de fuerzas a nivel nacional. Los convocantes consiguieron arrastrar también a parte de los desconformes con el ajuste fiscal y el agravamiento de la situación social que este implica.

El número de 3 millones de movilizados y de 450 mil personas que concurrió a la Avenida Paulista, es un indicador importante del descontento nacional con el gobierno. Es cierto que la manifestación en São Paulo era fundamentalmente blanca y de clase media y los pocos negros y pardos que se encontraban en ella eran los vendedores que concurren a cualquier lugar donde se concentran millares y algunas niñeras que acompañaban a sus patronas. Es un dato importante cuando negros y pardos son más del 53% de la población de Brasil. No se trató de una manifestación «popular» con fuerte componente de la población trabajadora y periférica de la ciudad. Fue más una manifestación de clase media conducida por la oligarquía, los grandes medios y las organizaciones empresariales en una etapa de crisis económica, que le impuso sus consignas, por ejemplo: contra los impuestos y el aumento de los beneficios sociales a la población y a favor de un «estado mínimo».

Mientras la oligarquía convocaba y movilizaba multitudes mostrando su descontento en las calles, el gobierno era incapaz de movilizar su base social, luego de un «ajuste fiscal» que golpeó a los trabajadores y sectores populares y habiendo burocratizado los movimientos sociales que le permitieron ganar cuatro elecciones nacionales y que ahora en forma mayoritaria no son más que aparatos desmovilizados por su institucionalización. Para disolver cualquier apoyo a Dilma, las primeras medidas económicas de la presidente en 2015 pusieron en evidencia la demagogia de la campaña electoral de 2014 del PT. Y el gobierno entró en una cadena de concesiones y retrocesos políticos perdiendo toda credibilidad.

Las estadísticas exponen la decadencia política del «lulismo»

Y aquí es importante repasar algunas estadísticas que explican esa radicalización pro-oligárquica de la clase media y cuya responsabilidad es directa del gobierno «petista».

«Entre marzo de 2002 y diciembre de 2014 el número de personas desempleadas en las 6 regiones metropolitanas de Recife, Salvador, Belo Horizonte, Rio de Janeiro, São Paulo y Porto Alegre. Cayó de 2,6 millones a 1,1 millón.» En esos años el empleo formal se duplicó en esas regiones pasando de 22,8 millones en 2002 a 41,2 millones en 2014.» Fue el período de gloria del lulismo, con el impulso a las obras públicas.

«Pero lo más significativo es que rompiendo con una tendencia histórica, el desempleo cayó más entre la población menos escolarizada y cayó menos entre la población con once años o más de estudio. El diploma no fue una garantía contra el desempleo y eso fue en detrimento de una clase media que empezaba a inquietarse. En esas regiones en diciembre de 2014 el 64,2% de los desempleados tenían 11 años o más de estudio. Es decir hubo una pérdida de dinamismo del mercado de trabajo a partir del inicio de 2013. Lo que explica las manifestaciones de protesta de los jóvenes en las principales ciudades brasileñas en junio de 2013».

El gobierno Dilma centrado en garantizar los eventos futbolísticos de la mafia de la FIFA fue incompetente para leer estos amenazantes indicadores del desempleo, e insensible e incapaz de reaccionar ante el descontento juvenil.

Las estadísticas muestran que con el programa de Ajuste Fiscal y las medidas retrógradas aprobadas de la Agenda Brasil, que impuso el Capital al gobierno, el mercado de trabajo, entró en colapso en 2015 en las seis regiones metropolitanas más dinámicas del país, y todo indica que la situación se va a agravar en 2016. Hubo una pérdida de un millón y medio de empleos en 2015 y se prevé que se pierdan más dos millones en 2016.

El panorama entonces es de empeoramiento de la situación social y de pérdida en crecimiento acelerado del apoyo al gobierno petista. Es muy posible entonces que la caída del gobierno se concrete con rapidez.

La Intervención de EE.UU.

Ya desde 2013 se conoce, por la denuncia de Edward Snowden, que el espionaje de Brasil por la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) de EUA estaba centrado especialmente en Petrobras.

«De pronto, un juez de primera instancia en Curitiba (Paraná), Sergio Moro, teniendo como fuente de información apenas un lavador de dinero (Alberto Youssef) tuvo acceso a un enorme volumen de información sobre Petrobras con el que pudo nacionalizar un proceso regional. Hasta ahora Lava Jato no reveló como obtuvo esa montaña de informaciones sobre Petrobras que le permitió expandir la operación a nivel nacional.»

También desde 2013, se sabe que en las redes sociales y en la manipulación posterior de movilizaciones juveniles en la calle, surgen en forma sorpresiva grupos como «Movimiento Brasil Libre» (MBL) y «Estudiantes por la Libertad» (EpL) con recursos ilimitados y en competencia con el Movimiento del Pase Libre (MPL) que inició las movilizaciones de 2013 a favor de un transporte sin costo en las ciudades. En poco tiempo se constató que tanto el MBL, como el EpL eran financiados por el Charles Kock Institute, ONG de dos hermanos, Charles y David, herederos y dueños de una de las mayores fortunas de EUA. Los Kock son conocidos por financiar ONGs de ultraderecha y con intereses económicos especiales en las cuencas petrolíferas mundiales.

La intervención de EUA en la operación Lava Jato no tuvo sólo un sentido. El propio Procurador General de la República, Rodrigo Janot, considerado un «aliado» del gobierno, comandó un equipo del Lava Jato que llevó informaciones de Petrobras a Estados Unidos, para ser utilizados en posibles procesos conducidos por el Departamento de Justicia estadounidense contra la estatal brasileña.

Pero más aún, las propias medidas económicas neoliberales del gobierno Dilma son complementarias al retroceso en derechos y libertades de la población que aprueba en forma escalonada el Congreso e indican el sentido de preparación de un nuevo momento de expansión y acumulación de capital, apoyado en un aumento de la explotación de trabajadores y sectores populares. Todo el cuento del país de futuro, integrado a los BRICS comenzó a diluirse cuando China redujo sus importaciones y hoy se evapora en medio de la actual crisis económica y política nacional. La gran mayoría de los políticos brasileños -incluido el «lulismo» y sus aliados- apunta a ir creando una relación más subordinada a EUA. El viaje de Dilma a Estados Unidos en junio de 2015, se trató de una clara apertura en ese sentido.

Algunas perspectivas

Aunque todavía el nuevo modelo político a instalarse en Brasil no está claramente delineado hay algo que resalta como perspectiva. Todo indica que en estos acontecimientos concluye el alcance de la apocada obra institucional del PT y del «lulismo» que eliminó de su discurso el carácter de clase de los favorecidos, tratándolos como un nuevo mercado de consumidores a los que no se debía agitar con concepciones políticas subversivas. No desconocemos que para los sectores hundidos en la más absoluta miseria, Bolsa Familia significó la sobrevivencia. Pero sin ninguna clase de aporte a una formación y perspectiva política que los sumara a una movilización más amplia por cambios profundos en la sociedad.

Para el nuevo escenario político un punto de partida son las innumerables medidas votadas o en proceso de aprobación que sancionó el Congreso desde 2015, contra los recursos naturales, contra derechos fundamentales de los trabajadores, los jóvenes y los niños, contra la demarcación de tierras indígenas y quilombolas, contra la continuidad de la reforma agraria, etc.

Pero tan grave o más aún, es la continuidad de una realidad de impunidad de los sicarios que ejecutan una matanza sistemática de indígenas, de campesinos y trabajadores rurales en el campo por interferir los intereses del agro-negocio, de las mineras, o de las hidroeléctricas. Matanzas que en forma mayoritaria no tienen intervención del aparato policial del gobierno, pero que cuentan con impunidad garantida. Y de una impunidad directa otorgada por el Estado a los agentes policiales y militares que probadamente torturan y matan en las favelas, en la periferia urbana y en las cárceles, a la población joven, pobre y negra, como han denunciado con reiteración los organismos e instituciones de DDHH internacionales.

El PT se escandaliza con razón por el atropello «judicial» a Lula, pero al mismo tiempo apoyó la ocupación militar en junio de 2008 del Morro da Previdencia; en noviembre de 2010 del Complexo do Alemão que reúne 13 favelas; desde mayo de 2012 a la favela Santo Amaro, y en abril de 2014, 2700 soldados del ejército y la marina irrumpieron con violencia en el Complexo da Maré. La ocupación policial-militar de varias decenas de favelas en Rio, aprobada por el gobierno de Dilma debe ser caracterizada como Terrorismo de Estado y el gobierno petista tiene la responsabilidad principal sobre esta represión brutal contra la población pobre y desarmada.

Así que la herencia maldita para el nuevo escenario político-económico-social que se perfila en Brasil, la población la recibe no sólo de las manos levantadas en un Congreso delictivo y de una Justicia oligárquica y racista. También la hereda de los gobiernos del PT y de una fracasada ideología de conciliación de clases.

Referencias

Cristiano Zanin Martins Lula os promotores de São Paulo e o atropelo grotesco da lei. Pragmatismo Político 13 03 2016. 

http://www.pragmatismopolitico.com.br/2016/03/lula-os-promotores-de-sao-paulo-e-o-atropelo-grotesco-da-lei.html

Maria Carolina Trevisan. Manifestação de 13 de março onde estavam os negros na Paulista? – Jornalistas Livres. Opera Mundi. 14 03 2016.

http://operamundi.uol.com.br/conteudo/samuel/43504/manifestacao+de+13+de+marco+onde+estavam+os+negros+na+paulista.shtml

William Nazaki A revolta às avessas ou os ricos indignados no Brasil Jornal GGN 15 03 2016

http://jornalggn.com.br/noticia/a-revolta-as-avessas-ou-os-ricos-indignados-no-brasil-por-william-nozaki

Guilherme Boulos. Sérgio Moro juiz ingénuo? Outras Palavras 10 03 2016.

http://outraspalavras.net/brasil/boulos-sergio-moro-juiz-ingenuo/

Luis Nassif no GGN. Hipótese: a conexão EUA – Lava Jato. Outras Palavras 09 03 2016.

http://outras-palavras.net/outrasmidias/?p=281203

José Eustáquio Diniz Alves. O aumento do desemprego entre as pessoas mais escolarizadas. EcoDebate 18 03 2016 

http://www.ecodebate.com.br/2016/03/18/o-aumento-do-desemprego-entre-as-pessoas-mais-escolarizadas-artigo-de-jose-eustaquio-diniz-alves/

Instituto Brasileiro de Geografía e Estatística, Pesquisa Mensal de Emprego .

http://www.ibge.gov.br/home/estatistica/indicadores/trabalhoerendimento/pme_nova/

Gabriel Brito. Entrevista a la socióloga (Unesp) Maria Orlana Pinassi «Lula e o PT há muito se esgotaram como via legítima de um projeto popular» Correio da Cidadania 16 03 2016.

http://correiocidadania.com.br/index.php?option=com_content&view=article&id=11498:2016-03-16-03-18-03&catid

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.