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Entrevista al economista marxista Jorge Beinstein

«La ofensiva imperialista, desatada al derrumbarse la URRS, se ha empantanado en Asia»

Fuentes: Red Roja

–RR: Tras casi una década de crisis, ¿cómo ves la salud del capitalismo y de su intento de revertir la caída de la tasa de ganancia? -JB: En realidad la crisis del sistema comenzó mucho antes de 2008, tendríamos que retroceder hasta los años 1970 o como lo señalaba Mandel hacia fines de los años […]

RR: Tras casi una década de crisis, ¿cómo ves la salud del capitalismo y de su intento de revertir la caída de la tasa de ganancia?

-JB: En realidad la crisis del sistema comenzó mucho antes de 2008, tendríamos que retroceder hasta los años 1970 o como lo señalaba Mandel hacia fines de los años 1960. A partir de ese período comenzó a descender tendencialmente la tasa de crecimiento real del Producto Bruto Global, proceso motorizado por la desaceleración de las grandes economías centrales como las de Estados Unidos, Japón, Inglaterra o Alemania (en ese momento Alemania Federal) y también a expandirse la llamada financiarización del capitalismo.

2008 fue un punto de inflexión que marcó el agotamiento de la financiarización que había sido la droga dinamizadora del capitalismo, su euforizante y su parásito al mismo tiempo. Si tomanos el caso de los » productos financieros derivados» , la espina dorsal del sistema financiero (y en consecuencia del capitalismo mundial), constatamos que hacia el año 2000 llegaban aproximadamente a los 100 billones (millones de millones) de dólares equivalentes unas tres veces el Producto Bruto Global, en 2008 alcanzaban los 685 billones de dólares casi unas 11 veces el PBM, pero ese año se produjo la gran crisis financiera y la masa nominal de derivados dejó de crecer, se mantuvo en una suerte de estancamiento inestable. En diciembre de 2013 llegaban a los 710 billones (unas 9 veces el PBM) y en 2014 comenzó el desinfle: hacia diciembre de 2015 habían caído a unos 490 billones de dólares (seis veces el PBM), en solo dos años se evaporaron 230 billones de dólares, que representaron algo menos de tres veces el PBM de 2015. El desinfle de esa hiperburbuja, en realidad la madre de todas la burbujas, golpeó duramente a los precios y a las inversiones, las economías centrales se estancaron, tuvieron crecimientos bajos o entraron en recesión.

Como sabemos en 2014 se produjo el derrumbe de los precios de las materias primas y la generalización de la que suele ser calificada como crisis deflacionaria global . El motor financiero dejo de cumplir el rol de euforizante y paso a ser un factor depresivo que empuja hacia abajo al conjunto del capitalismo. En lo que va del 2016 la situación ha empeorado y seguramente se va a agravar próximamente, numerosas señales así lo indican.

Cuando uno mira más en profundidad se da cuenta que por debajo del fenómeno, desde los años 1970 hasta hoy, aparece la acentuación de la tendencia a la declinación de la tasa de ganancia que de manera irregular, con algunas mejoras efímeras seguidas por fuertes caídas va acorralando a un sistema enfermo. Las mejoras pasajeras de esa tasa fueron obtenidas principalmente gracias a la mayor explotación de los trabajadores y/o a la depredación de los recursos naturales de la periferia. Por ejemplo el ingreso al mercado mundial capitalista de millones de obreros industriales chinos y de otras zonas de la periferia permitió a las grandes empresas deslocalizar sus instalaciones y así producir con salarios reducidos, gracias la aplicación de tecnologías mineras y agrícolas altamente destructivas del medio ambiente las economías imperialistas obtuvieron materias primas baratas (y súper beneficios). Entonces vemos como la curva representativa de la tasa de ganancia de las economías centrales dejaba de caer e incluso ascendía durante algunos períodos entre los años 1980 y 2000, pero esos remedios no consiguieron superar el problema y en lo que va del siglo actual la trayectoria a la baja es irresistible.

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