Las exportaciones petroleras venezolanas han venido cayendo desde el año 2002. Sin embargo, nunca habían caído a niveles tan bajos como los del mes de Enero de 2018. A pesar de todas las diferencias y problemas en las relaciones Venezuela-EE. UU, el flujo constante de buques petroleros desde los puertos caribeños de Venezuela hacia la […]
Las exportaciones petroleras venezolanas han venido cayendo desde el año 2002. Sin embargo, nunca habían caído a niveles tan bajos como los del mes de Enero de 2018. A pesar de todas las diferencias y problemas en las relaciones Venezuela-EE. UU, el flujo constante de buques petroleros desde los puertos caribeños de Venezuela hacia la costa del golfo estadounidense ha sido siempre un vínculo confiable entre ambos países. Los valores de exportación de enero de 2018, son los peores en 30 años. Esto se debe a lo que reiteradamente hemos denunciado: la espiral de desprofesionalización, desinversión, corrupción y crisis institucional en la estatal petrolera PDVSA. De acuerdo a los datos de la Administración de Información Energética de Estados Unidos (EIA), durante las tres primeras semanas de Enero los envíos de petróleo a EEUU promediaron sólo 394.000 b/d, esto es ciertamente más bajo que los valores promedio mínimos alcanzados como consecuencia del intenso y criminal sabotaje a la industria petrolera nacional en 2002-03, por parte de grupos extremistas de la oposición venezolana. De acuerdo a Petroleum Economist: «El colapso de las exportaciones petroleras venezolanas apunta a una profunda y dolorosa crisis en la industria petrolera de ese país».
Según las fuentes oficiales de la OPEP, la caída de las exportaciones de crudo a EEUU es una consecuencia de una fuerte caída en la producción petrolera venezolana durante diciembre de 2017, cuando la producción alcanzó un valor promedio de 1,6 millones de barriles por día. Estos valores son consecuencia de una tendencia al descenso del 30%, durante todo 2017, según las cifras que Venezuela informa a la OPEP. Debemos ser honestos y claros, en que modelo rentista ha sido acentuado durante los años de gobierno del ex presidente Chávez y del actual presidente Maduro, hasta el punto que la cifra de exportaciones de Estados Unidos es particularmente vital para las finanzas de Venezuela. La dependencia acentuada y el rentismo agudo al que nos han conducido los burócratas psuvistas, hacen que los EE.UU. sean, con mucha diferencia, el mercado de generación de efectivo más importante para Petróleos de Venezuela y los únicos compradores alternativos son los refinadores de la India.
El resto se destina al mercado interno, donde virtualmente se regalan productos refinados. Esto le hemos denunciado en un artículo científico publicado por la revista Cuadernos Latinoamericanos de La Universidad del Zulia, titulado «Renta petrolera y electrificación en Venezuela: Análisis histórico y transición hacia la sostenibilidad» (http://produccioncientificaluz.org/index.php/cuadernos/article/view/22866), en el cual afirmábamos que «En valores absolutos, entre 2004 y 2014, la expansión de la capacidad eléctrica fue de 5.900 megavatios (MW), lo que representó un 6% de toda la capacidad instalada en Latinoamérica y el Caribe, en ese período. Esta capacidad nueva consistió, fundamentalmente, en centrales termoeléctricas que emplean combustibles domésticos [subsidiados o regalados]«. La energía eléctrica en Venezuela, es casi regalada, así que todo el combustible destinado para la generación de electricidad es totalmente desperdiciado y no se recibe ninguna retribución que permita mantener la inversión ni en el sector eléctrico ni en el sector petrolero. En el mismo artículo hemos dado evidencias de que, en Venezuela «Entre 2008 y 2013, el consumo de gasoil en grupos electrógenos de generación distribuida se incrementó desde 178,54 hasta 771,30 millones de litros anuales. La tarifa para estos sistemas llegó a ser de 2 centavos de dólar el kilovatio-hora (0,02 $/kWh), en este mismo período», es decir, 771 millones de litros de gasoil que se consume en el país sin ninguna retribución fiscal, absolutamente, nada. Finalmente, para tener una idea muy clara de las causas de la quiebra actual de la industria petrolera concluimos: «Para el período 2004-2014, el complejo formado por la refinerías de Falcón y de Bajo Grande (estado Zulia), que hoy se conoce como Complejo Refinador Paraguaná, era ya el segundo más grande del mundo, con una capacidad total de producción de 971.000 barriles diarios de derivados petroleros. Esta abundante producción de derivados permitió la expansión de generación termoeléctrica en el noroccidente del país (Zulia-Falcón), donde se consumen actualmente más de 50 mil barriles diarios de derivados petroleros nacionales, sólo en termoelectricidad. Las tecnologías empleadas fueron de rápida instalación, alto consumo energético y baja eficiencia térmica, como es el caso de los grupos electrógenos de la «Misión Revolución Energética» y las nuevas centrales termoeléctricas de tecnología alemana, que se instalaron para funcionamiento con gasoil en el noroccidente del país (Zulia y Falcón). Estas tecnologías de generación distribuida y centralizada representan, actualmente, consumos de 4,8 y 16 millones de barriles de gasoil al año, respectivamente». ¿Cómo se podía sostener una industria petrolera nacional y estatal así? ¿Cómo pudimos llegar a tales extremos bizarros de rentismo petrolero e irresponsabilidad institucional en gobierno nacional, en PDVSA, en Corpoelec y los Ministerio de Petróleo y Minería y en el Ministerio de Energía Eléctrica? ¿Qué capacitación técnica y gerencia tenían y tienen los ministros de esas carteras tan importantes para el país?
Toda nuestra industria petrolera y energética ha sido desmantelada, los profesionales de mayor experiencia han emigrado ante una desastrosa política de recursos humanos o, mejor dicho, criminal y traidora a los intereses nacionales. Una política donde se premia la pereza y se castiga el trabajo y el esfuerzo personal en autodesarrollo de los trabajadores profesionales. El desconcierto ante las contradictorias declaraciones del militar que hoy dirige hoy PDVSA, es una vergüenza internacional. El general de división Manuel Quevedo, dijo en la conferencia de la OPEP en Omán, que la producción venezolana había caído a menos de 1,5 millones de barriles por día. Luego, dijo que la producción se había recuperado a 1,9 millones de barriles por día y que pronto alcanzaríamos una recuperación de casi 2,5 millones de barriles por día ¿Con quienes va a lograr esa recuperación señor ministro? ¿Con la Guardia Nacional que es cómplice de los robos dentro de la industria petrolera? ¿Con los milicianos que tuvieron que salir por robos a las propias instalaciones que cuidaban? ¿Con los funcionarios de los ministerios de energía, petróleo y minería, cuyo mayor porcentaje tienen grados universitarios (cuando los tienen) en cualquier cosa menos en ingeniería?
Lo cierto es lo dicho por Petroleum Economist: «El colapso de las exportaciones venezolanas en Estados Unidos ha abierto la puerta a otros proveedores rivales de petróleo pesado, aunque la creciente producción de EE. UU. Significa que todos compiten por un pedazo de pastel más pequeño». Venezuela ha cedido participación de mercado a competidores regionales, mucho menos importantes, como México y Colombia, incluso a países como Irak. El colapso de la petrolera PDVSA también ha ayudado a mantener vivo el oleoducto Keystone XL. La capacidad de refinación de aproximadamente 0.75m b/d de Citgo sigue siendo una cabeza de playa formidable en el mercado estadounidense para nuestro país, y facilitaría retomar la participación de mercado en caso de que la producción petrolera se recupere, alguna vez. Pero por ahora, eso parece estar muy lejos. Y la cleptocracia que gobierna Venezuela puede vender Citgo, venderlo todo, solo por prolongar su agonía, por prolongar la miseria en que han hundido a nuestro país, básicamente por incapaces, por indolentes, por corruptos y por negligentes. Todo lo demás es palabrería hueca. Los números hablan mucho más fuerte que cualquier discurso «anti-imperialista» y las responsabilidades están muy claras.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.