El día del estudiante universitario, se celebra en Venezuela en homenaje a las luchas estudiantiles de universitarios y liceístas durante la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, más exactamente por la acción acometida el 21 de noviembre de 1957, cuando un grupo de jóvenes irrumpieron en el Congreso de Cardiología de la Universidad Central de Venezuela […]
El día del estudiante universitario, se celebra en Venezuela en homenaje a las luchas estudiantiles de universitarios y liceístas durante la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, más exactamente por la acción acometida el 21 de noviembre de 1957, cuando un grupo de jóvenes irrumpieron en el Congreso de Cardiología de la Universidad Central de Venezuela , haciéndolo además a todo riesgo para denunciar a una dictadura que no permitía publicaciones en los diarios, debates en el Congreso y mucho, muchísimo menos, Comisión de Derechos Humanos. De inmediato la lucha cundió por las calles de Caracas, sobre todo en los sectores populares, sumándose a la fuerza estudiantil, grandes contingentes de pueblo, quienes sin escatimar enfrentaron a las fuerzas policiales. El año siguiente en 1958 los acontecimientos continuaron, la Seguridad Nacional tomó la Universidad Central, puso presos a numerosos estudiantes y cerró los centros de Educación Superior, lo que produjo un revuelo social que se convirtió en uno de los desencadenantes que concluyeron con la huida del dictador Marcos Pérez Jiménez.
De esta forma, un año después, se decreta oficialmente el día del Estudiante universitario en Gaceta oficial N.º 25.818, del Viernes 21 de noviembre de 1958. Sin embargo, todos los valores libertarios defendidos por los Estudiantes, y el pueblo en general, fueron traicionados por una elite política, que vendría a convertirse en vergüenza para la democracia, se llenaron de discursos aduladores al movimiento estudiantil, y al mismo tiempo siguieron con una política de exterminio y silencio ante quienes pretendían profundizar la tan ansiada democracia. La práctica represiva de la dictadura, bien funcionó con la instauración del modelo «democrático».
La Batalla de la Calle y las Ideas.
Ya a esta hora, habían dado la orden de allanar la Facultad de Ingeniería y Medicina, produjeron un apagón en la Av Tulio Febres Cordero de manera intermitente, como a la 02:00 am del 17 el apagón fue definitivo , se oía gente corriendo, más arribita del comedor. Los perros del Bioterio estaban muy alterados. Se corrió la voz que habían llegado más de 100 soldados cazadores, comenzaron a correr y nosotros a escondernos. Los que estábamos en el Centro de estudiantes de medicina al lado del cafetín en un semisotano, corrimos agazapados en dirección de las canchas de tenis, por allí también estaban entrando. Los que estaban en el edificio de ingeniería, se dispersaron, unos para el taller de mantenimiento, otros para la facultad de Ciencias al borde del barranco. Se podían oír los gritos mezclados con los disparos de FAL. Fue a las 02:47 am cuando lo asesinaron, había sido vilmente masacrado DOMINGO SALAZAR, presidente del centro de estudiantes de Medicina. Quien corrió la voz fue el negrito Clemente. Domingo era un revolucionario a carta cabal, convencido de su misión. *El 17 DE NOVIEMBRE de 1969, HACE 47 Años, el Tte. Coronel RODRIGUEZ CORRO, dio la orden de aplastar la protesta estudiantil.
Rafael Caldera era el Presidente.
Ofrecemos disculpas a nuestros lectores, por nuestra imprecisión de no haber dado con la referencia del anterior relato, sin embargo nos parece significativo, y bastante contundente, por demás, para dejar sentada la traición que el puntofijísmo acometió a la lucha estudiantil, a un poco más de diez años después de proclamada aquella Gaceta oficial, en la que se decretaba la celebración del día del Estudiante Universitario, se asesinaban estudiantes en las propias casas de estudio, lo de Domingo Salazar no fue una excepción, más de mil (1.000) estudiantes fueron «desaparecidos» y asesinados durante esa primera década, de la mal llamada «democracia».
Los tiempos políticos, evidentemente no son siempre los mismos, varían según las circunstancias históricas, sin embargo los proyectos históricos se alimentan en las luchas de los pueblos. Las calles de éste país se convirtieron en un hervidero, la capucha y la molotov, eran símbolos de rebeldía contra un sistema de gobierno elitesco, insulso, que le daba la espalda a las necesidades más sentidas del pueblo Venezolano, el Marxismo y otras teorías de izquierda se atrincheraban en los salones y cafetines de las universidades, mientras que los ideales Bolivarianos corrían como consignas en las calles, se levantaba al mismo tiempo en desobediencia una corriente histórica que estaba convencida que la llamada «democracia», había dejado de tener sentido, pues en la práctica no había cumplido con las promesas hechas al país. Caracas y Mérida en las décadas del 60′ 70′ 80′ y 90′, fueron reflejo de luchas en las calles, las universidades como trincheras y un «martirologio» que tiñó con su sangre cada rincón del país. Parte de esa dirigencia estudiantil, combativa de aquellos años, logró ver en concreto aquel proyecto histórico, encarnado en la revolución Bolivariana, y hoy manifiesta la decisión de construir un país.
Al mismo tiempo que el sueño se lanzaba a la calle, las universidades sufrían un aberrante aburguesamiento, las teorías de izquierda quedaron petrificadas en las tertulias académicas, mientras que en la «real politik» la izquierda con su estrategia de guerra de guerrillas, sufría una derrota importante. Parecía que el rol de la izquierda de ese tiempo, incluyendo la universitaria que era la mayoría, era poner los muertos. Sin embargo, las fuerzas combativas no se replegaron, todo lo contrario, enfrentaron con palos, piedras e ideas a la ignominia, y paso a paso le dieron cuerpo al proyecto histórico expresado en la Revolución Bolivariana.
Nos quedan muchos pendientes.
Cada día del Estudiante universitario, cada fecha icono de nuestra historia, es una disputa simbólica, que la burguesía pretende hacerse para sí, adueñarse, manipular y anular la participación del pensamiento crítico y del pueblo en dichos procesos, con la firme intención de despojar de toda conciencia histórica a los de a pié.
Las luchas de los estudiares no han terminado, tampoco la de los obreros, ni la de los campesinos, y cuando evocamos a los estudiantes, no hacemos referencia a los «manitas blancas», los cuales no defienden ningún proyecto histórico, más bien están entrampados en la esfera de los privilegios. A los estudiantes que alimentan el pensamiento crítico, que creen en un país profundamente libre, les queda como tarea re-significar lo político, convertirse en pregoneros y practicantes de la ética, y comprometerse con las luchas del pueblo explotado.
Pare cerrar, podemos preguntarnos:
¿Eran luchas diferentes, la de los estudiantes de aquellos años a los de ahora?
¿El proyecto histórico de aquel tiempo, no es el mismo que el de ahora?
¿Hay múltiples visiones sobre la política, y con ello estamos ante el surgimiento de una juventud conservadora?
De esta manera, estamos ante la necesidad de dar rienda suelta a un debate que cruza a la universidad en sus entrañas, a la sociedad en sus aspiraciones, a la política como proyecto y al futuro como horizonte.
* Carlos Rivas es Vocero de la Casa del costurero. Estudiante de la Escuela Popular de Comunicación EPC.
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