Recomiendo:
0

Traducción del portugués para Rebelión por Alfredo Iglesias Diéguez

Una muerte demasiado incómoda para convertirse en noticia

Fuentes: Mídia Ninja (Brasil)

Edvaldo Alves, 19 anos, resultó herido el pasado 17 de marzo por un tiro a quemarropa durante una protesta en el interior de Pernambuco, cuando se manifestaba en contra de la violencia en la ciudad de Itambé. La bala de goma había lacerado la pierna de Edvaldo, que no se pudo restablecer de las heridas y murió el pasado martes 11 de abril.


La muerte de Edvaldo no apareció en los medios comerciales nacionales, ni como nota a pie en los periódicos de gran formato ni en las tiras de noticias en las páginas de inicio de los portales en internet de esos medios.

El joven pernambucano no fue víctima de una bala perdida, ni de un ‘enfrentamiento’ con la policía. No estaba enmascarado, no estaba armado, no se puso en la línea de fuego. Argumentos que la policía y los medios usan para justificar las injustificadas acciones de la policía militar en Brasil.

Las imágenes del momento en que la policía dispara a Edvaldo están grabadas y no dan ningún margen a la duba: Edvaldo fue víctima de la represión de las protestas, murió por ejercer su derecho a manifestación. Una muerte demasiado incómoda para convertirse en noticia.

Si la muerte de Edvaldo, brasileño de 19 años, no tenía cabida en los medios brasileños, las muertes de dos venezolanos, ocurridas también este martes pasado, enseguida ocuparon los titulares de la prensa: «otros dos manifestantes mueren durante las protestas contra Maduro» (Estadão). No obstante, lo más interesante es que al leer la noticia no hay confirmación de que las muertes se estén vinculadas a las protestas, o por lo menos no hay confirmación de facto. Dos pesos e dos medidas para tratar temas semejantes reveladores de los intereses de los medios de comunicación comerciales.

La represión policial de las protestas no es un fenómeno reciente en Brasil, pensad en las jornadas de junio de 2013. No obstante, en esta ocasión hay un elemento nuevo en la coyuntura política nacional que ha generado un ambiente más permisivo en relación con las acciones violentas de la policía: la ausencia de un Estado que defienda los derechos humanos, que se encuentre dentro de los parámetros constitucionales de respeto a la libertad de expresión.

La ruptura democrática que vivió el país tras el impeachment contra Dilma Rousseff abrió las puertas a una avalancha de violaciones de la libertad de expresión.

El gobierno instalado en el Brasil pos-impeachment tiene un carácter represor, autoritario y connivente con la violencia, mejor dicho, es inductor de la violencia. Algo que quedo claro cuando fue designado para el ministerio de Justicia al ex secretario de Seguridad Pública de São Paulo, Alexandre de Moraes, famoso por su excesivo uso de la fuerza, por su postura crítica ante los derechos humanos, de los que en más de una ocasión dijo que eran un obstáculo para el combate del crimen. Moraes paralizó la política de derechos humanos, que era una de las señas de identidad del ministerio de Justicia y ganó como premio una promoción para el Supremo Tribunal Federal.

En política no hay un botón de apagado y encendido. Digamos que hay un semáforo. Con el golpe, el semáforo se puso verde para todo tipo de intolerancia, violencia y violaciones de derechos, practicados con la anuencia de los medios privados de comunicación.

Es por eso que tenemos que luchar por el derecho de Edu, de Marcelo y de tantos otros blogueros y comunicadores que están siendo procesados y obligados a callar; por el derecho de los profesores a tener autonomía pedagógica para discutir cualquier tema en las aulas; por el derecho de los estudiantes a ocupara sus escuelas en lucha por la calidad de la educación; de los trabajadores a hacer huelga porque están acabando con sus derechos; de la población a manifestarse en defensa del derecho a la salud, de los sin techo a acampar en señal de protesta por el fin de las políticas de vivienda; de los sin tierra a luchar por el derecho a la tierra.

Luchar por el derecho a la libertad de expresión y denunciar los casos de violación de ese derecho es fundamental.

La muerte de Edvaldo no puede quedar impune ni invisible.


#CalarJamais!


Renata Mielli es periodista, coordindora general del Foro Nacional por la Democratización de la Comunicación y secretaria general del Centro de Estudios de los Medios Alternativos Barão de Itararé.

Fuente: https://ninja.oximity.com/article/Uma-morte-inc%C3%B4moda-demais-para-vi-1

Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de resptear su integridad y mencionar a la autora y al traductor y a Rebelión como fuente de la traducción.