«Tal como lo habíamos anunciado, refiriéndonos al evento ocurrido hoy en la OEA, que de persistir las acciones intrusivas, arbitrarias, ilícitas, desviadas contra la soberanía de nuestra patria procederíamos de inmediato a denunciar la carta de la OEA e iniciaríamos el procedimiento para el retiro definitivo de Venezuela de esta organización regional», expresó este miércoles […]
«Tal como lo habíamos anunciado, refiriéndonos al evento ocurrido hoy en la OEA, que de persistir las acciones intrusivas, arbitrarias, ilícitas, desviadas contra la soberanía de nuestra patria procederíamos de inmediato a denunciar la carta de la OEA e iniciaríamos el procedimiento para el retiro definitivo de Venezuela de esta organización regional», expresó este miércoles 26 de abril en horas de la tarde la canciller venezolana Delcy Rodríguez.
Un rato antes se había producido una reunión extraordinaria del Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA) en la que se decidió convocar a una reunión de consulta de cancilleres del bloque en contra de la opinión de la propia República Bolivariana de Venezuela.
Se confirmó así lo anunciado la noche anterior por la canciller Rodríguez, quien en un contacto telefónico con el programa Dossier, que se emite en el canal oficial y conduce el periodista uruguayo-venezolano Walter Martínez, había dicho: «De realizarse alguna reunión de Cancilleres de la OEA, que no cuente con el aval, con el consentimiento del Gobierno de Venezuela, yo he recibido instrucción del jefe de estado, el presidente Nicolás Maduro, de iniciar el procedimiento de retiro de Venezuela de esta Organización».
Los argumentos de Venezuela
En un comunicado publicado el mismo miércoles 26, el Gobierno Bolivariano había indicado las razones por las cuales rechazaba esta convocatoria en el seno de la OEA:
Primero. La OEA está descalificada para atender asuntos relacionados con Venezuela porque ha sido instrumentalizada para despropósitos, arbitrarios, parcializados, desproporcionados, dolosos y desviados del Secretario Luis Almagro sobre Venezuela, que contravienen gravemente las normas rectoras, principios y fundamentos de su actuación como funcionario internacional y los propósitos y fines manifiestos de la Organización.
Segundo. Una facción minoritaria de gobiernos de países miembros de OEA persiste en el empeño de agredir a la República Bolivariana de Venezuela mediante la grosera violación a la Carta de la OEA, las normas y principios que rigen su funcionamiento y los sagrados principios del Derecho Internacional que afirman el respeto mutuo soberano, la igualdad entre Estados, la autodeterminación de los pueblos y la no injerencia en los asuntos internos de los Estados.
Tercero. La OEA se ha erigido en un remedo de Tribunal de Inquisición cuyo único propósito y agenda en el continente consiste en procesar y condenar sin ser tribunal, ni haber delito y menos juicio previo a Venezuela, buscando criminalizar a su Gobierno, aislar a nuestro país, desestabilizar nuestra democracia constitucional y facilitar los planes de intervención extranjera contra nuestra Patria.
Cuarto. El pasado 3 de abril se consumó una de las instigaciones más vergonzosas en la historia institucional de esta Organización, que dio luz verde a las acciones violentas que hoy ejecuta la oposición extremista venezolana, y que han causado caos y dolor a la sociedad, que a hoy ha cobrado la irrecuperable vida de 26 ciudadanos venezolanos.
Quinto. La parcialización del Secretario General de la OEA, la aplicación de un doble estándar en materia de Derechos Humanos, las acciones lesivas contra la paz y tranquilidad pública, la independencia, no intervención y la dignidad de un Estado Miembro, descalifican cualquier posibilidad de que la OEA sea el espacio regional idóneo y equilibrado para el mutuo entendimiento y respeto soberano, la cooperación y el bienestar colectivo, siendo que se ha manipulado la competencia de sus órganos internos, se ha sembrado la división en el seno de la Organización y se ha estimulado la desconfianza entre sus miembros.
Sexto. La República Bolivariana de Venezuela rechaza categóricamente la pretensión de invocar el Mecanismo de Consulta de Ministros de Relaciones Exteriores de la OEA, -tan ilícita que pretende fundamentarse en una forjada resolución inexistente- para tratar cualquier tema relacionado con Venezuela sin la expresa autorización del Estado venezolano, y manifiesta su clara, plena e indubitable decisión en el sentido de que, de concretarse esta pretensión ilegal y violatoria de nuestros derechos, iniciará el proceso legal conducente a la denuncia de la Carta de la OEA y el retiro de nuestro país de esta organización, cónsona con los principios históricos y doctrinarios que inspiran nuestra diplomacia.
Séptimo. Venezuela ha convocado una Reunión Extraordinaria de Cancilleres de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) para abordar, sin presiones indebidas e ilícitas del país hegemón de la Región, y en el marco de la igualdad soberana de los Estados, las «Amenazas contra el Orden Democrático Constitucional en la República Bolivariana de Venezuela, así como las acciones intervencionistas contra su independencia, soberanía y autodeterminación», a realizarse el día 2 de mayo del corriente en El Salvador, según ha informado formalmente la Presidencia Pro Témpore de la CELAC.
Octavo. Venezuela no atenderá ninguna iniciativa en el marco de la OEA, que ha demostrado amplia y públicamente su tenor intervencionista en los asuntos internos de nuestro país y pretende el tutelaje de la vida política, económica y social de nuestra Nación, que constituiría un precedente de la más grave lesividad de todas las normas de Derecho Internacional Público.
Adiós y que te vaya bien
Como Venezuela ha denunciado reiteradamente, la OEA dejó de ser (si es que alguna vez lo fue) un ámbito de diálogo democrático entre los pueblos para constituirse en un verdadero Tribunal de Inquisición en contra de nuestro país, con su secretario general Luis Almagro convertido en un nuevo Torquemada.
«Se entregó a la política norteamericana. Está siendo condicionado por los Estados Unidos», concluyó un estrecho colaborador de Almagro en la cancillería uruguaya. Y no descarta que el sueldo que cobra el ex canciller en la OEA, sumado a la jubilación de similar monto mensual que recibirá de por vida, haya pesado en su decisión de mudar no sólo su casa, sino su cabeza, en dirección al norte, publicó la periodista Natalia Uval en un perfil sobre este personaje que ya ha pasado a la peor historia del continente publicado el el periódico La Diaria ( https://ladiaria.com.uy/articulo/2017/4/un-acercamiento-a-la-figura-politica-de-luis-almagro/ ).
Al mismo tiempo, la OEA ha violado su propia normativa interna en reiteradas oportunidades a lo largo de este proceso, particularmente el artículo primero de la Carta de la OEA, que indica lo siguiente:
«Los Estados americanos consagran en esta Carta la organización internacional que han desarrollado para lograr un orden de paz y de justicia, fomentar su solidaridad, robustecer su colaboración y defender su soberanía, su integridad territorial y su independencia. Dentro de las Naciones Unidas, la Organización de los Estados Americanos constituye un organismo regional.
La Organización de los Estados Americanos no tiene más facultades que aquellas que expresamente le confiere la presente Carta, ninguna de cuyas disposiciones la autoriza a intervenir en asuntos de la jurisdicción interna de los Estados miembros.»
Samuel Moncada, representante permanente de Venezuela ante la OEA, denunció cómo a lo largo de estos días se han multiplicado las presiones directas e indirectas contra algunos Estados pequeños del continente.
Denunció Moncada que incluso el Congreso de Estados Unidos puso a consideración en estos mismo días el establecimiento de un impuesto a las remesas que envían los migrantes latinos a los familiares en sus países de origen, que en muchos casos tienen a esas mismas remesas como su principal fuente de ingresos.
El Gobierno Bolivariano reivindica a la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), como el espacio natural para debatir el asedio a la democracia venezolana que se está viviendo en estos días por parte de una oposición ya claramente volcada al fascismo y que no tiene reparos en actuar con extrema violencia terrorista.
En la Celac no están presentes Estados Unidos y Canadá (su permanente socio) y en cambio sí está presente la República de Cuba, expulsa de la OEA en 1962 y que ha rechazado volver a incorporarse a este organismo certeramente calificado por Fidel como «ministerio de Colonias» yanqui.
En la Celac tampoco estará presente Almagro ni su extremadamente cuestionado séquito, de forma que todos los países -en igualdad de condiciones y sin jueces instructores- podrán debatir una situación que alarma a todos los pueblos del continente que son solidarios con un país que ha hecho de la solidaridad una doctrina de Estado.
Fuente: http://cajaderespuestas.blogspot.com.es/2017/05/chau-almagro.html