En el día de San Cayetano, en Argentina, miles de personas rezarán por un milagro de trabajo. Miles también marcharán por reclamar sus derechos más básicos como lo son el trabajo, la alegría, el pan, la tierra, el territorio, el agua, la salud, vivienda, respeto… Mientras tanto, el gobierno Macri y sus beneficiados – grandes […]
En el día de San Cayetano, en Argentina, miles de personas rezarán por un milagro de trabajo. Miles también marcharán por reclamar sus derechos más básicos como lo son el trabajo, la alegría, el pan, la tierra, el territorio, el agua, la salud, vivienda, respeto…
Mientras tanto, el gobierno Macri y sus beneficiados – grandes bancos y empresas, familiares, funcionarios, amigotes y CEOs – continúan ajustando la soga al cuello del pueblo. El saldo inmediato es más despidos y desempleo, más hambre y represión, más inseguridad acerca de cómo tener luz y agua, pagar los remedios, lograr una vida digna.
Hay que seguir construyendo fuerza popular y unidad para lograr que el gobierno reconozca la emergencia social y asuma sus obligaciones para cumplir con todos los derechos humanos, sobre todo del 60% de la población joven que está creciendo en la pobreza total. Pero también es necesario lograr que se revierten las políticas que están llevando al pueblo a la desesperación, favoreciendo a una pequeña minoría a costa de las grandes mayorías.
Entre esas políticas se destaca la decisión del gobierno M de gobernar con Deuda . Deuda interna, Deuda externa, Deuda eterna…, casi 100 mil millones de dólares de deuda nueva en dos años, un verdadero récord mundial, condenando a pagar suculentos intereses y comisiones durante por lo menos 100 años más, al pueblo más empobrecido, a quienes más pagan impuestos y más sufren el aumento y recorte de servicios, junto a nuestras hijas, nietos y así sucesivamente.
Esta deuda nada tiene que ver con el bien del pueblo o el tan mentado desarrollo del país, sino todo lo contrario. Sirve para atarnos cada vez más fuerte a un modelo productivo que produce hambre y empobrecimiento, precarización y desempleo, saqueo y contaminación. Se usa para fugar capitales y pagar intereses cada vez más abultados sobre la deuda vieja, una estafa que se sigue restructurando sin solución de continuidad desde tiempos de la dictadura corporativa-militar- eclesiástica, renovando el colonialismo de antaño de las garras de los buitres actuales, tanto de adentro como de afuera.
Llamamos a encaminar acciones a favor de una verdadera soberanía financiera, en contra de esta patria financiera reciclada, la perpetuación del endeudamiento y el pago continuo de una deuda ilegítima. Una deuda que el pueblo no debe y sin embargo nos trae la pérdida de soberanía y el aumento de la dependencia, menos recursos para la salud, el trabajo, la educación, más explotación y extractivismo, más criminalización y represión: en suma, la violación sistemática de todos nuestros derechos como personas y como pueblos, así como también los derechos de la naturaleza.
Reclamamos al Gobierno cambiar sus prioridades y políticas, y al Parlamento que asuma de una vez su responsabilidad constitucional en relación a la deuda. Hay que poner fin al endeudamiento perpetuo y suspender todo pago hasta no completar una auditoría integral y participativa que permite separar lo ilegítimo e ilegal. Al Poder Judicial que juzgue y sancione a los responsables de tamaña corrupción, como lo es la estafa de la deuda, y que deje de criminalizar a quienes sufren sus consecuencias.
Llamamos también a los Partidos y Candidatos que ahora compiten por nuestra atención y voto, a comprometerse y a explicarnos cómo plantean rescatar la Soberanía financiera del país y asegurar el pago de las únicas deudas legítimas: las deudas sociales y ecológicas, históricas y democráticas, de las cuales somos nosotros los acreedores. Es hora de pagar al pueblo y no a los saqueadores.