1. INTRODUCCIÓN Después de la caída del muro de Berlín, el eje político a nivel mundial giró radicalmente hacia un capitalismo de libre mercado globalizado. La vigencia de la lucha de clases y los movimientos obreros entraron en franco retroceso. El «Fin de la Historia» de Fukuyama sintetizaba lo que se buscaba construir como imaginario […]
1. INTRODUCCIÓN
Después de la caída del muro de Berlín, el eje político a nivel mundial giró radicalmente hacia un capitalismo de libre mercado globalizado. La vigencia de la lucha de clases y los movimientos obreros entraron en franco retroceso. El «Fin de la Historia» de Fukuyama sintetizaba lo que se buscaba construir como imaginario para una sociedad de mercado. Poco a poco la academia y la sociedad se convenció de aquello. Los centros de pensamiento abandonaban al Estado como rector del desarrollo (etapas de Rostow, «Big Push», etc.) y regresaban la vista al mercado como único actor. La socialdemocracia se vio obligada a reconducir muchos de sus postulados hacia el centro para poder alternar en el poder. En retrospectiva, Franklin D. Roosevelt en 1936 estaba ideológicamente más cerca de Hugo Chávez que de cualquier predecesor demócrata de la década de los 90. Como resultado, hoy el campo de disputa ideológico es cada vez más estrecho. La nueva sociedad de ‘clase media’ deja poco margen para recobrar las reivindicaciones de la izquierda en un capitalismo que, como sistema, ya no está en discusión.