En días pasados tuvo lugar en Da Nang, Vietnam, la XXV Cumbre de Líderes del Foro de Cooperación Económica Asia Pacífico, conocido como APEC, por su sigla en inglés. Este foro está conformado por 21 economías que representan la región del mundo más dinámica, desde una perspectiva económica, comercial y geopolítica: Australia, Brunei, Canadá, China, […]
En días pasados tuvo lugar en Da Nang, Vietnam, la XXV Cumbre de Líderes del Foro de Cooperación Económica Asia Pacífico, conocido como APEC, por su sigla en inglés. Este foro está conformado por 21 economías que representan la región del mundo más dinámica, desde una perspectiva económica, comercial y geopolítica: Australia, Brunei, Canadá, China, Corea Del Sur, Estados Unidos, Filipinas, Hong Kong, Indonesia, Japón, Malasia, Nueva Zelanda, Papúa Nueva Guinea, Rusia, Singapur, Taipei, Tailandia, Vietnam, Chile, Perú y México.
El bloque, con un mercado de unos 2.850 millones de consumidores, representa el 59% del PIB mundial y el 40% de la población del planeta. Sus objetivos estratégicos, enmarcados en un proceso de globalización neoliberal, son:
- la liberalización del comercio y la inversión, enfocada en la apertura y la máxima reducción de las barreras del mercado;
- la disminución de los costes de transacciones empresariales promedios, para reducir responsabilidades económicas a los grandes capitales y
- la intensificación de las relaciones de dependencia, técnicas y económicas sobre las capacidades institucionales de los sectores privado y público
La más reciente edición del foro se dio en un momento álgido, en el que Estados Unidos alterna un discurso contrario a los acuerdos multilaterales, tratando de impulsar el bilateralismo en las relaciones internacionales. Un proteccionismo que no es nuevo en la historia. La defensa de Estados Unidos del libre mercado ha ido marcada por una política altamente proteccionista de su economía frente a terceros actores a quienes sí se les ha exigido total apertura comercial. En la actualidad, tal y como señala Arantxa Tirado (2017), «lo que cambia es el discurso y el enfoque táctico, pero la estrategia última de búsqueda de la primacía de EEUU en el mercado global se mantiene» [1].
La disputa del Gobierno norteamericano frente a los escenarios multilaterales donde Estados Unidos no obtiene los máximos beneficios ha desembocado en un proceso de renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte -TLCAN- (la quinta ronda de renegociación comenzó el pasado 17 de noviembre y culminará el 21 de noviembre) y en el abandono del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica -TPP- a principios de este año, a favor de una política de ‘America First‘.
Pese a la negativa de EEUU, en el marco del APEC, se alternaron nuevas conversaciones sobre el TPP, avanzando hacia un acuerdo que se denominaría Acuerdo Global y Progresivo para la Asociación Transpacífico -Comprehensive and Progressive Agreement for Trans-Pacific Partnership, CPTPP-, cuya firma quedó fijada para 2018 y su puesta en marcha para 2019. Este proceso, que ha pasado desapercibido para los grandes medios de comunicación, pone de manifiesto que los países asiáticos, liderados por China, continúan presionando para conseguir el pacto que apunta a potenciar su inserción y liderazgo en la política y la economía mundial.
De esta forma China se consolida como punto focal de un eje regional fortalecido que se abre a espacios multilaterales de intercambio con los países de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático -ASEAN-. Además, refuerza sus lazos comerciales bilaterales con los países de América Latina que hacen parte del foro: Chile firmó el Protocolo de Profundización del Acuerdo de Libre Comercio de Chile-China, en el que se incorpora la economíadigital y de servicios[2]. Para Perú el APEC se convirtió en el espacio para ampliar los acuerdos comerciales con Australia, por medio de la firma del Tratado de Libre Comercio [3]. México, por su parte, adquirió un papelfundamental en el proceso de negociación del CPTPP (antiguo TTP), siendo el aliado de Canadá en la consecución de cambios al acuerdo original. El proceso de renegociación resultó favorable a las prerrogativas de Canadá en las disposiciones relacionadas con las industrias culturales y la suspensión de las disposiciones de propiedad intelectual del TPP original [4].
En definitiva, el gigante asiático defiende una estrategia diametralmente opuesta a la del Gobierno norteamericano, y se orienta a la apuesta por una colaboración económica entre países de todo el mundo, tal y como señala el presidente chino Xi Jinping: «En la actualidad, el progreso hacia la globalización económica está experimentandovientos en contra, una de las razones es que no es lo suficientemente incluyente, debe haber más esfuerzo paraasegurar que diferentes países y personas de diferentes ámbitos de la vida puedan disfrutar los beneficios dedesarrollo«.
La reunión de líderes del foro de cooperación económica Asia-Pacífico cerró con promesas de «crear un nuevo dinamismo y forjar un futuro compartido de estabilidad». Estas palabras, pasadas por el tamiz de la ‘diplomacia presidencial’ [5], propia de escenarios multilaterales, ocultan la realidad de un escenario de disputa en el que dos alternativas marcan la agenda geopolítica: «America first» vs. enfoques globalizadores de soberanía multilateral. La competencia por el escenario global o los escenarios regionales está servida y en los próximos meses se definirán nuevas estrategias de cada parte en disputa. Por lo pronto, el Gobierno chino ha evidenciado disponer de una más que efectiva diplomacia comercial, relegando los intentos de la administración Trump de volver a imponer unas relaciones internacionales basadas en la subordinación política.
Notas:
[1] http://www.celag.org/eeuu-mexico-tlcan-renegociacion-al-gusto-estadounidense/
[2] http://www.latercera.com/noticia/bachelet-firma-actualizacion-tlc-china/
[3] https://elcomercio.pe/politica/peru-australia-firmaron-compromiso-concretar-tlc-noticia-472800
[4] http://www.ejecentral.com.mx/el-favor-de-pena-nieto-trudeau/
[5] DANESE, Sérgio. Diplomacia presidencial. História e crítica. Rio de Janeiro: Topbooks, 1999.
Ava Gómez Daza, investigadora CELAG.