El Ejecutivo no acepta la petición del instituto de seguridad social Kela de ampliar los fondos y la duración del proyecto, por el que 2.000 personas recibirán 560 euros al mes entre el enero de 2017 y enero de 2019.
No habrá más fondos para el Ingreso Básico Universal, el primer experimento para implantar una especie de renta básica -que no es universal ni completamente incondicional- puesto en marcha por un Gobierno europeo, el finlandés.
El programa, que comenzó en enero de 2017 y tenía una duración inicial de dos años, implica que 2.000 personas desempleadas de entre 25 y 58 años, seleccionadas aleatoriamente, reciban un pago por parte del Estado de 560 euros mensuales sin necesidad de ninguna contraprestación y con independencia de si encontraran un trabajo o no.
Kela, el instituto de seguridad social finlandés, había solicitado fondos extra para expandir la prueba a un grupo de personas con trabajo. Sin embargo, el Gobierno ha rechazado esa posibilidad, asegurando que los pagos finalizarán en enero de 2019 como estaba previsto.
Además, tal como recoge The Guardian, el Ejecutivo finlandés planea endurecer las condiciones para obtener prestaciones sociales, y recuerda que ha implantado nuevos beneficios para las personas desempleadas.
«El Gobierno está haciendo cambios para alejar el sistema del ingreso básico», ha señalado Miska Simanainen, de Kela, al periódico Svenska Dagbladet. No es la única voz que ha criticado la decisión del Gobierno. «Dos años es un período demasiado corto para poder sacar conclusiones extensas de un experimento tan grande. Deberíamos haber tenido tiempo extra y más dinero para lograr resultados confiables», señalaba por su parte Olli Kangas, investigador que ha participado en el ensayo en la emisora YLE.
COMBATIR LA DESIGUALDAD
La Renta Básica, una propuesta que muchos economistas defienden como la solución más racional y justa a la crisis del empleo que atenaza a Europa desde 2008 y una de las mayores herramientas para la lucha contra la desigualdad. Sin embargo, el experimento finlandés no es una renta básica propiamente dicha, ya que excluye por razones de edad y solo selecciona a solicitantes de empleo.
El objetivo del proyecto escandinavo era comprobar si el ingreso motivaba a los desempleados a buscar un trabajo acorde con sus intereses y capacidades, como defienden los grandes teóricos del Basic Income. Además, según el Gobierno finés, de centro derecha, el fin es triple: reducir la burocracia, atajar la pobreza e impulsar el empleo.
Asimismo, el Ejecutivo señaló en la presentación del proyecto que el ingreso impulsaría a los perceptores a aceptar empleos de bajos salarios y a tiempo parcial que no aceptarían de otro modo por miedo a perder algunas de las ayudas preexistentes.
Para algunos teóricos de la renta básica, como señala la economista Frances Coppola en Forbes, el proyecto finlandés se saltaba desde el inicio algunas de las potencialidades del concepto de renta básica, al asociar la iniciativa al ahorro de las prestaciones sociales por parte del Gobierno finés.