El expresidente de Nissan Motor Carlos Ghosn, detenido en Japón, seguirá en prisión al menos hasta el 1 de enero después de que un tribunal del país aprobara la solicitud de la fiscalía de Tokio de prolongar su detención 10 días más
El empresario francobrasileño permanece en prisión provisional desde el 19 de noviembre por supuestamente ocultar a las autoridades ingresos millonarios acordados con la compañía desde 2011 y una supuesta violación de confianza agravada por buscar que Nissan asumiera una serie de pérdidas de inversiones personales.
La extensión del arresto está vinculada con esa última acusación.
Sobre Ghosn pesan hasta la fecha tres órdenes de detención, sólo una de ellas con acusación formal, por el presunto ocultamiento de ingresos fijados entre 2011 y 2015.
Está pendiente que la fiscalía adopte decisiones sobre la segunda orden de detención, relacionada con los ingresos fijados entre 2015 y 2018, así como la tercera orden anunciada dos días atrás.
La repentina petición de la fiscalía se produjo ante la inminente liberación de Ghosn, después de que un tribunal capitalino rechazara el jueves extender la detención vinculada a la segunda orden y que abría la puerta a su abogado para solicitar la libertad bajo fianza.
Al presentarse un nuevo cargo la fiscalía anuló esa posibilidad, que sólo podrá tramitarse cuando se conozcan las acusaciones formales pendientes y si no surgen nuevos cargos.
La supuesta ocultación de remuneraciones de Ghosn afecta a unos 8.000 millones de yenes (63 millones de euros o 72 millones de dólares) entre 2011 y 2018, y también es sospechoso de buscar que Nissan asumiera pérdidas millonarias de una empresa suya por inversiones con derivados financieros a raíz de la crisis de 2008.
Datos relevantes
El empresario, de 64 años, está considerado como uno de los más influyentes del sector del motor y ha liderado durante años la lista de los directivos mejor pagados de Japón, desde que en 2005 asumió las riendas de la alianza Renault-Nissan.
Ghosn habría dejado de declarar al regulador bursátil de Tokio un total de 5.000 millones de yenes (38,7 millones de euros) de sus ingresos durante los últimos cinco años, según detallaron las mismas fuentes.
De momento, la suerte de Ghosn al frente de Nissan está prácticamente decidida ya, pero aún deben revisar estos hechos los consejos de administración de Renault y de Mitsubishi, los otros dos pilares de esta alianza del sector de motor forjada en 1999.
Nissan pagó a Ghosn en el pasado ejercicio fiscal 1.098 millones de yenes (8,52 millones de euros), lo que supone un salario récord en la empresa, según las cuentas anuales anunciadas en la junta de accionistas de la compañía.
En abril de 2017, el directivo abandonó su puesto como consejero delegado (CEO) en Nissan aunque se mantuvo como presidente del segundo mayor fabricante japonés de vehículos y como CEO y presidente de Renault y de la alianza Renault-Nissan.
Ghosn había comenzado a trabajar en 1999 como jefe de operaciones en Nissan procedente de la directiva de Renault, y logró salvar a la compañía de la bancarrota con un drástico proceso de reestructuración que le valió el apodo de «Le Cost Killer» («El verdugo de los costes»).
Su llegada a Nissan sacudió los cimientos del mundo empresarial nipón al tratarse de uno de los primeros extranjeros en dirigir una de las grandes compañías nacionales y por aplicar un modelo de gestión que conllevaba drásticos recortes en los gastos y cuestionaba principios intocables de la cultura corporativa japonesa.
Con su llamado «Plan Renacimiento», Nissan pasó a negociar de forma mucho más agresiva con sus proveedores y a reducir los costes significativamente, lo que permitió el reflote del fabricante automovilístico nipón e implantar prácticas más competitivas que fueron también adoptadas por otras empresas niponas. EFE