Recompuesta su alianza estratégica con Estados Unidos, la Unión Europea (UE) se alía con Washington para destruir a la Revolución Cubana. El 21 de julio, el bloque europeo dará a conocer su «posición unificada» frente a la isla, y todo indica que el eje Washington-Madrid-Roma-Londres logrará imponer una política abiertamente intervencionista y hostil contra Cuba. […]
Recompuesta su alianza estratégica con Estados Unidos, la Unión Europea (UE) se alía con Washington para destruir a la Revolución Cubana. El 21 de julio, el bloque europeo dará a conocer su «posición unificada» frente a la isla, y todo indica que el eje Washington-Madrid-Roma-Londres logrará imponer una política abiertamente intervencionista y hostil contra Cuba.
Tal como sucedió en la guerra de agresión contra Irak, José Maria Aznar, Tony Blair y Silvio Berlusconi son nuevamente los protagonistas europeos de la agresión. Lamentablemente, el eje Berlín-Paris, que reúne a las dos potencias más importantes de la UE y dispone del poder capaz de frenar la política de agresión europea, actúa en complicidad con Washington y sus tres paleros europeos.
El caso de complicidad más extraño en la agresión contra Cuba es el de Alemania (RFA), una potencia que puede enfrentarse sin peligro alguno a Washington, tanto más, cuanto que tiene una relación orgánica con Francia. Sin embargo, su política exterior, conducida por el miembro del Partido Verde, Joschka Fischer, ex militante callejero del movimiento estudiantil del 68, se vuelve cada vez más agresiva contra Cuba.
En la página electrónica del Ministerio de Relaciones Exteriores (AA) alemán se encuentra, bajo fecha de 12 de junio de 2003, un «aviso de seguridad», que advierte sobre «un creciente número de victimaciones de turistas» en Cuba, a raíz de «delitos de propiedad» y, en algunos casos, de «crímenes violentos». Se advierte también a los turistas alemanes de que se hacen acreedores de castigos punitivos «frecuentemente draconianos», en caso de realizar actividades políticas en Cuba.
Los turistas deben «mantenerse alejados de todas las instituciones militares, incluyendo del Ministerio de Defensa en la Plaza de la Revolución en La Habana», señalan los burócratas del AA, y advierten, que «No todas las instituciones militares o zonas prohibidas están correctamente identificadas como tales. Quién no responde de inmediato a las instrucciones y ordenes del personal de vigilancia y seguridad, se expone al uso de armas de fuego».
Las «advertencias de seguridad» del AA, que para múltiples otros países latinoamericanos no existen, como, por ejemplo, la República Dominicana o Argentina, se elaboran sobre «las informaciones disponibles en la fecha de publicación y que son consideradas confiables (vertrauenswuerdig) por el Ministerio del Exterior».
Este anuncio del servicio diplomático alemán no es un «aviso de seguridad», sino parte de una campaña de propaganda negra para estrangular a la principal fuente de ingreso de devisas de la economía cubana, que es el turismo internacional. Si los que redactaron este texto, son, en lo subjetivo, parte de la conspiración internacional de Washington-Madrid-Roma-Londres, o no, es absolutamente irrelevante; objetivamente, forman parte integra de la cábala imperial.
O, ¿qué evidencia empírica puede citar el AA para justificar su alarmismo interesado? ¿Cuántos turistas alemanes o internacionales han sido víctimas de disparos de la policía o de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) de Cuba? No existe ni un solo caso que justifique el amarillismo del Ministerio de Fischer; salvo, por supuesto, que los redactores del texto tuvieran problemas de geografía y confunden a las Fuerzas Armadas de Cuba con las de Colombia, Guatemala o Israel.
La creciente agresividad de la política imperialista Estados Unidos-Unión Europea, no sólo sobre Cuba, sino también sobre Venezuela y los movimientos sociales progresistas latinoamericanos, se ha manifestado durante las últimas semanas de manera preocupante.
En la medida en que la UE se convierte en el segundo Leviatán del sistema mundial y que la debilidad estructural de Estados Unidos para dominar el mundo unilateralmente, se evidencia día a día con mayor claridad, los dos bloques de poder mejoran su cooperación en pos del interés estratégico común, que es la monopolización de las riquezas mundiales.
La «Madre de todos los imperialismos», Europa, y su hijo trasatlántico, Estados Unidos, están implementando una especie de división social del trabajo entre sí, que constituye la mayor amenaza terrorista existente para la humanidad.
El 5 de junio, los hipócritas de la UE, «profundamente preocupad(os) por la continua y flagrante violación de los derechos humanos» en Cuba, decidieron poner en marcha una serie de sanciones diplomáticas contra Cuba, entre ellas, la reducción de visitas bilaterales, la revisión de sus relaciones con la isla y la invitación a los disidentes cubanos a celebraciones de actos nacionales.
Para la destrucción de Corea del Norte e Irán, Washington ha obtenido ya el beneplácito de las tres potencias centrales de la UE. En la reunión del grupo G-8, en Evian, la RFA, Francia y Gran Bretaña apoyaron sin ambages el plan y las amenazas de agresión de Washington.
El proyecto de la Constitución Europea, presentado en la Cumbre de la UE en Salónica, respira el mismo espíritu de potencia imperialista en sus determinaciones y justificaciones de «defensa» y política exterior, completadas en corolarios estratégicos como la llamada Doctrina Solana, con un supuesto derecho a la «intervención temprana, rápida y… contundente», y el bizantinismo ideológico del «eje de la mentira internacional», en el sentido de que las amenazas principales para Occidente son el terrorismo, los Estados gangsteriles y la proliferación de las armas de destrucción masiva.
El día 10 de junio, se realizó en Londres el «Encuentro Internacional de Apoyo a Colombia», convocado por el criminal de guerra Tony Blair, donde —según su Secretario de Relaciones Exteriores, Bill Rammell— se alcanzó una «posición unificada de la Comunidad Internacional», para darle «todo su apoyo al gobierno colombiano democráticamente electo», ante las amenazas contra la «democracia, el terrorismo, las drogas ilegales y la violación de los derechos humanos».
La «Comunidad Internacional», convocada por Blair, constaba de Argentina, Brazil, Chile, Colombia, Canada, la Unión Europea, Japón, Suiza, Noruega, Estados Unidos, la ONU, la Comisión Europea, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la Corporación Andina de Desarrollo, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, entre otras entidades.
El apoyo orquestado por «Bush´s poodle», calificado en la prensa colombiano como un triunfo para el Plan Colombia y el proyecto de Seguridad Democrática del presidente Uribe, es concedido a un gobierno, en cuyo país se asesinan por motivos políticos anualmente a ocho mil personas. La gran mayoría de esas víctimas son civiles; el ochenta por ciento de los asesinos son miembros del Estado colombiano y sus aliados paramilitares, según estadísticas de organismos internacionales.
Bajo el gobierno «democráticamente electo» de Uribe, Colombia vive una militarización y un terrorismo de Estado al servicio del gran capital, nunca antes visto en su historia. Y dentro del megaproyecto de destrucción-modernización neoliberal de Uribe, un millón de colombianos se convertirán en informantes pagados del gobierno; decenas de miles de «soldados campesinos» se vuelven fuerzas paramilitares; la privatización del Seguro Social, de las telecomunicaciones y del petróleo (ECOPETROL), van mano en mano con la destrucción de los sindicatos y de las libertades civiles.
Tan sólo el año pasado fueron asesinados 184 sindicalistas (sic), junto con múltiples líderes campesinos, indígenas, mujeres y defensores de los derechos humanos. Virtualmente todos los periodistas críticos de renombre han tenido que abandonar el país ante las amenazas de los sicarios del capital.
El terrorismo de Estado es particularmente violento en las zonas de intereses económicos estratégicos, como en la región del planeado canal interoceánico Atrato- Truando, o en torno a los yacimientos petrolíferos del Casanare, donde tres destacados beneficiarios del proyecto neofascista mundial pretenden explotar el oro negro: la British Petroleum, del inventor de la Tercera Vía; la Occidental Petroleum Corporation, del flamante Fuehrer de Occidente y la Repsol, del Fuehrercito del subimperialismo español.
Buenas razones, por lo tanto, para que Blair, Aznar y Bush lleguen a «posiciones unificadas» en la repartición del petróleo latinoamericano, tal como llegaron a «posiciones unificadas» en torno a la repartición del petróleo de Irak, de Irán y Venezuela.
El count down (itinerario) hacia la «posición unificada» de la «Comunidad Internacional» frente a Cuba, se inició hace alrededor de ocho años, cuando Aznar, heredero del franquismo español, recibió financiamiento para su campaña electoral de la mafia terrorista de Miami, a cambio de la promesa de participar protagónicamente en la destrucción de la Revolución Cubana.
Arreglos semejantes hizo en El Salvador con el heredero del partido del terrorismo de Estado, ARENA, el «filósofo» entrenado en Harvard, Francisco Flores, promovido a presidente en 1997, y con Carlos Saúl Menem, el cipayo «peronista» neoliberal, quien le regaló el petróleo argentino y la línea aérea al Fuehrercito, además de financiarle parte de su campaña electoral con remesas clandestinas del Servicio de Inteligencia del Estado (SIDE).
Hoy día, el proyecto de subversión unificada contra Cuba (y, también, Venezuela) se encuentra en un estado avanzado, mucho más, probablemente, de lo que la mafia de Miami soñaba en los años 90. Y un hito en este proceso se presentará posiblemente el 21 de julio. El proceso de unificación actual prevé tres reuniones que inician el 14 de julio y terminarán con la ratificación de la plataforma común, el 21 de julio.
El resultado de este proceso es previsible, si basamos las inferencias respectivas sobre tres variables. 1. El paradigma de la resolución de apoyo a la dictadura de Uribe. 2. Las declaraciones del enviado especial de la Casa Blanca para los asuntos del Hemisferio Occidental, el delincuente de cuello blanco, Otto Reich, del 9 de julio y, 3. el engranaje subversivo de la UE.
Reich se encuentra en la patria de Berlusconi «para una serie de reuniones», donde declaró, coincidiendo con la Ministra de Relaciones Exteriores de Aznar, Ana Palacio, que «el régimen de Castro entró en la fase terminal»; que Cuba y Venezuela son los países de América Latina que mayor preocupación suscitan a la Casa Blanca y que Washington «sigue con extrema atención el referéndum que se celebrará el 19 de agosto en Venezuela».
La información disponible del entorno de las negociaciones completa el panorama y hace temer una unificación de la política de la UE con el intervencionismo y la pretendida destrucción del proyecto cubano, por parte de Washington.
El Secretario de Estado de la troika neonazi en la Casa Blanca, Collin Powell, había adelantado la estrategia el día 8 de junio, en Puerto Rico, diciendo que los Estados Unidos podrían unirse a la Unión Europea en «una estrategia común contra Cuba». Mientras Powell fracasó en su intento en la reunión de la Organización de Estados Americanos (OEA), en Santiago de Chile, de cooptar a los países latinoamericanos, en Europa la conspiración sí está avanzando.
Aznar, Blair y Berlusconi son las cabezas más visibles de la hidra, pero la red subversiva abarca múltiples ramificaciones del catolicismo de derecha, tanto europeas como internacionales, por ejemplo, los demócratacristianos belgas y diversas fundaciones españolas y alemanas.
Javier Solana, neófito de derecha, al igual que Fischer, es, junto con el embajador estadounidense en Bruselas, un eslabón clave en el engranaje subversivo. El Alto Representante de la Unión Europea para la Política Exterior y de Seguridad Común, que muestra un irreprimible vínculo erótico con conceptos como cohesión y «comunidad internacional»; que ha sido un insumo importante del terrorismo de Estado español en Colombia y que trabaja afanosamente para crear «un área de seguridad andina» (25.3.2003), cuenta, a su vez, con un diligente Calibán germánico en la Unión Europea, quien le ayuda a unificar a los gobiernos de Europa, América Latina y Estados Unidos, contra las luchas de liberación en América Latina.
El Calibán germánico, llamémosle Herr Baum, es uno de los principales asesores de Solana en el entorno del Consejo de Ministros. El 1 de julio, Herr Baum recibió a Larry Klayman, Director de la organización anticubana estadounidense Judicial Watch, quien, acompañado de una serie de cubanos exiliados, trata de conseguir en Bruselas que la UE y Bélgica establezcan una política mundial de sanciones y embargos económicos contra Cuba, «tal como se hicieron contra Africa del Sur».
Después de sus encuentros de alto nivel, Klayman expresó su convicción de que la UE y Bélgica están «totalmente comprometidos» con implementar una nueva política que «cambiará la situación actual en Cuba». Y todo indica, que el Calibán de Solana coincide con esa apreciación.
La Haya, Madrid, Roma, Berlín y París son las siguientes estaciones en el itinerario de Judicial Watch. Anteriormente (26 al 29 de junio), Klayman y su delegación habían participado en el 14º Crans Montana Forum en Suiza, donde realizaron la misma labor política anticubana en una reunión de cientos de líderes de negocios, 16 jefes de Estado, 8 Primeros Ministros y 68 ministros.
La cabeza bicéfala del monstruo atlántico vuelve a aparecer en la escena internacional, amenazando el futuro de los pueblos y la convivencia pacífica a nivel mundial. Cuba, Venezuela y los movimientos críticos de la Patria Grande están en su mira.
Es urgente, organizar una amplia campaña de concientización y presión en los países de la Unión Europea, para impedir que la Internacional Neofascista pueda lanzar su proyecto de agresión contra Cuba, tal como lo están planeando para el 21 de julio del 2003.
Se necesitará la mayor conciencia política y unidad latinoamericana posibles, para impedir las atrocidades que pretende realizar.
(Artículo ampliado por el autor)