Recomiendo:
0

La competitividad de China

Fuentes: Actualidad Económica del Perú

Si el debate pro competitividad se centra en recortar ingresos a los trabajadores formales, entonces no hemos entendido nada de desarrollo social y nacional. La idea de la igualación hacia abajo de los ingresos, es lo mismo que sugerir que debemos empobrecernos más para que no haya mayores diferencias sociales. La competitividad no es que […]

Si el debate pro competitividad se centra en recortar ingresos a los trabajadores formales, entonces no hemos entendido nada de desarrollo social y nacional. La idea de la igualación hacia abajo de los ingresos, es lo mismo que sugerir que debemos empobrecernos más para que no haya mayores diferencias sociales. La competitividad no es que un trabajador gane un dólar al día como en China, allá los chinos con su modelo económico producto de una transición sui generis. La competitividad es un conjunto de condiciones que hacen que un país tienda a obtener determinado balance productivo. No se puede ser competitivo con sueldos paupérrimos, porque finalmente la capacidad de desarrollo humano de cada trabajador redundará en su practica laboral.

Es cierto que existen factores extra empresariales que impiden tener una competitividad mayor frente a otros países, pero esos factores pasan más por resolver asuntos de trabas legales o burocráticas, carencia de infraestructura o aspectos de la informalidad rampante, que por recortar derechos laborales. En el propio EEUU existen disposiciones (1) que elevan la remuneración mínima, ya que el criterio empresarial que sólo se refleja en su propio espejo difícilmente responde a un panorama mayor.

El cuco de la China en crecimiento sirve hoy para comparar todo en relación con los niveles bajísimos de salarios que tienen sus trabajadores. Pero como en este mundo competitivo e interconectado nada es independiente en grado absoluto, por qué no nos referimos también a la política China de genocidio contra grupos nacionales rebeldes en el Tíbet, que ha producido millones de muertos, la destrucción sistemática de la cultura tibetana y la humillación de su mayoritaria población budista. O por qué no recordamos el intervencionismo Chino y sus constantes amenazas sobre Taiwan que para 2005 amenazan con pasar de la diplomacia a la guerra militar. Es decir, en el mejor de los casos China es (acaso) un ejemplo de pragmatismo económico, pero un terrible ejemplo del ejercicio del poder centralizado y profundamente antidemocrático. Dicen que la apertura económica China llevará a la democratización, englobando así una esperanza casi insignificante para todas las víctimas de la verticalidad del poder del PCC, al quenadie en el mundo le recuerda sus rabos de paja, porque hoy China es un ¡ejemplo de competitividad! El problema es que medimos con determinada vara acorde a nuestros intereses realidades que pretendemos extrapolar a las nuestras. Igualar por ello hacia abajo, con la pretendida reducción efectiva de salarios en aras de una mentada competitititititititividad, es la última magnifica idea de sectores de nuestros políticos comunicadores y empresarios que piensan que para ser fuerte en el comercio internacional hay que pauperizar al elemento central de cualquier proceso de desarrollo: la persona.

En aras de la competitividad Japón observa de otro modo este ángulo laboral. En muchas de sus principales empresas, existen unos ambientes dedicados exclusivamente a la siesta pos almuerzo de los trabajadores que lo deseen. Estos ambientes cuentan con sofás, camas de aire o hamacas, que pueden ser utilizados hasta por 45 minutos para una renovación física y metal de los trabajadores. Quizá nos falten algunas hamacas para relajar nuestra paranoia competitiva frente al Cuco Chino, y así entender que nuestra superación productiva y social pasa antes por elevar nuestras relaciones como nación que por aplicar sobre ciertos grupos sin poder ideas que cual olas de un Sunami asiático se transforman en verdades aparentes en importantes sectores del quehacer nacional. La competitividad debiera ser pues un conjunto de factores, que imbricados puedan dar como resultado un afianzamiento del país, y no la triste receta de recortar sueldos, que de ingenio competitivo no posee nada. Pero a su vez tratar de entender que detrás de esa exigencia hay trabas burocráticas y realidades en infraestructura e informalidad que ciertamente hacen a los empresarios reaccionar con esa inmediatez.

———————————-

(1) En diciembre legisladores de Nueva York han votado el incremento del salario mínimo para elEstado de $ 5.15 a $ 7.15.

En Florida el pasado noviembre se aprobó con el 68% de votos el aumento del salario mínimo a $ 6.15, a pesar de la abierta oposición del gobernador Jeb Bush.