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Ecuador: Washington ha decidido destituir a Gutiérrez (I)

Fuentes: Rebelion

1. Problema y solución andina de George Bush George Bush ha decidido que Lucio Gutiérrez tiene que irse. Esta es la única forma para impedir una situación incontrolable en el Ecuador que podría llevar un gobierno bolivariano al poder. Tal evento aislaría por completo a Álvaro Uribe en Colombia y podría hacer caer los dominós […]

1. Problema y solución andina de George Bush

George Bush ha decidido que Lucio Gutiérrez tiene que irse. Esta es la única forma para impedir una situación incontrolable en el Ecuador que podría llevar un gobierno bolivariano al poder. Tal evento aislaría por completo a Álvaro Uribe en Colombia y podría hacer caer los dominós de Bolivia y Perú, consumándose, de esta manera, el Bloque Regional de Poder-Unión Sudamericana de Naciones que destruiría definitivamente la Doctrina Monroe.

El plan de Washington está siendo realizado junto con la oligarquía socialcristiana de la costa, cuya manifestación de 250.000 personas contra Gutiérrez, el miércoles, 26 de enero, en Guayaquil, fue el clarinazo de la ofensiva. La segunda manifestación en Quito, anunciada para el 17 de febrero, junto con una serie de presiones concomitantes, pretende lanzar el movimiento indígena y el movimiento popular contra el Palacio de Carondelet, según el modelo de destitución de Yamil Mahuad en enero del 2000.

El mecanismo de «renuncia» de Mahuad durante el «golpe constitucional» del 2000 fue sencillo y eficaz. Después de algunos días de conflictos sociales en el país, las Fuerzas Armadas mandaron una delegación a Mahuad que le dijo lo siguiente: «Señor Presidente. Las Fuerzas Armadas han perdido la confianza en Usted. Si Usted permanece más tiempo en el país, las Fuerzas Armadas no podrán garantizar su seguridad física. En el aeropuerto lo espera un avión que lo llevará adónde Usted desea. Tome una decisión.» Mahuad renunció y el vicepresidente oligárquico asumió el poder.

Destituido o renunciado Gutiérrez por una repetición de este mecanismo, el vicepresidente Alfredo Palacios tomará el poder en una «limpia» transición constitucional, en la cual los Bloques de Poder más fuertes y cohesionados ocuparán las carteras claves del nuevo gobierno de «unidad nacional», dejando esencialmente el status quo neocolonial del país intacto. El pueblo y el movimiento indígena que pondrán los muertos que son, probablemente, necesarios para la salida de Gutiérrez, habrían hecho una vez más el trabajo sucio a la oligarquía, la extremadamente oportunista clase política ecuatoriana y a Washington.

En esta primera entrega analizamos algunos factores del plan de operaciones de Washington y Guayaquil para, en la segunda, proponer una vía para frustrar este infame atentado del Monroeismo contra la Patria Grande bolivariana y el pueblo ecuatoriano.

2. Las fuerzas destituyentes

Hay cuatro fuerzas principales que se posicionan ante la dramática coyuntura de destitución del Coronel Gutiérrez, a fin de quedarse con el botín. La primera es el Bloque de Poder de la derecha, el Partido Socialcristiano, encabezado por el alcalde de Guayaquil, Jaime Nebot y, con decreciente poder, el viejo tirano de la oligarquía costeña, León Febres Cordero. Ese grupo tiene un claro programa de destitución y sustitución de Gutiérrez en pos de sus intereses de poder y económicos neoliberales.

La segunda fuerza la constituye el movimiento indígena-campesino que ha sido debilitado considerablemente en los últimos años por tres factores: a) un exitoso programa divisionista de la Central de Inteligencia estadounidense (CIA) que ha logrado dicotomizar a las naciones indígenas por la vía de la penetración evangélica-sectarista; b) la cooptación de líderes indígenas como Antonio Vargas y liderazgos regionales y locales mediante el reparto de dinero y puestos de poder; c) el descrédito del movimiento por la alianza temporal con el gobierno de Gutiérrez.

Sin embargo, con la elección de Luis Macas como nuevo presidente de la Confederación de Naciones Indígenas del Ecuador (CONAIE), el 13 de enero, y la capacidad de las bases del movimiento (Comunidades) de frenar y revertir la formación de liderazgos corruptos y cooptados, la CONAIE y su brazo político PACHACUTIK podrían convertirse de nuevo en vanguardia de un proceso de transformación. Ese movimiento tiene puntos programáticos estructurales muy acertados, como el No al ALCA y al Plan Colombia, entre otros, pero no tiene un proyecto de nación transitorio claro para la actual coyuntura.

La tercera fuerza es la auto-llamada «izquierda» y «centroizquierda» ecuatoriana, que abarca: sindicatos; partidos políticos como el Partido Socialista y la Izquierda Democrática; sectores importantes de la intelectualidad urbana y de la clase política; la Coordinadora de Movimientos Sociales; los partidarios «chinos» y exmoscovitas de las corrientes y partidos comunistas, con alguna fuerza en el magisterio y los estudiantes, así como algunos otros sectores. Se trata, esencialmente, de una fuerza sin principios, abierta a alianzas con cualquier gobierno nuevo y al oportunismo rampante.

En las Fuerzas Armadas, el cuerpo de generales se ha vendido, en su absoluta mayoría, a Gutiérrez, mientras que entre los coroneles impera el miedo por su lucrativa posición en la jerarquía castrense, si un nuevo levantamiento militar falla. Optan, en este momento, por una actitud atencionista y oportunista. Sin embargo, cuando la correlación de fuerza cambia y consideran que Gutiérrez está perdido, lo dejarán caer como una papa caliente.

3. Los objetivos de las fuerzas de destitución presidencial

Los socialcristianos quieren la destitución de Gutiérrez a partir de las movilizaciones del 17 de febrero. Para eso necesitan a las masas. Al caer Gutiérrez, se quedará el actual vicepresidente Alfredo Palacios con la investidura presidencial y la oligarquía socialcristiana podrá ocupar carteras importantes en el futuro gabinete, para impulsar sus intereses neoliberales.

Los indígenas quieren que se vaya Gutiérrez, pero carecen de equipo, fuerza real, claridad programática y experiencia política suficiente, para canalizar la reorganización del poder en su favor cuando caiga el coronel corruptor. Corren el peligro, de que se repita el drama del recambio insurreccional del Presidente Yamil Mahuad que dejó los asuntos del Estado en manos de la oligarquía y de Washington.

La misma situación impera en la «izquierda» y «centroizquierda». La consigna lanzada por sectores de ella, «Que se vayan todos», al igual que sus demás manifiestos recientes, muestra su carencia absoluta de conceptos programáticos para la salvación de la Patria y, también, su carencia absoluta de seriedad. Transfieren una consigna de barricada argentina de tiempos pasados a un contexto andino totalmente diferente, en el cual solo servirá para confundir y dispersar al movimiento, cuando su necesidad vital consiste en la construcción de un centro de unificación ideológica, para potenciar su poder y su nivel teórico.

Esa fuerza discute entre sí si es conveniente tumbar a Gutiérrez o no. Pero, dado que no dispone de un programa coherente de cambio, da igual si Gutiérrez se vaya o no, porque sin este programa y el equipo de personal ético correspondiente, la línea entreguista y antipopular del Gutierrísmo seguirá en pie.

4. Las líneas de defensa de Gutiérrez: un «Bloquecito de Poder«

Lucio Gutiérrez ha demostrado a través de todo su mandato que es un consumado equilibrista del poder. Ser un consumado equilibrista del poder en la política ecuatoriana actual significa llenar tres requisitos: a) tener habilidad táctica para la guerra de movimientos que es la política ecuatoriana que se rige esencialmente por el maquiavelismo, la corrupción y la ausencia total de principios; b) carecer por completo de ética y, c) tomar muy en serio la sabía consigna de un político azteca que sentenciaba que «un político pobre es un pobre político».

La clase política ecuatoriana y sus «mishus» (asesores) siempre han sabido evitar caer en el error advertido por su homólogo azteca y esto ha sido la clave de permanencia de Gutiérrez en el poder. Ante toda crisis ha abierto las arcas del Estado y comprado los votos y las conciencias que su miserable existencia en el poder público requería, ante los desafíos del momento.

Hoy día este mecanismo está agotado. Gutiérrez se encuentra aislado, repudiado por toda la sociedad y abandonado hasta por los hombres de su íntima confianza, como el Coronel Patricio Acosta quien solía ser su operador principal, quien le conseguía los fondos y los contactos internacionales —salvo las relaciones con Washington que pasaron por otras manos— que lo llevaron al poder.

Acosta tiene los documentos de las actividades ilegales de Gutiérrez, de los cuales, por supuesto, ha sido cómplice y corresponsable durante años. Ahora ha empezado a hablar. El mismo hecho de que, finalmente empieza a publicar datos y documentos de las ilegalidades de Gutiérrez, indica dos cosas: a) que la decisión de sacar a Gutiérrez del poder está tomada, y, b) que en contrapartida por proporcionar la base legal de la destitución del Presidente se le ha prometido un puesto importante en el nuevo gobierno.