Recomiendo:
0

¿Boicotear al poderoso Deutsche Bank?

Fuentes: Deutsche Welle

Con llamamiento al boicot han reaccionado ciertos políticos al pretendido recorte de personal del Deutsche Bank. Consideraciones éticas en torno a la maximización de ganancias acompañan a las del oportunismo político.

La indignación que ha provocado el anuncio de que el Deutsche Bank recortará 6400 puestos de trabajo ha tomado forma: la jefa regional del Partido Socialdemócrata Alemán (SPD) en el estado de Hesse, Andrea Ypsilanti, convocó a boicot en su contra. Las duras críticas que provoca siempre este tipo de medida de índole netamente económica son, en este caso, atizadas por el paralelo anuncio del crecimiento de sus beneficios en un 87%.

Protestas de toda índole

Ypsilanti animó a los clientes de esa «cínica» entidad financiera a que se pasen a las cajas de ahorros de derecho público, pues probablemente con ello aportarían más a la creación de puestos de trabajo. El anuncio de la medida llegó en un momento en que en el país se debate ardientemente sobre el desempleo, cuyas nuevas cifras sobrepasaron los cinco millones alcanzando el récord alemán de los últimos sesenta años.

El presidente de la Confederación de la Industria Alemana (BDI), Jürgen Thumann, opinó también que los bancos no pueden conseguir beneficios adicionales «despidiendo a tanta gente como sea posible», según publicó el diario Handelsblatt. El secretario general del SPD, Klaus-Uwe Benneter, llegó a recomerdar, incluso, que el banco se quitara la palabra deutsche de su nombre, porque con medidas como ésa perjudica al mercado laboral alemán.

Tres meses para reaccionar

Dado que la noticia del recorte de más de 1900 empleos en Alemania se conoce desde noviembre de 2004, el director del consejo supervisor del Deutsche Bank, Rolf Breuer, calificó de sorprendente la reacción en la escena política y en la opinión pública, más aún teniendo en cuenta que los otros cuatro mil despidos tendrán lugar en el extranjero. Por ello la descalificó de plano aduciéndola al efecto del carnaval.

Más allá de la improbabilidad de que un boicot de esa índole pueda tener efecto en un mamut financiero como el Deutsche Bank, sus directores están seguros de que son sus condiciones y la calidad del producto lo que fideliza al cliente, y no la cuestión ética de la bondad de la medida para el entorno.

Si por un lado ciertos analistas ven en esta virulenta reacción una medida gubernamental de distracción -cuyo telón de fondo son las abrumadoras cifras del desempleo en Alemania-, por otro, queda en pie la legitimidad de la cuestión ética acerca del límite de maximización de ganancias.