El enfrentamiento contra las políticas neoliberales impuestas desde los años 80 de la pasada década en América Latina están en pleno auge con el surgimiento de gobiernos nacionalistas que buscan el mejoramiento de la vida de sus habitantes . La única forma de contrarrestar la enorme fuerza económica que tienen las empresas transnacionales y los […]
El enfrentamiento contra las políticas neoliberales impuestas desde los años 80 de la pasada década en América Latina están en pleno auge con el surgimiento de gobiernos nacionalistas que buscan el mejoramiento de la vida de sus habitantes .
La única forma de contrarrestar la enorme fuerza económica que tienen las empresas transnacionales y los bloques que se han formado en América del Norte, Europa y Asia es mediante la unión económica del hemisferio sur que en los últimos años ha ido tomando impulso.
La llegada primero del gobierno del presidente Hugo Chávez en Venezuela, de Luiz Inacio Lula da Silva a Brasil, de Néstor Kirchner a Argentina y en estos días de Tabaré Vázquez a Uruguay, ligada a las constantes denuncias y llamados a la unión efectuados por Cuba (que ha estado mucho tiempo levantando sola esas banderas en la región) en diferentes foros internacionales, han determinado que América Latina comience a corregir su destino.
La toma de posesión del presidente Tabaré Vázquez, el pasado primero de marzo, resultó un escenario privilegiado para observar cómo se están moviendo las fuerzas en la región.
Con su asunción terminó el nefasto período del anterior mandatario Jorge Batlle quien llevó al país por corrientes extremadamente neoliberales con las consecuentes secuelas de pobreza masiva de sus habitantes, propugnaba por la creación del Área de Libre Comercio para las Américas (ALCA) impulsada por Estados Unidos y bloqueaba constantemente los intentos para fortalecer el Mercado Común del Sur (MERCOSUR), integrado por Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay.
Para muchos analistas, Batlle, quien fungía como una pieza clave de la administración estadounidense de George W. Bush en el Cono Sur americano, actuó en forma de una quinta columna contra los anhelos integracionistas de la región.
Este mes. durante las ceremonias en Montevideo se firmaron varios acuerdos bilaterales, mientras presidentes y cancilleres emitían halagüeñas declaraciones.
El presidente venezolano, Hugo Chávez señaló que el nuevo proceso de integración que se vive en Sudamérica, con una mayoría de gobiernos de izquierda, permite afirmar que «el ALCA ha muerto y que un nuevo modelo» de intercambio comercial se abrirá paso.
Chávez agregó que una «unión sudamericana no pone en peligro el futuro del ALCA porque ésta ya está muerta» y recordó que en los últimos meses, Argentina, Brasil y Venezuela han firmado pactos en materia energética, social y política.
Durante el encuentro, Vázquez y Chávez rubricaron convenios de cooperación energética que permitirá a Uruguay recibir petróleo a precios favorables mediante el pago del 75 % al contado y el resto a varios años de plazo con bajo interés. El país oriental podrá abonar un porcentaje con productos lácteos, software y conocimiento en diversas áreas como la genética aplicada a la agropecuaria. Montevideo se integrará además al proyecto de Tele Sur que ofrecerá una visión de la realidad del continente.
Venezuela también aportará su experiencia en la formación de cooperativas de viviendas para facilitar la eliminación de zonas pobres y marginadas de Uruguay,
El ministro del Exterior argentino, Rafael Bielsa aprovechó la ocasión para declarar a Radio Continental que ha llegado la hora de la integración regional contra un orden internacional injusto pues «nos unimos o nos hundimos».
Agregó que la alianza política y económica entre los presidentes de Argentina, Brasil y Venezuela es «la proa de un buque insignia para el avance de todos los países sudamericanos» y arremetió contra «un orden internacional injusto que claramente condena a la miseria a nuestras naciones».
Por su parte, el flamante presidente uruguayo sostuvo que llegó la hora de la integración para América Latina pues resulta aterrador mantener el nivel de pobreza de la región pese a las grandes riquezas que poseen sus países.
Como nota sumamente destacada de esos encuentros, Lula, Kirchner y Chávez decidieron fortalecer la recién creada Comunidad Sudamericana de Naciones (CSN) y unirse en un frente común para negociar con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y los demás organismos multilaterales.
La iniciativa que podría acoger a otros países de la región, deberá enfrentar las presiones que le harán los organismos financieros internacionales que presionan a las naciones a discutir los problemas en forma solo bilateral pues de esa forma resulta más fácil obtener dividendos que siempre afectan a los deudores.
Los tres presidentes convinieron un cronograma de 40 días durante los cuales efectuarán tres reuniones ministeriales en Brasilia, Buenos Aires y Caracas para debatir la integración social, energética y económico-financiera.
Asimismo, resolvieron que algunos países de la región con excedentes en divisas adquieran bonos de deuda de otros, e inmediatamente después del cónclave, Chávez comunicó que Venezuela adquirirá como comprador institucional 500 millones de dólares en nuevos bonos del Tesoro argentino.
Los tres presidentes establecieron bases para fortalecer la industria naval, la aeronavegación espacial y el desarrollo nuclear, así como que Argentina y Brasil proveerán insumos a la explotación petrolera venezolana que actualmente Caracas compra en Estados Unidos.
Para al gobierno Frente Amplio-Encuentro Progresista de Tabaré Vázquez, que recibe un país con una deuda externa de más de 14 000 millones de dólares que representa el 110 % de su Producto Interno Bruto (PIB), y con altos índices de desempleo y de pobreza, resultará de enorme importancia la ayuda que Brasil, Argentina y Venezuela le puedan brindar.
Pero lo que se avizora en estos días es que la integración latinoamericana ha comenzado a andar y ya será muy difícil detenerla con los viejos y catastróficos métodos de neoliberalismo, libre comercio y privatizaciones.