1. Significado geopolítico del eje Buenos Aires-Caracas Ante la imposibilidad actual de Washington de destruir el gobierno de Hugo Chávez de manera directa, su golpe desestabilizador se concentra en el eslabón más débil de la cadena de apoyo bolivariano que tiene Venezuela: el presidente argentino, Néstor Kirchner. La estratagema es sacar a Kirchner del gobierno […]
1. Significado geopolítico del eje Buenos Aires-Caracas
Ante la imposibilidad actual de Washington de destruir el gobierno de Hugo Chávez de manera directa, su golpe desestabilizador se concentra en el eslabón más débil de la cadena de apoyo bolivariano que tiene Venezuela: el presidente argentino, Néstor Kirchner.
La estratagema es sacar a Kirchner del gobierno mediante un «Argentinazo» modelado conforme a las experiencias del Ecuador y de las repúblicas de Asia Central, sustituirlo con un político más represivo y neoliberal y tensar las relaciones con Brasil hasta el punto de la ruptura. Según la forma concreta que adquirirá esta crisis de ingobernabilidad que la oligarquía y Washington están gestando, los sustitutos podrían ser el Ministro de Economía, Roberto Lavagna —el político de mayor popularidad en las encuestas actuales— el aparachik (burócrata partidista) peronista Eduardo Duhalde o alguien más a la derecha.
Si Washington logra romper, de esta manera, el incipiente tejido bolivariano, Venezuela se queda sola en su alianza estratégica con Cuba. Y la fuerza de esta alianza sería, como es obvio, insuficiente para garantizar el futuro del Proyecto Bolivariano. El Proyecto Bolivariano del Coronel Hugo Chávez correría el mismo destino de destrucción que sufrió el Proyecto Sanmartiano del General Juan Domingo Perón en los años cincuenta, el «Bloque del Cono Sur».
Es por este significado geopolítico del gobierno de Kirchner, significado geopolítico cuya comprensión es cero en la culta Argentina de hoy, que Fidel Castro, Hugo Chávez y Lula han apoyado públicamente al fragil gobierno del presidente gaucho y que Hugo Chávez ha tratado de apuntalar ese eje estratégico con varios hechos concretos de integración económica.
El éxito de estos esfuerzos, de los cuales reseñamos tres, es inseguro; hecho por el cual la futura evolución del eje Caracas-Buenos Aires sigue siendo preocupante. Si se pierde la batalla del Cono Sur, se perderá la batalla en los países andinos y el Caribe.
2. Chávez derrota golpe de Estado contra Kirchner
Cuando las corporaciones energéticas que explotan las riquezas de Argentina habían decidido que el flamante gobierno de Néstor Kirchner tenía que irse, y generaron a tal fin una crisis artificial de suministros y precios, Hugo Chávez salvó al tambaleante gobierno de la Casa Rosada con el envío de buque tanques petroleros venezolanos. Los envíos se pagarían con productos argentinos, particularmente ganado, semilla y alimentos, en forma de trueque, para evitar los problemas de las esferas monetarias y mercantiles del mercado mundial.
Esa inmediata e incondicional ayuda del presidente venezolano al argentino impidió que la conspiración energética de Repsol y Shell, entre otras, que —siguiendo el ejemplo del golpe de Estado energético contra Chávez en 2002/3— pretendía acabar con el flamante y débil gobierno de Kirchner, tuviera éxito.
Este contexto golpista, que sigue vigente, no ha sido entendido en Argentina hasta el día de hoy, constituyéndose, junto con una serie de otras incomprensiones de la realidad del país en un serio obstáculo para la concentración de las fuerzas en pos del eje estratégico Venezuela-Argentina.
3. El imperialismo estadounidense-europeo impide «aterrizaje» de PdVSA en Argentina
Posterior a la fallida intentona de golpe energético, Chávez y Kirchner pretendieron profundizar el paradigma de solidaridad energética y trueque encontrado en la crisis, a través de la apertura masiva de gasolineras de la estatal Petróleos de Venezuela SA (PdVSA) en Argentina, complementando este esquema de integración mediante la construcción de una refinería en Paraguay.
Estos planes de expansión coincidieron con los intereses de la transnacional Royal Dutch Shell que había decidido deshacerse de sus instalaciones en el país austral. De tal manera que la venta de esos activos a PdVSA iba a ser una operación «natural» dentro de las leyes del mercado. Sin embargo, intereses geopolíticos de Washington, Londres y Madrid impidieron que se concluyera la transacción.
Bush, el jefe de la «gas and oil administration» en Washington, quien quiso el petróleo iraquí para quebrar a la OPEP y solventar los pasivos de Estados Unidos; Tony Blair, íntimo de la cúpula corporativa de la Royal Dutch Shell y British Petroleum, quien mata en Irak por ambas transnacionales, quien conquistó el petróleo de Libia para la Shell antes de que Washington lograra levantar el embargo económico para meter sus propias transnacionales, quien es un padrino incondicional del terrorista de Estado colombiano Alvaro Uribe, quien ha logrado asegurar el petróleo de las Islas Malvinas argentinas para el imperialismo británico-europeo; y Aznar-Zapatero, jefes políticos del subimperialismo español, con extensos intereses energéticos en Irak y América Latina (Argentina, Bolivia, Venezuela), no pudieron permitir que el proyecto de integración bolivariana de Chávez avanzara y que PdVSA y la futura PetroAmérica consolidaran su poder en América Latina, rompiendo el cártel de dominación y explotación que han construido.
En estas condiciones, las presiones sobre la Royal Dutch Shell en el sentido de no enajenar sus activos en Argentina tuvieron efecto: la transnacional canceló sus planes de retiro de Argentina e impidió que PdVSA conquistara la plaza.
4. Los astilleros de Río Santiago: ¿El salto cualitativo?
La alianza estratégica entre Venezuela y Argentina parecía dar un salto cualitativo cuando pasó del sector de servicios al sector industrial, con la histórica visita de los Presidentes Chávez y Kirchner a los astilleros de Río Santiago, en 2004, a iniciativa del Cabildo Abierto Latinoamericano y del embajador venezolano Freddy Balzán.
En el espíritu de la «Argentina Grande» con que soñó el Libertador San Martín y de la «liberación absoluta de todo colonialismo económico», que evocó Perón al mandar construir esa gigantesca instalación industrial, que sigue siendo el astillero más grande y más moderno de toda América Latina, los mandatarios consensuaron la reparación de varios buque tanques venezolanos en el Astillero y, en un futuro, la construcción de nuevos tanqueros para PdVSA.
En estos días de mayo del 2005, los trabajadores del astillero entregarán la «Negra Hipólita», el segundo buque tanque venezolano, a PdVSA. Cada una de estas reparaciones tiene un valor de 1.5 millones de dólares. Varias maniobras de la tecnocracia, de la burocracia y de un almirante de la Marina de Guerra, a quien el Presidente Kirchner tuvo que llamar personalmente la atención por teléfono, tuvieron que ser vencidos, para lograr este éxito.
A inicios de junio, la cooperación debe dar un salto adelante con la firma de un acuerdo sobre la construcción de seis nuevos buque tanques venezolanos, cada uno de 47.000 toneladas y con un valor unitario de 50 millones de dólares, que es parte integral de un proyecto de Hugo Chávez, de crear en Venezuela el más grande astillero de América Latina, capaz de construir buques con más de 100.000 toneladas.
Nuevamente, la derecha de Argentina y Venezuela juntan esfuerzos, para impedir que este trascendental ejemplo de integración industrial latinoamericana prospere. No es el único factor que atenta contra el éxito. Los frecuentes cambios de ministros y altos funcionarios en los ministerios venezolanos rompen la continuidad de los equipos binacionales de trabajo y hacen perderles eficiencia, en un momento de integración que es crucial para alcanzar el punto de la irreversibilidad.
5. Los ejes estratégicos de la liberación
En la Primera Independencia, 1810-1825, los dos centros revolucionarios del proceso fueron Caracas y Buenos Aires. Hoy día, los ejes de liberación (estatales) son tres: Caracas-La Habana, Caracas-Brasilia y Caracas-Buenos Aires. La ruptura de cualquiera de estos ejes frustrará el proceso en su conjunto.
De ahí la importancia de entender que el Plan de Operaciones del Monroeismo para destruir a las fuerzas bolivarianas, tiene por blanco táctico principal el gobierno de Kirchner. Si conquista esta plaza, ganará la guerra.
20.5.2005