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México

Terrible devoradora es la deuda pública

Fuentes: Argenpress

El talón de Aquiles de la nación mexicana no está en su proceso democrático, sino en su economía, y concretamente en su brutal, exorbitante deuda pública, tanto externa –principalmente ésta– como interna. Mal que bien la democracia formal, como hecho histórico demandado por el cuerpo social, ya se inició y ahí va, de salto en […]

El talón de Aquiles de la nación mexicana no está en su proceso democrático, sino en su economía, y concretamente en su brutal, exorbitante deuda pública, tanto externa –principalmente ésta– como interna. Mal que bien la democracia formal, como hecho histórico demandado por el cuerpo social, ya se inició y ahí va, de salto en salto, de tumbo en tumbo, pero ahí va. Lo que no va, es la economía, por más que Fox se desgañite a cada instante en señalarle a la gente que no le crea a los críticos que todo lo ven mal, pues todo, dice alegre y desenfadadamente, va muy bien. La verdad es que empezamos a adquirir la democracia pero se hundió la economía, que ya antes daba señales de profundo agotamiento.

Naturalmente que estas expresiones del actual titular del Ejecutivo tienen su raíz más inmediata en las afirmaciones de la revista The Economist, la cual señaló el viernes 20 que ‘en los primeros cuatro años de (este gobierno) la economía no logró crear un solo empleo formal en términos netos y por el contrario se perdieron plazas. En cambio, el empleo informal no dejó de crecer’. Según The Economist, a través de su cuerpo de investigaciones (Economist Intelligence Unit, EIU), entre 2000 y 2003 el número de vendedores en vía pública aumentó 40 por ciento. Estas afirmaciones de la revista británica deben tener fuera de sí a Fox y a su equipo cercano, lo cual los provoca a decir cuantas veces se les ocurre que todo va muy bien con la economía y otras tonterías.

Si a ello le agregamos el hecho de que en sólo 3 meses cayó la inversión foránea en un 53 por ciento (La Jornada, viernes 20), y que las remesas de los migrantes mexicanos vienen siendo la segunda fuente de ingresos de divisas, se podrá entender la desesperación foxiana, que no da una en la sucesión política, pero tampoco en la economía, por lo que se ve.

Pero hay más en materia de empleo, que agrava el panorama. De diciembre de 2004 a enero de 2005, o sea, sólo en un mes, se perdieron 17 mil 650 empleos formales, según las cifras aportadas por la Comisión de Seguridad Social de la Cámara de Diputados, cuyo presidente, el perredista Miguel Alonso Raya, agregó adicionalmente que de noviembre de 2000 a enero de 2004, se perdieron 386 mil 689 números de afiliados al Seguro Social, lo cual constituye una caída histórica y se reflejará negativamente en el sistema de pensiones, ‘pues un mal desempeño del mercado laboral constituirá una barrera al crecimiento de la cobertura, así como un lastre al financiamiento de los sistemas de previsión’. El que en un solo mes se pierdan casi 18 mil empleos formales, no es algo que indique que la política foxiana en la economía ande bien, sino superlativamente pésima, que se junta a los datos de todo lo que va del sexenio en ese rubro, esto es, sobre pérdida de empleos formales, y crecimiento de los informales.

La puntilla de todo este juicio público a la política económica del foxismo viene a ser la extraordinaria información de Mario Peralta publicada en EXCELSIOR el domingo 22 y el lunes 23 de mayo sobre la deuda pública del país, de acuerdo con señalamientos formulados por el economista José Manuel Rodríguez Solar, académico universitario y presidente de la Federación de Economistas Mexicanos. Señaló Peralta que ‘la deuda pública se devora todos los recursos que el país obtiene de toda la producción nacional, incluida la recaudación fiscal en su totalidad; cuesta a la nación tres mil millones de dólares anuales y eso se tendrá que seguir pagando durante los próximos 15 años, lo que cancela cualquier posibilidad de avance y ata de manos a quienes nos gobiernan y los obliga a plantear en forma disfrazada la venta de Pemex y CFE, soslayando que ese dinero también se lo engulliría la deuda pública’, según el académico Rodríguez Solar.

En las cifras aportadas por Rodríguez Solar se advierte la falacia de que la privatización de los bancos y el rescate bancario operado a través del Fobaproa-IPAB hayan servido para sacar al país de su problema. Por el contrario, lo hundieron aún más. Por el rescate bancario, la nación erogó 89 mil 350 millones de dólares y apenas si recibió 12 mil 335 millones de dólares por la venta y/o privatización de los bancos, o sea, más de 7 veces menos, o lo que es lo mismo, seis séptimas partes del rescate bancario lo estamos pagando los contribuyentes mexicanos, lo cual opera contra cualquier perspectiva de avance en renglones tan importantes como la educación, la salud, la lucha contra el crimen y por la seguridad pública.

El hecho es, puntualiza Rodríguez Solar, que pese a las fuertes amortizaciones que realiza el gobierno la deuda no se reduce un solo centavo, sino que por el contrario, crece exorbitantemente cada día que pasa y ahora ronda los 4 billones de pesos (el cambio está a 11.04 pesos por cada dólar), lo cual representa ya el 60 por ciento del Producto Interno Bruto.

La gravedad de este asunto es tal, que necesita verse como una enfermedad muy lacerante, de altísimo interés nacional, que exige una urgente revisión pública y acciones verdaderamente quirúrgicas y con terapias de fondo. De lo contrario, corremos el riesgo de despertarnos un día de estos con una revuelta social de dimensiones no imaginadas antes en el país. Habría que repetir aquí, toda proporción guardada de tiempo y de lugar, lo que Clinton les dijo en campaña a sus adversarios republicanos que era la prioridad para el imperio en ese momento: ‘Es la economía, estúpidos’, y con eso ganó su reelección sobre los republicanos y llevó a la superpotencia a una solvencia relativa que ya está siendo rápidamente dilapidada por Bush hijo.