La táctica de los países industrializados en las negociaciones de servicios que se realizan en la OMC consiste en desacreditar los resultados alcanzados hasta ahora para obtener nuevas reglas del juego que obliguen al mundo en desarrollo a efectuar mayores concesiones.
Los discursos de las naciones ricas pretenden crear la sensación de que las negociaciones se encuentran en crisis y que para superarla es necesario establecer puntos de referencia, es decir compromisos básicos aceptados por todas las partes, dijo el delegado ante la OMC (Organización Mundial del Comercio) de un país latinoamericano, que pidió reserva de su nombre.
El director de la división del comercio de servicios de la OMC, el egipcio Hamid Mamdouh, dijo a periodistas que, en las sesiones privadas sostenidas la semana pasada, delegados de muchos países habían expresado decepción por la calidad de las ofertas iniciales y también de las posteriores revisadas, para la profundización de la apertura del mercado mundial de los servicios.
El Acuerdo General sobre el Comercio de Servicios fue una de las innovaciones, como agricultura y propiedad intelectual, entre otras, incorporadas al sistema multilateral por las negociaciones de la llamada Ronda Uruguay (1986-1994).
Con excepción de los servicios suministrados en ejercicio de facultades gubernamentales, el convenio abarca prestaciones en áreas como correos y mensajería, finanzas y bancos, seguros, salud, turismo, actividades profesionales, telecomunicaciones, educación y audiovisuales, entre otros.
Las transacciones de servicios comerciales realizadas el año pasado crecieron 16 por ciento respecto de 2003 y sumaron un valor de 2,1 billones de dólares. En el mismo período, las mercancías aumentaron 21 por ciento, por un valor de 8,88 billones.
El tratado original estableció que cinco años después de su entrada en vigor, el 1 de enero de 1995, los países miembros de la OMC, que hoy suman 148, iniciarían una nueva ronda de negociaciones.
Aunque esas nuevas negociaciones ya se encuentran en su sexto año, hasta ahora no han progresado de manera satisfactoria, se quejó el presidente de la sesión especial del Consejo de Comercio de Servicios, el chileno Alejandro Jara.
No coincide con esa visión el representante de Brasil, Luiz Felipe de Seixas Correa, quien, si bien reconoció las dificultades que afrontan las negociaciones de servicios, puntualizó que la misma evaluación se puede hacer de los demás sectores que se negocian actualmente en la OMC, como agricultura, tarifas industriales y otros.
Las dificultades en servicios no son insuperables y no deben causar alarma, advirtió el negociador brasileño.
Sin embargo, Mamdouh expuso que algunos miembros mostraron impaciencia ante la falta de resultados de las negociaciones y propusieron la exploración de enfoques alternativos, como la idea de los «puntos de referencia».
El negociador latinoamericano consultado por IPS observó que esa idea, lanzada por la Unión Europea, «es muy peligrosa» porque desafía «la arquitectura del Acuerdo que reposa en el criterio de listas positivas». dijo.
La peculiaridad del acuerdo de servicios consiste en que cada miembro escoge la lista de compromisos que esta dispuesto a cumplir, a diferencia de otros tratados del sistema de la OMC que establecen obligaciones para todas las partes, con algunas excepciones en casos de tratamientos preferenciales.
La presentación de la Unión Europea «cayó muy mal», señaló la fuente. Argentina, Barbados, República Dominicana, Egipto, Guatemala, Indonesia, Malasia, Pakistán, Perú y Sudáfrica, declararon su oposición, confió.
En contraste, la idea de los europeos de establecer obligaciones mínimas en servicios «agrada a los restantes países industrializados», refirió el negociador.
Los países en desarrollo reclaman a las naciones industrializadas que asuman el liderazgo porque «ellas son las demandantes tradicionales de apertura mercados». Los países ricos son los exportadores netos de servicios, insistió la fuente.
Entre los 20 primeros exportadores de servicios sólo figura un país en desarrollo, que es China y está en el noveno lugar, con prestaciones por valor de 58.900 millones de dólares, que equivalen a 2,8 por ciento del total mundial. A la cabeza de esta lista figura Estados Unidos, con 319.300 millones y un porcentaje de 15,2 por ciento.
En tanto, en la lista de 20 mayores importadores de servicios, además de China, también figura India.
El área de servicios abarca a unos 160 subsectores, pero algunos países en desarrollo apenas muestran interés en negociar en 30 de esos renglones.
Sin embargo, no existe una coherencia monolítica entre los intereses de los países industrializados. Por ejemplo, la Unión Europea y Canadá excluyen los productos audiovisuales de las negociaciones de servicios, mientras esa es de las demandas principales de Estados Unidos.
A su vez, Washington no quiere escuchar hablar de la apertura del mercado de servicios marítimos. En la cuestión de educación, Estados Unidos, Nueva Zelanda y Japón muestran un interés ofensivo en la liberalización, aunque hasta ahora no se ha presentado ninguna propuesta en ese renglón, dijo la fuente.
Seixas Correa tocó el punto débil de la mayoría de los países industrializados cuando aludió al módulo cuatro del Acuerdo, que se ocupa del movimiento de personas físicas proveedoras de servicios.
El mundo industrializado, que detenta las mayores economías del mundo, no ha ofrecido nada en el módulo cuatro. Las ofertas revisadas de esas naciones son insatisfactorias y esas deficiencias son lo primero que debe examinarse pues los países en desarrollo, por el contrario, realizan un gran esfuerzo, dijo Seixas Correa.
Los países ricos no pueden presentar propuestas significativas respecto del movimiento de personas porque están impedidos por necesidades internas y carecen de margen de maniobra, dijo la fuente.
Jara demandó a los países miembros que aporten elementos apropiados a la negociación para redactar el informe que en julio próximo deberá presentar al Comité de Negociaciones Comerciales, el organismo que coordina todo el proceso de apertura de mercados de la Ronda de Doha, establecida en 2001 en la capital de Qatar.
La marcha de las discusiones sobre servicios y de los demás rubros de la Ronda de Doha será evaluada por la sexta conferencia de ministros de la OMC, que se realizará en diciembre próximo en Hong Kong.